Andrés Barbosa Vivas

barbosa-2Representante de la joven poesía colombiana, este bogotano nos muestra la factura de sus versos.

 

 

 

 

 

ANDRÉS BARBOSA VIVAS

 

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Licenciado en Ciencias Sociales, de la Universidad Pedagógica Nacional y miembro de la Red Nacional de Estudiantes de Literatura. Ha participado en el Festival de Poesía de Bogotá y en los Juegos Florales de Manizales; sus poemas han aparecido en publicaciones como el periódico “La patria” y la “Biblioteca Virtual Brisa”. Es autor de los libros “Desdóblate Silencio” y “La Desmesura”. Su correo electrónico es: andresbarbosavivas@gmail.com

 

 

 

MIEMBRO TRUNCO

 

ELEGÍA DE AMOR

 

Muere el tiempo
en los relojes
en el suelo
ante el desvanecimiento de las horas
de los minutos
de los segundos
de los músculos de la espera
y la soledad acompañada de simulacros.

 

El hombre ennegrecido
coronando una gran montaña
toca la astilla de su corazón
y dispara sus flechas
irradiando en la cúspide
como una luna
el cielo sin su estrella
llorando la canción de despedida.

 

Se integra agitado
las inquietudes rasgan su cuerpo
lo incineran
van y vienen de pecho a estómago
y brillan en sus manos;
su acto…

 

El vacío está lleno de sombras.
Un hombre ungiendo algo
un miembro trunco, una protuberancia
sobre la noche como sobre un velo
cálido como un nido.
Un hombre ungiéndose junto a la ventana…

 

Tiempo ha
desde que en algún lugar de la Tierra graznó una lechuza
la nostalgia sobre los tejados como un rumor de lluvia
como un presentimiento
y, ahora
una cabellera abriéndose paso
entre la tierra
en el patio
del recuerdo
dilatándose sobre la materia inmóvil
como llamando
doliente
cuerpo
a cuerpo
haciendo metástasis en meandros subterráneos.

 

Abre las cortinas
no tiene corazón
ni tiempo
han vuelto las aves
del mañana
y la claridad
del pensamiento.

 

 

EL OCASO

Era la hora aciaga en que murieron las palabras
era la hora del sol indeclinable en la pétrea agonía del alma sentada en la
ausencia
como reconciliándose con las sombras
como trayendo el mañana que es noche

 

Y es que tú
corazón
mirabas:
llamaban desde lejos,
como buscando el sosiego de un abrazo perpetuo
presintiendo el sueño largo de la tierra.

 

Era la noche en que los labios pesaron más en los hombros
que de inquietudes, que de soledad infinita
que de vida, yacían en la espalda
y las venas precoces del tiempo
dilatadas, que de pena
te anegaban.

 

Pobre de ti, sin palabras que te nombren
te has quedado sin el cuerpo de la alegría
se ha ido el pasado
se ha ido la energía y el pensamiento
en la noche fría has muerto…

en la noche que más pesa en el recuerdo.

 

 

 

MI BELLADONA

A qué si no a un amor oculto le hablas
evocación incorpórea, cuando ausentan las palabras.

 

Déjame escucharlas para decirlas al mundo
la vida quiere ser oída
gritando en la masacre
sollozando en donde yacen los amantes

 

y tu rostro en la memoria
y el testimonio del reclusorio en el beso de tu boca.

 

Tu sueño tendrá manos para el arado
pies para el camino
otro no te dará lo que yo

 

voz para que hables
cielo para que te amen
hablando por mis ojos y llorando por mi boca.

 

Volveré a nombrarte

 

viva y cercana
dame de beber en tus manos…

 

de comulgar en tus labios.

 

 

 

 

INVOCACIÓN A LA VIDA

Vida mía
cansada de llevar mi carga
tú misma te convertiste en carga;
caíste con los frutos de mi mano
y dormiste largo tras la primera sonrisa.

 

Debilidad de mi alma
extensión ilímite sobre mis huesos
que cobijas este solo fastidio
este desgano:

 

Mirabas el bosque obtuso
los faroles gualdos
y sólo con eso te complacías,
dime por qué has partido,
por qué engibo antes de tiempo.   

 

Como quien espera después de la hora
así
no te vi de nuevo
entonces por qué pesas tanto en el crepúsculo
por qué
si aún no ha anochecido.

 

Sé que vives porque te deseo…

 

Déjame beberte, vino secular
herido de amor, en la noche te invoco
¡qué mis palabras sean la copa
que te conduzca para siempre a mis labios rotos!.  

 

 

 

MIEMBRO TRUNCO

 

Lo que más pesa es el tiempo
esperándote
tantas cosas, los más bellos mañanas
no quiero más esperar.

 

Estar en la sala a medias
beber a medias
escuchar
que llaman
de lejos
y no estar
a quién lo demando.

 

Ausente
en tus promesas
aunque sé que no volverás
sé que estarás en la tristeza
y que llegaré siendo otro, al final.

 

Sé que mañana dolerás.
Entre el dolor de mañana
estoy yo
y la nada me tienta.

 

A veces quisiera
arrancarte del todo
como mala hierba
pero te vuelvo a hallar;
si me dieras el nunca certero
tal vez te querría más.

 

A veces quisiera
regresar a la nada.
Las demandas
siguen siendo las mismas
pan para comer
boca para besar.
¡Pesa tanto el dolor encarnado!.

 

Pero la nada
nada cura
ni el dolor
que crece como una enfermedad.

 

Mejor cortar por lo sano
miembro trunco

 

como estas flores
y poder dormir
en paz.

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