Urumex asumido, originario de Uruguay, pero sobre todo hombre que se concibe a sí mismo en la frontera. Con más de cien títulos publicados, Ibargoyen recibió homenaje en la Ciudad de México. Aquí sus poemas, una entrevista y una galería de imágenes de Pascual Borzelli.
TÁBATA
La añosa animala
con su oscura pelambrera
de estos últimos días:
la anciana virgen
como aquella reina apegada
a su único poder:
la añeja bicha
que no pudo ser persona
de falda volandera
o ajustado pantalón:
que no compró perfumes
ni cremas de marca
ni insultó a la torpe sirvienta
ni exigió calmantes
para un frívolo dolor:
la mamífera destetada
con sus temblantes patas
con sus orejas plenas
de sonidos ocultos
de aullares distantes:
la extraña gruñidora como una emanación
o un golpe de vida
que jamás comprenderemos:
la antiquísima sombra de todos los perros
que gritan mean babean huelen
fornican y pasan
por la neblina de las ciudades enfermas:
una perra nada más
llorándose lágrima adentro
en un sitio solo:
ladrándose en medio
de un silencio de cáscaras negras:
gimiéndose en este mes de mayo
porque cada mes es siempre
el mes más cruel.
OJOS QUE YA NO VEN
(a Mario Benedetti, in memoriam)
Es este el mar que tus ojos de ayer ya no contemplan
Y aquella es la luz que tus ojos no verán
Venir hacia ti con sus impalpables escamas
De oros populares y de lúcida sangre.
No es este el aire del Sur que transita tus pulmones
Cerrados a veces como una voz que no quería cantar.
Tampoco son las lluvias castigando con uña congelada
La esplendente madera de esa casa tan rígida
Que tu cuerpo inaugura.
Ni son las espumas barrosas del río cercano a tu infancia:
El oceánico río del que nunca pudiste separarte.
Ni el verde que tus ojos no podrán ver otra vez
El verde de una ciudad sin muros ni fronteras
Ni huesos de tranvías amarillos
Ni calles de barrios enquietecidos
Adonde fermenta el futuro
Con toda su sacra violencia y sus banderas.
No escucharás de nuevo tus palabras
Apegadas a aquellas melodías que son también palabras.
Porque el silencio no fue hecho para ti
Porque has sabido devorar tu propia sombra
Porque si hubo un dios
Ese dios fue tu conciencia de bicho social.
Porque verbo fuiste quizá desde siempre
Y en verbo de muchos
Con nosotros serás.
No conocimos todo de ti:
Lo más tuyo de vos y tu entretela
Pero es seguro que esa oscuridad
Nos traerá la luz que dejaste de ver.
México DF, mayo 2009
PREGUNTAR, NO MORE
Preguntemos a cualquier cantador
de qué materia o sombra
haremos líneas de sufridas palabras:
buscando quizás el acento central
que ordene los sonidos naturales
junto a la temblante saliva de la especie.
Preguntemos también en estos numerosos
momentos de astros azules y rojos
por qué existen pájaros en el inmundo aire
de cada ciudad y su anunciado naufragio.
Preguntemos por qué aún los perros ejercen
su líquido o sólido alivio en plazas
contagiadas de infortunios humanos.
Y por qué en el hediondo sistema
que funciona asfalto abajo
parece reiterarse el contenido
que hembras y machos sueltan
sin visible señal de acabamiento.
Preguntemos a quienes desean cantar
al ritmo de ofuscados mandatos
de sórdidos puñales
de agridulces venenos
de balas descompuestas.
Preguntemos a la sordera
de los más puros cantantes
si utilizan en sus versos
la designación que corresponde
a niñas descalzonadas
a infantes burdelescos
a las hambres cotidianas
a los sobacos de amarga pus
a las lenguas segadas
a los olores ventrales
a las guitarras partidas
a los libros emputecidos
a los condones resecos
a las arterias vaciadas
a las leyes desvanecidas
a los cheques corruptores
a los pantalones rendidos
a las cebollas podridas
al engaño interminable.
Preguntemos aunque todos sepan
el sucio tamaño de cada respuesta.
HUACH*
En todos los idiomas crecen
directas palabras que vienen de un gruñido
o se hinchan letradas salivas a causa
de un olor nada más que distinto
o se extienden sonidos de guerra
porque una frágil sombra sin cuerpo aparece.
Y las palabras nombran -siempre-
ciertos objetos anteriores a ellas mismas:
las cosas bautizadas como lanzas
hondas flechas bombas negras
escudos pistolas puñales cadenas
cañones guillotinas venenos segures
espadas cruces de fuego jabalinas garrote vil:
objetos inventados en el aire de la humana Historia
objetos de sutil materia y podrido silencio
objetos apoyados en exquisitos silabarios
y en ordenados sistemas de trazos y signos y letras
altas y bajas y comas y paréntesis y puntoycoma y comillas
y guiones y dos puntos erectos y tres puntos horizontales
y acentos y el esperado ineludible punto final.
Una neblina sin color distribuye sus millones
de núcleos de agua por los techos
y los patios y los pasillos y los sótanos
de tantas casas cuyos cimientos sólo pueden gritar
que los objetos chocan con sus nombres
y que ya no habrá nadie que conozca a nadie
en ningún sitio de este país y de la Tierra.
Extranjeros al fin y desde todo comienzo:
buena ocasión para dar inicio a lo que acaba
buena oportunidad para terminar lo que empezó.
* "Extranjero" en lengua maya.
VISIÓN SIN REALIDAD
No caminaremos entre esos huesos pálidos:
pálidos nosotros no tocaremos con suela invulnerable
la moribundia total de aquellos tiempos:
tiempos fermentando todavía
entre almanaques de dudoso cristal:
cristal fue el simple y alto aire
que un infante pudo tocar a plenos dedos:
dedos de lo interno en cada dedo
y sus pellejos y uñas como sólidas máscaras:
máscaras sin dimensiones de carne
ni fúlgidos gestos o muecas perdidas:
perdidas como esas o tales otras palabras
que trazan un hilo de vapor sin transparencia:
transparencia de pétalos carcomidos
por una llovizna que no encuentra
sus gotas ni su origen:
origen adonde nada empieza totalmente
ni se reitera ni crece ni termina:
termina en verdad este cúmulo
o despega raíces como partículas de odio
que suelen filtrar losas y ataúdes:
ataúdes inclinados sin decisión de naufragar
en espumas polvorientas o amargas:
amargas son las lunas que buscan
un sistema de energía originaria:
originaria de sueltos vocablos o estupores
es toda muchacha dispuesta al malolvido:
malolvido es el término que usamos
para ocultar un dolor agresivo
de la vieja infancia
o el grito propio bajo suplicio verdadero:
verdadero como la sombra de tus muertos
que quieren todavía respirar
a través de telas corrugadas y médulas
que se desplazan hacia el polvo:
polvo alzándose en las resecas vísceras
que ninguna lluvia puede quitar
de su interna decadencia:
decadencia es la del río que apenas
puede conducir sus flacas aguas:
aguas del más allá lejos
de cortezas de rocas
de arenas de apócrifo fuego:
fuego que nadie trajo hacia nosotros
que nadie inventó que nadie retuvo
en los sitios de su principal nacencia:
nacencia de bichos y figuras como incontables
y cambiantes personas que transitan
ámbitos de fulgor y de inmundicia:
inmundicia que excretan la pulsiones imperiales
mientras se pudren en el esmog las banderas
y se expanden más los chillidos
de tantos perros perturbados y profundos.
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