Entrevistado por Roberto Montes Mathieu, Milciades hace un recuento de 38 años dedicados a La difusión cultural desde su revista “Puesto de combate”.
38 AÑOS DE DIFUSIÓN CULTURAL
ROBERTO MONTES MATHIEU
Desde la publicación en los años veinte de la revista La Novela Semanal del dramaturgo bogotano Luis Enrique Osorio, que publicó a los escritores costeños de principios de siglo, ninguna otra publicación del interior del interior del país se había ocupado de nuestros autores hasta que apareció Puesto de Combate, del narrador zipaquireño Milcíades Arévalo*. En 38 años, desde su fundación, sus páginas han difundido cuentos, poesías, ensayos, entrevistas y reseñas de escritores de la región Caribe. Con esta entrevista Magazín del Caribe hace un reconocimiento a la magnífica labor del amigo y escritor Milcíades Arévalo.
Roberto Montes Matiheu- ¿Cómo y cuándo apareció Puesto de Combate?
Milcíades Arévalo: Desde muy joven me fui de la casa y empecé a navegar. En uno de los barcos, conocí al capitán Ariel Canzani, un poeta argentino que al puerto que llegara, procuraba ponerse en contacto con los poetas de allí, para publicarlos en su revista de poesía Cormorán y Delfín. Yo le prometí que cuando volviera a tierra haría una revista similar. Viví muchos años en la costa y al regresar a Bogotá, trabajé con la revista Nadaismo 70 como corrector y conocí a casi todos los nadaistas; allí publiqué mi primer texto, con seudónimo, naturalmente. En esa época era muy difícil que cualquier principiante publicara en los periódicos y casi todas las revistas eran contestatarias, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego. Fue así como en 1972, apareció la primera entrega de Puesto de Combate. Se llamó así porque Puesto era un lugar, especialmente para los que comenzaban a hacer sus primeros pinitos en la literatura, y Combate, porque el combate era con las palabras. Comencé sacando 4 entregas al año con mil ejemplares, después dos y finalmente las que se puedan hacer, dado que no hay quien apoye a estas revistas, mucho menos con un nombre contestatario como el nuestro, donde lo único que pedimos y hacemos es darle un espacio a la imaginación.
RMM– ¿Ha contado con alguna ayuda oficial?
MA–Cuando funcionaba Colcultura me gané una Beca, que me la pagaron con tanta dificultad que no me sirvió de nada. Por tanta demora y tramitología se me complicó la vida. Desde entonces me cansé de pasar proyectos, de pedir ayuda, tanto que hoy en día la revista prácticamente vive de milagro.
RMM– ¿Llegar al No. 75 y dar a conocer por casi 38 años a tantos escritores y poetas tiene algún sentido en este país?
MA– ¡No! En este país no tenemos historia, ni memoria, ni mucho menos apoyo para los que creemos en la verdadera literatura, no en esa de farándula y aeropuertos sino en la que se crea cada día, en cada pueblo, en cada rincón del país. Muchos de los escritores y poetas colombianos que han venido a enriquecer nuestra literatura, se dieron a conocer a través de las páginas de Puesto de Combate. Sería injusto de su parte no reconocer que fui yo quien primero creyó en ellos.
RMM –¿Al frente de la revista ha estado siempre el mismo grupo directivo o ha variado con los años?
MA–Ha colaborado varia gente bella, Yamil Tannus, Omar Morales Benítez, Fernando Hernández Vélez y otros. Unos han llegado con expectativas financieras y otros con su capacidad intelectual, nada más. Como grupo nunca hemos existido. Yo he sido el que finalmente me he encargado de que el producto exista, se conozca, se divulgue, se lea y se comente.
RMM –Los escritores que han publicado en Puesto de Combate son de todo el país, ¿Cómo han logrado esto?
MA–Siempre he creído en la Sociedad de la Imaginación, en esa sociedad anónima de escritores y poetas que hay en el país, y también en la capacidad de convocatoria que tiene radio bemba. ¿A quién no le interesa publicar en un medio donde lo único que importa es la calidad del texto en sí y no sus abolengos, sus recomendaciones, la cantidad de premios acumulados, los libros publicados, las conferencias dictadas, los seminarios a los que han asistido, los títulos obtenidos, el perfil económico, el partido político, la moral y toda esa cantidad de cháchara que exigen los medios para publicar cualquier pinche texto? Por eso es que en este país hay más publicistas de la literatura que escritores.
RMM–Creo que todos los escritores costeños posteriores a García Márquez han tenido cabida en Puesto de Combate, ¿tiene algún vínculo con la región Caribe?
