que se puede hablar aquí del arte de la cocina o de la cocina del arte.
En todo caso es el pretexto para iniciar el camino a la gastronomía y la literatura, el arte en general, hasta el de comer.
El arte del buen comer o el buen comer del arte
Illimani Maciel
Todos, desde nuestras respectivas trincheras, diariamente luchamos por sobrevivir, por existir cómoda o precariamente; día a día nos levantamis a diferentes horas para desempeñar los roles que nos toca vivir, o que nos han sido impuestos. El ritual es prácticamente el mismo y, desde un lecho, sea cual sea su forma tamaño o ubicación, buscamos generalmente enfilarnos a desechar toxinas para posteriormente buscar saciar el apetito y comenzar de nuevo.
El acto de comer es simple y cumple con una función básica y vital, la de mantenernos en pie. Todo alrededor de este acto es circunstancial y hasta caprichoso: ritos, tradiciones, costumbres y un largo etcétera, a mi juicio, surgen a raíz de la necesidad de tornar el evento placentero, artesanal, simple o complejo, pero alejado del instinto de llevar cosas a la boca para después desecharlas. Surge quizás de la necesidad de diferenciarnos cada vez más de las especies catalogadas como no pensantes o simplemente irracionales. Así como la filosofamos, cocinamos, y eso nos hace distintos al resto de los animales.
El caso es que por azares del destino algún ocioso en la historia de la humanidad comenzó a agregar una pizca de esto y una pizca de aquello para terminar con preparaciones que deleitan y engrandecen al cocinero y lo cocinado, que generan cultura.
En general la cocina rige nuestro mundo. Todos comen y recuerdan una buena mesa, como aquellos que se ganan la lotería o se gradúan en algún instituto; así de trascendental es la comida, como el buen cine o un buen libro. Es el eje que maneja, congrega y apacigua carnes, masas y espíritus. Inspira, honra y halaga.
En épocas de crisis y calamidades mundiales, la preocupación primaria de cualquier individuo es y seguirá siendo el alimento. Nadie nos pide en la calle para un alquiler de casa o para la mensualidad de un coche, se pide para comer, para un bocadillo. Los corazones se mueven con base en unos centavos para ayudar a saciar el hambre de una persona.
Catástrofes van y vienen y es la comida lo que se pide en pro de aquellos que lo necesitan, es por la comida que tenemos muchas veces deseos de regresar a casa, es ir a trabajar sin olvidar traer la leche y el pan antes que maquillaje o cremas para la cara.
¿Como sanamos al mundo con su cocina?
Al ser la gastronomía el único arte accesible a todo el mundo, nos damos cuenta que las ventajas de este detalle son infinitas. No es acaso la cultura la solución a todo en esta vida?, no es la cultura, el arte, la sensibilidad lo único que puede salvar nuestras almas, alimentar nuestros espíritus y generar gente pensante y productiva socialmente hablando? Y ¿qué sucede cuando es precisamente la cultura lo que nos niegan nuestros gobernantes, lo que mantiene a nuestros pueblos oprimidos y sumidos en la ignorancia?
La gastronomía es entonces el único arte que se gesta desde la barriga, desde abajo, desde siempre, es, culturalmente, lo más arraigado a cada uno de nosotros, piedra angular en nuestro crecimiento, como la religión, pero sin ser castrante. Una actividad que no reconoce machismos ni estratos sociales, una actividad pura, complicadísima y noble, que pone en contacto a la persona con la tierra y por ende con su historia, vaya hasta estados de animo abarca la gastronomía.
Es posible sanar al mundo valiéndose de la gastronomía, porque al final de cuentas es la cocina una puerta siempre abierta para la educación, para la tradición, para el estudio, para el empleo, la nutrición, hasta la misma estabilidad al interior del hogar, y digo que se puede sanar al mundo porque la verdadera lucha para la estabilidad de un pueblo comienza en cada uno de nosotros, pasando después a los núcleos familiares y posteriormente a los grupos sociales que conforman cada pueblo, municipio, comuna, ciudad y estado en el planeta tierra.
Es mediante la cocina, que generaremos poco a poco estabilidad emocional, física y mental para después comenzar con una labor educativa que es y será siempre la solución a cualquier problema, antes que las armas, antes que el dinero mismo, es la educación la que nos permitirá entender el mundo en el que vivimos y la forma en que llevamos nuestras vidas.
Digo que es la cocina nuestra opción más viable, porque culturalmente es la puerta más a la mano, siempre abierta, para entrar al interior de cada uno de nosotros mismos.
El secreto está entonces en que aquellos que tenemos ventajas sobre otros, busquemos enseñar y educar. Nunca es mal visto irrumpir en la vida de alguien preguntando por una receta, miles son las historias de asuntos de estado, de grandes amores, de colosales conflictos que surgieron o resolvieron alrededor de una mesa o en busca de un ingrediente extra o en el ofrecimiento para auxiliar a alguien en el momento de preparar el menú del día. Así que, individualmente, paso a paso, generaremos lazos, conexiones sanas y socialmente aceptadas, sesiones de discusión y debate en cocina, el lugar en donde más se discute, el lugar que reúne y acopia familias, amigos, viejos y nuevos. Y entonces habremos comenzado de una manera sencilla a mantener y descubrir aspectos cotidianos que podrían ser claves para generar cambios y estabilizar poblaciones enteras.
Vamos pues a reflexionar y discutir sobre cocina, sobre las artes que atañen a tan noble actividad. Abrimos la puerta para el arte de cocinar, para la cocina y el arte o la cocina del arte
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