La italiana Mara Donat evoca sus encuentros con el polígrafo mexicano y destaca la importancia de su memoria.
Carlos Montemayor y Friuli Venezia. Recuerdos de una friuliana
Mara Donat
Casi nadie conoce la región Friuli Venezia Giulia, al noreste extremo de Italia, donde yo nací. Región de frontera. Región Autónoma, dotada de una cultura y lengua propias. Por allí pasaba la cortina de hierro. Todo el mundo sabe que Berlín estaba partido en dos y que había un muro, pero casi nadie sabe que Gorizia también estaba partida en dos y que había una red y un hilo de hierro espinado con centinelas en el confín, Gorizia en Italia y Nova Gorica en Eslovenia.
El afamado escritor Claudio Magris nació en Trieste. Todo el mundo conoce la música de Laura Pausini, pero nadie conoce la excelente música de Elisa, originaria de Monfalcone. Trieste, ciudad del Castello di Miramare, el originario castillo de Chapultepec de Maximiliano. Ciudad de Italo Svevo.
Udine, ciudad donde estudié en la Universidad, es la ciudad natal de la fotógrafa Tina Modotti.
Friuli, tierra marginal, tierra de frontera, cruce de culturas. Cultura áspera y de origen campesino, cerrada y recelosa, pero también cálida y alegre. Autóctona, bárbara, veneciana y latina, con los restos de Aquileia como real testimonio arqueológico. Tierra friulana, véneta y giuliana. Ex pertenencia del impero austro-húngaro.
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Carlos Montemayor amaba mi tierra, su esencialidad, su lengua, su fragancia de campo y uvas. Le encantaba el vino Refosco, mi tinto preferido.
Había conocido al escritor en un encuentro de poesía en lenguas indígenas en la Unam, hace años, cuando frecuentaba la Maestría en Letras en la UNAM. Ahí escuché lindos poemas en lenguas indígenas y por primera vez la voz del poeta brasileño Lêdo Ivo. Al final del evento me acerqué a saludar a Montemayor, quien de inmediato me manifestó mucho entusiasmo para mi región italiana Friuli Venezia Giulia y el vino Refosco.
Llevo muchos años entre Italia y México, la última vez que vi personalmente a Carlos Montemayor fue en en el pueblito campesino de Lestizza, en la casa cultural Colonos, para un recital de poemas, acompañado en el evento por su amigo, nuestro fotografo Danilo DeMarco, otro friulano tan aficionado a México. Fue una linda noche, al final del evento me acerqué a saludar a Montemayor, quien otra vez manifestó su gran entusiasmo por la tierra de Friuli y brindamos con un tinto sabroso, junto con Danilo DeMarco y mi amiga Paola.
Friuli es una tierra linda, entre los Alpes y Austria, Venecia y el Adriatico, Eslovenia. Poca gente ubica esta tierra italiana marginal, siempre cerca de Venecia, pero nunca de sí misma. Friuli puerta de Oriente, puerta de los Balcanes. Por esa frontera los turcos intentaron invadir occidente, y es testimonio de ello la obra teatral en lengua friulana I Tûrcs tal Friûl de Pier Paolo Pasolini. Friuli es la tierra de la mamá de Pasolini, nacida en Casarsa, a 8-10 Km de mi pueblito natal. En Casarsa está la Casa Museo Pier Paolo Pasolini. El poeta escribió en friulano la poesía recopilada en La nuova gioventú. Poesie friulane en la edición de Einaudi, entrañables versos que cantan las belleza campesinas y míticas de una cultura espontánea, arraigada a la naturaleza.
Casi nadie conoce esta región y sin embargo Montemayor la amaba y tenía amistades, como Danilo De Marco, el escritor friulano Tito Maniacco, tenía también gran afecto por mi amigo pintor Bruno Aita.
Los friulanos tenemos en general ciertos rasgos culturales reconocibles: solemos ser gentes directa y consecuente, conscientes de nuestra peculiar identidad de frontera y de variedades lingüísticas que se rechazan una a otra al mismo tiempo que conviven; no nos gusta dar vueltas, tal vez porque crecimos en esa frontera, la claridad y la franqueza siempre han sido la mejor estrategia para defendernos de las intrusiones. Tanto nos ofenden las traiciones. Cuando abrimos la puerta la abrimos en serio, somos cerrados al principio, hasta conocer al nuevo llegado, pero luego somos sumamente cálidos. Eso sentía y compartía Montemayor. El momento de la comunión de la que somo capaces, en la simplicidad y la alegría de un rico vaso de Refosco compartido.
El día 1 de marzo ha sido lindo encontrar en La Jornada una página dedicada a la relación de Carlos Montemayor con mi tierra de origen, región Friuli Venezia Giulia. Tengo un lindo y grato recuerdo de nuestro encuentro allá. Ese día que se honró su muerte y esta noche en la Ciudad de México, que es mi segunda casa, pero lejos de mi tierra natal, sentí una triple nostalgia. A veces no hace falta encontrar a un escritor muchas veces, con una es suficiente para que se te quede algo adentro. A mí me bastaba saber que este escritor mexicano, interesado en los derechos humanos, en las lenguas minoritarias como el náhuatl y el friulano, y que luchaba por su permanencia. Eso es suficiente, su ejemplo es suficiente.
Gracias a Carlos Montemayor por haber amado al Friuli y al Refosco junto con las lenguas indígenas de México y del mundo. Yo ya soy de aquí y de allá, sin fronteras y con muchas lenguas. Brindaré a su memoria cuando esté de vuelta.
Con un lindo y grato recuerdo.
M. D.
Posgrado, Doctorado en Letras UNAM
Mara Donat, (San Vito al Tagliamento, Italia, 1971) poeta friulana y estudiante de doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM–, donde se tituló en la Maestría en Letras –Literatura Latinoamericana– con “Mención Onorífica” en julio de 2006, licenciada en lenguas y literaturas extranjeras en la Universidad de Udine en Italia en 1999. Ha dado clases de español a los italianos en Italia y del italiano a los extranjeros, en Italia y al extranjero. Tiene en activo algunos ensayos sobre Syria Poletti, sobre Octavio Paz, sobre la poesía de las Madres de Plaza de Mayo, sobre la narrativa y la poesía del exilio. Actualmente se ocupa de poetas latinoamericanas cuales Alejandra Pizarnik, Blanca Varela y Coral Bracho. Artículos y traducciones inversas aparecen en revistas editadas en México (K. Literatura Arte Pensamiento; Luvina; Dosfilos). Ha traducido al italiano algunos poemas de autores cordobeses y colabora en proyectos de investigación bajo la coordinación de la prof.a Silvana Serafin de la Universidad de Udine. Algunos poemas suyos han sido publicados en la revista Corrispondenze e Lingue Poetiche y en revistas académicas editadas en Udine, Italia. Ha participado en recitales de poesía en su región Friuli, en el Festival de poesía Stazione di Topolò (edición 2001) y ha recibido una Mención en el concurso de poesía Lyrike, municipio de Precenicco (UD), edición 2007.
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