MA–Al comienzo dije que lo primero que hice al salir de mi casa fui irme a navegar. Después regresé y viví en la costa hasta el año 1967. Recorrí toda su geografía vendiendo libros, cacharros, prendas de mujer, collares de fantasía… Todo el paisaje, su gente, su alegría, sus pueblos me invitaban a la poesía. Por eso no es extraño que, si no puedo recibirlos a todos en mi casa, les abro las páginas de una revista donde puedan publicar sus fantasías. Lo mismo hago con gente de otras regiones. Vivo enamorado de todo cuanto he conocido. La envidia pasa por debajo de mis narices sin hacerme daño. ¿Por qué habrían de envidiarme si yo no hice el mundo? Solo trato de sostener una revista lo mejor que puedo, sin vanagloriarme de mis glorias asombrosas.
RMM–¿Qué proyectos tienes para Puesto de Combate?
MA–Muchos y ninguno. Que la vida me alcance para llegar al No. 80. Publicar una selección de cuentos y otra de poesía. Publicar algunos de los libros que he escrito. Seguir buceando en la biblioteca de mis escritores amados. Hacerle un homenaje a los que creyeron en ese sueño llamado Puesto de Combate, y si nada de esto puedo hacer, seguiré llamándome Milcíades Arévalo, un ser con todos los defectos y virtudes que le dio la vida.
*MILCÍADES ARÉVALO. Nació en El Cruce de los Vientos (Zipaquirá, 1943). Periodista cultural, fotógrafo, narrador, dramaturgo, editor y director de la revista cultural Puesto de Combate, fundada en 1972. Entre sus libros publicados se destacan: A la orilla del trópico (Relatos, 1978), Ciudad sin fábulas (Cuentos, 1981), El oficio de la Adoración (Relatos, 1988- Reeditada por la Universidad Autónoma de Bucaramanga, 2004)), Inventario de Invierno (Cuentos juveniles, 1995), Cenizas en la Ducha (Novela, 2001), Manzanitas verdes al desayuno (Cuentos eróticos, 2009). Tiene varios libros inéditos, entre ellos: El Jardín Subterráneo (Teatro) Las otras muertes (cuentos), Galería de la memoria (ensayos), La Loca poesía (Antología), El caballo del viento y la muchacha desnuda (Relatos Medievales), La Lío y otras mujeres (Guión) y El oficio de la escritura (Entrevistas a escritores y poetas). Sus cuentos, crónicas, entrevistas y ensayos figuran publicadas en diferentes medios: Periódicos de Colombia: El Tiempo, El Espectador, El Heraldo, Vanguardia Liberal, La Patria, El País, El Universal, La Prensa, etc. Revistas: Puro Cuento (Argentina), dirigida por Mempo Giardinelli; Casa de las Américas (Cuba) dirigida por Roberto Fernández Retamar, Plural de México, El cuento de México y en las antologías: Colombie a chuer ouvert, anthologie de la nouvelle latino-americaine (Francia) de Olver Gilberto de León; Racconti dal mundo (Italia) de Danilo Manera y La otra revista (México).
Jurado de cuento, novela, teatro y poesía en más de cien eventos de esta naturaleza, y especialmente en los concursos de cuento: Ciudad de Barrancabermeja, Universidad Central, Secretaria de Cultura de Neiva, Secretaria de Cultura, Recreación y Deportes de Bogotá (SCRDB).
Ha participado en diferentes encuentros, entre otros: "Conmemoración de los 10 años de la muerte de Pablo Neruda", Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana, 1983); "Viaje por la Literatura Colombiana", realizado por el Banco de la República (1984); "Primer Encuentro Iberoamericano de Teatro" (Madrid, 1985), con presentación de su obra "EL JARDÍN SUBTERRÁNEO" en Madrid, Granada, Palma de Mallorca, Toledo. Realizador del 1o, 2º y 3º "Encuentro de Revistas y Suplementos Literarios" en la Feria del Libro de Bogotá, durante los años 1988, 1989 y 1990. "Primer Encuentro de Revistas Culturales de América Latina y el Caribe", invitado por Casa de las Américas (La Habana-Cuba, 1989). Durante su vida ha sido marinero, vendedor de libros, publicista, conferencista de literatura colombiana, editor de libros, corrector de estilo, periodista cultural, fotógrafo y dramaturgo. Estudió Español y Literatura, pero se considera autodidacta por naturaleza. Ha conocido muchas ciudades, puertos y gentes, lo cual le ha permitido hacer de su narrativa una experiencia
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