El poeta y traductor español, José Luis Reina Palazón nos narra su experiencia y su visión de este que es, junto con el de Medellín, Colombia, uno de los festivales más populares. Pero él nos habla también de Skopje en Macedonia.
SOBRE EL FESTIVAL DE POESÍA DE GRANADA, NICARAGUA
José Luis Reina Palazón
He visitado más de cincuenta festivales internacionales en los cinco continentes: entre Munster y Rabat, Petersburgo y Skopie, Madras y Melbourne, Tampico e Iguazú etc. he conocido poetas de todo el mundo a la búsqueda de otros poetas, otras experiencias, otros amigos, otros paisajes, otro mundo, otra poesía. En el fondo lo que todos buscan es un lugar fundamental, un lugar origen donde se dé de manera espontánea todo eso que ellos buscan en su poemas y nunca alcanzan, ese otro mundo donde todo es más verdad, esa otra verdad que nos envuelve a ráfagas en el poema y si fuera permanente nos haría otros, felices visionarios para siempre: pura vuelta al paraíso. ¿Es muy exagerado decir que en Granada de Nicaragua, en su primavera del trópico caribeño, durante su Festival Internacional de Poesía se alcanza esa sensación de estar allí donde tras larga búsqueda se quiere estar, se está, tan a gusto y para siempre? Esa es mi sensación, fundada en la experiencia concreta. En pocos lugares del mundo hay un marco orográfico tan ideal, las montañas, el mar, las islas, la vegetación ubérrima y florida. La gente del lugar: cálida, afectuosa, fácilmente abierta a la conversación y al cariño, humano y erótico, despierta, interesada en el otro, comprensiva, inteligente. Su música: en qué otro lugar se ofrece un folklore tan bello, radiante, melodioso, con una coreografía tan colorida y dinámica, tan precisa en su ejecución y tan variada en su temas y canciones. Una verdadera joya que han sabido labrar los maestros coreógrafos:(Pónganse sus nombres concretos) en esa juventud bailarina de cristal y canela.
En cuanto a los poetas mismos: por una parte están los nicaragüenses, con una tradición extraordinaria y madre de la renovación de la poesía hispánica moderna a partir de Rubén Darío. Sólo por conocer esa tradición y su camino hasta la poesía presente es necesario llegar a Granada aunque fuera en peregrinación andante. La serie de conferencias y análisis sobre la obra de esos autores, Salomón de la Selva, Alfonso Cortés etc. es exquisita y del mayor interés, también para poetas de otras latitudes, pero especialmente para los hispanos, y yo diría que aún más para los españoles, pues ellos aportan una visión de la modernidad más radical y limpia del recurso al folklore y al realismo que se dio en algunos de nuestros poetas claves y coetáneos de ellos. El lugar, el claustro de San Francisco con su patio de cielo abierto besado por altas palmeras y un horizonte de luminosas montañas no es que transporte al paraíso, es paradisíaco. ¿O creen ustedes que el paraíso es otra cosa? Es eso, está ahí, la luz con nosotros y en nosotros, entre gente sabia, creadora y buena.
Junto a ellos los poetas de otros continentes. Hoy es grande la diversidad de poetas de los más diferentes países en los festivales. Pero esa diversidad está cubierta con creces en el Festival de Granada en Nicaragua y sólo he visto algo igual, por la cantidad y diversidad de poetas de países tan distintos en el festival de otro país pequeño pero bravo como Nicaragua, el festival de Skopje en Macedonia. Con la ventaja de que el Festival de Granada reúne una diversidad de poetas hispanos que no tiene alternativa en el macedonio y cubre con crece toda la diversidad internacional. También allí el marco ideal, el alto nivel y riqueza de la poesía del país (véase como ejemplo la antología de poesía macedonia que he publicado en la editorial malagueña Edalibros) y la amabilidad de su gente contribuyen a un diálogo permanente y singular en ambos casos entre sus poetas, los asistentes y de todos entre sí, siendo sin embargo más positiva la incidencia de los temas de las conferencias a partir de la poesía nicaragüense en el caso de Granada, frente a los de Skopje más generales y abstractos, aunque también de gran interés. Sería ideal establecer un contacto permanente entre ambos festivales. Para mí, hasta ahora, los mejores conocidos. A esto contribuye el ambiente de fácil diálogo entre todos los poetas fomentado por la diversidad de lecturas y ocasiones de reuniones conjuntas, formales e informales y la asistencia a ellas de un gran público participante no sólo como oyente sino como interesado en el diálogo con los poetas en muchas ocasiones; claro que hablo como hispano es decir como alguien que puede comunicarse con ellos en la misma lengua, es decir en la misma alma. Pero mi diálogo con poetas de otras latitudes ha sido en Granada muy rico y he aprendido en él cosas que sólo he podido soñar y que sé que forman parte de ese paraíso del diálogo que todos buscamos, que todos llevamos dentro y que Granada nos ofrece a flor de piel, por sus calles, por su gente, por sus pueblos, por sus terrazas y patios y fiesta y por su viva organización a la que tenemos que agradecer que nos pongan tan a mano ese paraíso. No tengo que mencionar a los organizadores que todos conocen y tan excelente labor hacen uno y otro año, y ya van 5, pero sí a todo ese pueblo anónimo que monta tribunas, instala micrófonos y altavoces, ordena sillas, prepara comida y refrescos y acoge en casas y hoteles, ellos ponen el paraíso a nuestro alcance como el alma, su alma, en nuestra mano. Quien no sabe estrecharla es un mal poeta, pero Granada todavía le da una posibilidad de cantar como el colibrí, sostenido en el aire, el aire nuestro, la flor paradisíaca, humanamente transparente, de la poesía.