Armando Alanís Pulido nos aproxima al contenido de Estas calles de abril/ Saga del inmigrante, un poemario de Margarito Cuéllar, recientemente presentado en la Ciudad de México.
ENTRE EL AYER Y EL HOY
Armando Alanís Pulido
más, ya que su quehacer literario riguroso y responsable como lo definió el gran poeta venezolano Eugenio Montejo, lo ha llevado a tener paciencia en estos asuntos de la poesía y sus ediciones, y es que estamos hablando de más de veinticinco años de trayectoria avalada por una obra que es reconocida a nivel nacional e internacional, pues bien, la UANL y editorial Aldus acaban de publicar un libro que contiene las obras que le merecieron dos premios nacionales: «Estas calles de abril» premiado en Zacatecas en 1985 y «Saga del inmigrante» premiado en 1993 en Campeche, dos libros confesionales donde se habla de la infancia y la primera madurez en una especie de álbum familiar; episodios sustentados en la pasión y en esa mirada deslumbrante y llena de esa sencilla intensidad que Cuéllar desde siempre imprime en sus textos, a mi parecer al más puro estilo de un filosofo renacentista, ya que Margarito considera al hombre no como un mero objeto en si, sino como un sujeto para sí, configurando con sus acciones una personalidad propia, cito:
El rayo láser de su indiferencia pulirá estos versos
que por cuestiones prácticas no alcanzan el brillo
ni la arrogancia que sus caderas adivinan.
( Posdata, Pág. 64)
Desde una humilde postura se labra un lenguaje que aunque íntimamente propio, se torna
sugestivo y justo, expresando un vigor que es capaz de incendiar nuestras almas para que
reconozcamos que tanta verdad llevamos a cuestas. Un brindis de halago como bien
describe Marco Antonio Campos a la poesía de Cuéllar que nos hace detener el tiempo,
capturar el instante, aliarnos con la certeza de la palabra noche y todo lo que esta es capaz
de iluminar, porque protagonizamos sin querer la historia del olvido pero nos negamos a
reconocernos protagonistas y eso se lo dejamos a los que escriben porque esos saben que no
hay lugares de los que uno se vaya para siempre, Margarito en la espesura cotidiana aclara
el camino, lo aclara -aclaro- recorriendo las calles, sublimando las experiencias ya
sublimadas y por supuesto cantando himnos entrañables que develan la incesante búsqueda
de la posibilidad ¿la posibilidad de que? pues de que en nuestras mentes distraídas y
ocupadísimas al mismo tiempo, se inserte una estrecha convivencia de la dulzura del amor
humano y el ansia de correspondencia con esa fuerza apenas visible y nunca enteramente
definida que es la poesía.
Estas calles de abril/ Saga del inmigrante.
Margarito Cuéllar
Aldus, UANL. 2008.
139pp.