Luis García Montero

Luis García MonteroEl poeta argentino, Jorge Boccanera, conversa con el español García Montero y el espacio público se vuelve íntimo. Presentamos también un poema inédito en video.

 

 

 

 

 

 

Entrevista al poeta español Luis García Montero

 

Construir un poema como un espacio público

 

Jorge Boccanera

 

Jorge Boccanera
Jorge Boccanera

 

En la poesía del español Luis García Montero hablan los recovecos marchitos de la ciudad: una trama urdida con fraseo coloquial susurrado donde reverberan imágenes contundentes del desamparo. Nacido en Granada en 1958; Montero dice trabajar una línea poética en permanente dialogo con la tradición en su sentido más abierto, desde lo clásicos hasta los vanguardistas y voces recientes. Y se explaya sobre su coterráneo García Lorca: “Me eduqué a su sombra, fue mi primer referente, pero Lorca es muy lorqueano y uno debe buscar su voz personal”.

 

Luis García Montero
Luis García Montero
“Mi voz –explica- va de Garcilaso de la Vega y San Juan de la Cruz a poetas más recientes como el español Ángel González, el mexicano José E. Pacheco o el argentino Juan Gelman, y con una especial inclinación a una tradición de poesía moral”
En esta tradición identifica poetas en los que coexisten decisiones morales con una opción de lenguaje: “Machado, Vallejo, Cernuda.

 

Autor entre otros libros de “El jardín extranjero” (1983), “Diario cómplice” (1987), “Habitaciones separadas” (1994) y el recién salido del horno “Vista cansada”, García Montero, recibió el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de la Crítica.
Su lirismo, urdido con el sentimiento de seres y objetos del entorno familiar, dibuja un telón de fondo: esa aldea de luces titilantes que flota en un aire espesado de bruma. La voz del poeta interroga los recovecos de la cotidianidad en voz baja, pero piensa en voz alta en versos que con aires de aforismo se recortan del texto.

 

Sobre el predominio de un tono de epístola, confesiones y charla íntima, señala: “En España lo coloquial fue un intento de hacer una poesía urbana en una poesía marcada por tradiciones campesinas, y en ese sentido mi poesía intenta elaborar de la manera más rigurosa posible el lenguaje de todos”.
Agrega que: “Esto parte de una decisión política. Soy buen lector de vanguardia, pero cuando empecé a fabricar mi mundo tomé algunas decisiones. Vivimos en un tiempo que liquida los espacios públicos, por ello intento construir un poema como un espacio público donde la conciencia individual trate el lenguaje que es de todos”.
Considera a la poesía: “Como un ejercicio de conocimiento moral de las relaciones del individuo con la realidad; y el tono de música meditativa, de tono de pensamiento, se adapta al tono de las palabras que se dicen dos cuando toman la última copa y se sinceran; en esa medida me ha interesado el lenguaje coloquial”.
Este poeta español con llegada al lector –su libro “Completamente viernes” lleva 8 ediciones- añade: “No podemos pretender que el lector se interese por la poesía si la poesía no se interesa por el lector. Hemos caído muchas veces los poetas en la tentación de escribir para poetas, con un lenguaje poético muy encerrado en sí mismo que huele a una casa cuando tiene las ventanas cerradas”.

 

Crítico de la ciudad como espacio de alienación, el poeta, heredero de García Lorca y lector de “Un poeta en Nueva York”, desde muy joven percibió aspectos “negativos” de la ciudad moderna: “Aprendí a ver aquello que decía Baudelaire, de que una multitud es un conjunto de soledades”.
“Las multitudes -agrega-no tienen un dialogo colectivo, una ilusión colectiva, son una aglomeración de soledades individuales; ésa manera de desarrollismo amparado en la soledad mas calvinista, me aterra”.

 

Sobre las recurrencias de su poesía -la “sombra” y la “luz”- se explaya: “Lo que distingue a la poesía es la capacidad de matizar porque pide tiempo para pensar. Vivimos un tiempo de prisa, todos con la lengua afuera sin tiempo para pensar lo que se dice. Por eso la mirada del poeta se pone al otro lado”.
En ello basa el interés por la sombra y toda la simbología que de ella se desprende: lo que queda al otro lado, ese reverso que sale a dar la cara y que García Montero vincula a la capacidad de matizar inherente a la poesía.

 

Por su parte la luz, expresa, tiene que ver con la lucidez: “Tal vez la tarea del poeta ahora sea la reivindicación de la conciencia individual y el lenguaje como espacio público, en una época que liquida las conciencias”, dice antes de entrar de lleno al tema político.
“La manera más efectiva de romper los espacios públicos -y a eso se dedica el neoliberalismo- no es solo romper las plazas, sino liquidar la conciencia privada, porque en la medida en que se liquidan las conciencias individuales no es posible un dialogo publico”.

 

Un verso del español: “vivir es ir doblando las banderas”, dispara una serie de reflexiones: “Tuve una militancia política antifranquista, me movía en la cultura del partido comunista, pero con las contradicciones del socialismo real comprendí que la lucha que estaba haciendo no tenía nada que ver con la situación de los países stalinistas”.
Otro momento de crisis fue 1986, cuando un referéndum sobre la OTAN decidió la salida de España de la Alianza Atlántica; reivindicación votada por el 75 por ciento que el del Partido Socialista cambió una vez arribado al poder: “Ví cómo con el control de los medios y con una campaña feroz de los medios de comunicación pública, en 15 días se le cambio la opinión al país”.
Y concluye: “Rechacé el dogmatismo comunista defendiendo ideas de izquierda y, sobretodo, la necesidad de una democracia que creía podía solucionarlo todo. Pero descubrí que los enemigos de la libertad de pensamiento no eran solo los viejos totalitarismos, sino que iban a estar dentro de una democracia degradada”.
“Pensé en echar los sueños de mi casa, renunciar a la política, pero me aterré: los que renuncian a los sueños acaban convirtiéndose en cínicos. Así, tuve que llegar a un pacto con mis sueños. Cuando me pongo cínico mis sueños me vigilan, y cuando mis sueños se convierten en ingenuos los vigilo yo a ellos”