Akio Hanafuji Ueda.
Nació en Higashi-Sumiyoshi-Ku; Osaka, Japón. En 1970 concluye Artes Plásticas en el Instituto Nacional de Bellas Artes de Osaka. Y en 1978 egresa del postgrado en Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura: «La Esmeralda» del I.N.B.A., México D.F.
A partir del año de 1975, Akio Hanafuji decide radicar en nuestro país y visita por primera vez Chiapas, quedando asombrado, perplejo, emocionado con la diversidad de su cultura y la naturaleza florida. Desde entonces, por su mente revoloteaban las imágenes de las personas, la cotidianidad y los multicolores de Chiapas, que le invitaban a traducirlas en pinceladas. Empero, es hasta el año de 2006 que decide vivir en San Cristóbal de Las Casas; cambiando su residencia a la capital chiapaneca en 2009.
Ha participado en doce exposiciones individuales y una colectiva en el estado de Chiapas, desde enero de 2006 a la fecha. A nivel nacional e internacional a dado a conocer su obra, a México como su país y a Chiapas como su inspiración:
- Exposición Colectiva: 5+Plus en la Universidad Autónoma del Carmen. Agosto de 2005.
- Ciudad del Carmen, Campeche. Exposición: «Arte y Consciencia» en la Inauguración de la Academia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANIDE). Mayo de 2005.
- Cuernavaca, Morelos. Exposición del grupo NACK 35 en la galería MASAGO. Febrero de 2005.
- Osaka, Japón. Exposición Individual: Centro Cultural: La Tallera, Museo Casa de Estudio de David Alfaro Siqueiros. 2004.
- Cuernavaca Morelos. Exposición Colectiva: 5+Plus en el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América. (México 2003, Canadá y EU 2004, Japón y Puerto Rico 2005, Holanda, Francia y España 2006). 2003.
- México, D.F. Exposición Individual, Universidad del Estado de México. 1980.
- Toluca, Estado de México. Exposición Individual, Palacio de Bellas Artes del I.N.B.A., Sala Internacional. 1977.
- México, D.F. Exposición Individual, Galería Muramatsu. 1974.
- Tokio, Japón. Exposición Individual, Galería Masago. 1972.
- Osaka, Japón. Exposición Individual, Grupo NACK, Galería Masago. 1971-1975.
- Osaka, Japón. Exposición Dokuritsu, Museo de Ueno de la Ciudad de Tokio. 1970-1974.
- Tokio, Japón. Exposición en KANSAI, Museo de la Ciudad de Osaka. 1965-1974.
Akio Hanafuji en su trayectoria como pintor plástico, ha sido galardonado y tenido el honor de recibir los siguientes premios:
- 2000. Japón, Japón. Jurado calificador Vitalicio otorgado por el Grupo Nake 38.
- 1998. Japón, Japón. Jurado calificador Vitalicio del Grupo Kansai-Ten.
- 1996. Japón, Japón. Primer Lugar en Exposición Colectiva otorgado por el Grupo Nake 38.
- 1995. Japón, Japón. Primer Lugar en Exposición Colectiva otorgado por el Grupo Nake 38. 1975. Japón, Japón. Japan Artist Association Membership.
- 1974. Japón, Japón. Invitado especial de «KANSAI».
- 1973. Japón, Japón. Primer Lugar en «KANSAI». 1972. Japón, Japón. Primer Lugar en «KANSAI». 1970. Japón, Japón. Segundo Lugar en la exposición de la parte sur de Japón «KANSAI».
Semblanza: Socorro Chanona León.
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AKIO HANAFUJI: HECHICERO DEL LIENZO EN CHIAPAS
Por: Marisa Trejo Sirvent
Akio Hanafuji lo sabe, ya tenía esa certeza desde que comenzó a pintar en su lejana Osaka: “el arte es aventura, exploración y, a veces, descubrimiento”.[1] Buscaba algo, sí, probablemente mágico, ese instante dichoso que hace cambiar el rumbo de las olas para llevarnos hasta remotas tierras que algún día soñamos encontrarnos, para permanecer en ellas, con la certidumbre del que ya se vio caminando como uno más de sus habitantes.
En una visión notablemente onírica, pero de gran autenticidad, en imágenes en parte, difuminadas, pero en otras, intencionalmente exactas, crea, bajo su mirada de artista, rostros y personajes llenos de dignidad, en espacios que se reconocen como parajes serenos y nublados de los Altos de Chiapas.
