Este es un fragmento de la novela que el jurado calificador del concurso, constituido por Hernán Lara Zavala, Eugenio Aguirre y Oscar de la Borbolla, propuso para recibir mención honorífica por verle suficientes méritos para quedar en la pelea por el primer lugar.
“LOS DEMONIOS DE PROELESA” (fragmento)
La luz se alcanza a ver a lo lejos como un pequeño punto en medio de la oscuridad, poco a poco va aumentando su tamaño y luminosidad conforme se va haciendo más fuerte el sonido de unos tambores que parecen acompañar la solitaria carrera de cinco hombres, que sin descanso avanzan por la accidentada ladera de la montaña con gran agilidad en medio de la noche; cuando se aproximan se puede ver con mayor claridad que el hombre que va al frente carga la antorcha que les ilumina el camino, mientras que el que va detrás de él avanza pateando con la parte externa de sus pies una bola de madera; atrás de él vienen otros tres miembros del grupo, que a su debido tiempo relevaran a los de enfrente. Saben que no pueden detener su marcha, están muy cerca de completar el rarajípari conforme espera su pueblo, pronto podrán ser proclamados dignos aspirantes a gobernadores y a chamanes; después de haber recorrido casi en su totalidad los 200 kilómetros entre montañas, llevando con ellos la bola hecha con madera de encino que representa a su gente, la cual deberán hacer pasar la meta ya cercana. Mientras continúan corriendo el guía voltea hacia atrás y se percata de que el grupo del otro pueblo ya ha quedado muy atrás, la antorcha de ellos no se puede distinguir. Repentinamente se escucha el zumbido de un objeto que se desplaza por el aire a gran velocidad, el hombre guía que cargaba la antorcha cae inerte atravesado por una flecha que salió de en medio de la oscuridad…
- ¡No! – Grita Roberto Bautista despertando abruptamente en su cama.
Se reincorpora aún con la respiración agitada, tratando de entender lo que la visión en su sueño le quiere decir. Roberto estaba aprendiendo las artes del chamanismo en las que su tío lo estaba iniciando, para que en un futuro el asumiera la responsabilidad de ser owirúame, el guía espiritual y sanador de su pueblo. Basado en las enseñanzas de su tío el Chamán, sabía que el espíritu también hablaba por medio de los sueños, por lo que el tenía que interpretar el mensaje que acababa de recibir.
- Aún no es tiempo de mi rarajípari, ¿de que se trata todo esto?
Se preguntaba Roberto mientras observa que en su reloj despertador se están marcando las 2:35 de la madrugada.
- No logro interpretarlo, creo que tendré que consultárselo a mi tío.