Akio sabe observar los rituales y tradiciones de las culturas de origen maya de Chiapas: no voltea hacia el pasado, sino al presente, al instante de exploración, de fascinante descubrimiento; no imita el arte de ese mundo perdido entre musgos, frescos y estelas de las ruinas, en medio de la selva; no proyecta extrañeza, sino hechizo, magia, tradiciones inmemoriales, en lienzos que combinan tonalidades grisáceas pero también exquisitos arco iris, música de violines sin tiempo; Akio es ya uno de ellos, no refleja lo pintoresco, común en la pintura hecha por extranjeros. Ha sabido captar en los años que le han permitido amar la tierra chiapaneca, no la imagen detenida en el tiempo, sino la imagen envuelta en bruma, las nubes que se mueven, los pasos pausados de las mujeres y los hombres de las culturas que enaltecen a Chiapas, y más que un colorido policromado, definido en líneas que reflejan los significados de sus textiles, sabe proyectar sus miradas, formando parte de un ritual o de una delicada labor cotidiana que se ubica no en un tiempo lineal, sino circular. Enfrenta así, también no sólo un descubrimiento, sino un desciframiento del transcurrir incesante del tiempo, en movimientos. No busca la sublimación de los personajes, pero tampoco la estilización de sus figuras ni el encasillamiento.
Su pintura tiene algo del lejano oriente, algún rasgo que nos remonta a los dibujos antiguos de su cultura original, pero que la vez, de otros movimientos plásticos que él admira y estudia. Ha sido hecha con la misma emoción, el mismo sentimiento que imprimen las culturas mayences en sus ritos, la recreación de la cosmogonía y los sueños en unas tejedoras, los suaves movimientos del danzante y la mirada del anciano entre la neblina de sus paisajes y el humo que sale de sus tejados fríos. Akio Hanafuji no desea reconstruir el pasado, sino marcar una inscripción nueva para que alguna vez, en el futuro, pueda ser recordado como el autor de estos lienzos, que cual frescos mayas, puedan leerse, descodificarse y recuperarse, inscripciones sobre este tiempo eterno en la riqueza artística y cultural y orgullosa identidad de estas culturas, sobrevivientes de la feroz historia de la ignominia de la colonia, de la injusticia de los siglos siguientes, a través de los años de lucha y esperanza, de corazón abierto al arte, la dignidad, las tradiciones y la belleza.
[1] Octavio Paz.
AKIO HANAFUJI Y LA ESENCIA ESPIRITUAL DE LA REALIDAD
Por: Oscar Palacios
Acercarse a la obra plástica de Akio Hanafuji, es rodearse de un hálito con la esencia espiritual de la realidad. Una abstracción impregnada de sentimiento con el contraste simultáneo de los colores primarios que se desparraman en trazos y tonos fuertes. La voz interior del ser y el pensamiento.
Pinturas que dan rienda suelta a la fantasía, a lo onírico, donde emergen objetos reales -rostros, cuerpos de danzantes, raíz indígena con un guiño rasgado en la mirada oriental- de la vida diaria con formas renovadas puramente artísticas.
A Akio Hanafuji no le interesa el reflejo fácil de la realidad inmediata, sino la reconstrucción del otro a partir del yo.
Se intuye esa energía y esa emotividad que subyace en sus obras novedosa, original y auténtica, su inspiración es de carácter psicológico e instintivo.
Trazos sinuosos, colorido aparentemente arbitrario, seres en movimiento que huyen en una masa de color.
Líneas marcadas que llevan al espectador al centro del lienzo
Lenguaje de signos y formas que construyen la otredad
Lírica rehumanizada
Akio plasma con profunda sensibilidad, ese abrazo de intensidad multicolor que se da entre los hombres verdaderos de Chiapas y la milenaria y trascendental cultura japonesa.
Oscar Palacios.
MARISA TREJO SIRVENT, ES QUIEN MÁS RECIENTEMENTE HA DESCRITO SU OBRA:
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Escribe poesía, cuento, ensayo y artículo periodístico.Su obra se encuentra incluida en una veintena de antologías regionales, nacionales e internacionales, entre las que destacan: Poetas de Chiapas (París, Caracteres, 1997), Antología de poetas mexicanos del siglo XX (Editions Patiño, Suiza, 2004) La señal de la noche (UNAM, México, 2000) y Tejedores de palabras (Madrid, 2005). Ha obtenido los siguientes premios: Nacional de Cuento (UNACH, 1976), Nacional de poesía José Gorostiza (1991) y Premio Armando Duvalier (2005).
Ha publicado: Rojo que mide el tiempo (1989), Juegos de soledad (1994), Dos voces chiapanecas (1999), Jardín del paraíso (2000), Una introducción a Sor Juana Inés de la Cruz (2001), Dame mi soledad (2003) y Chiapas biográfico (2006). Es coautora de la antología de poetas chiapanecos del siglo XX, Árbol de muchos pájaros, y de la antología de poesía erótica escrita por mujeres en lengua castellana, Al filo del gozo.
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