Grissel Gómez nos hace llegar los textos de Judith Santopietro, joven poeta que forma parte del amplio grupo de mujeres que escriben en lengua indígenas.
Judith Santopietro (Córdoba, Veracruz, México, 1983).
Ha publicado en Anuario de Poesía Mexicana 2006, Fondo de Cultura Económica; Memoria del Encuentro Nacional de Literatura en Lenguas Indígenas, Escritores en Lenguas Indígenas; Del Silencio hacia la Luz: Mapa Poético de México; Antología literaria Musa de Musas, Poesía de Mujeres desde la Ciudad de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; III Recital Chilango-Andaluz 08, Editorial Cocó, España, 2008; World Oral Literature Project, Voices of Vanishing Worlds, University of Cambridge, Reino Unido; la plaquette: Raíz de Vuelo, Editorial El Barco Ebrio-HomoScriptum, EE UU; Se incendia la palabra, Instituto Municipal de Arte y Cultura del Ayuntamiento de Puebla; Ciudad de Polvo, Editorial Ultramarina Cartonera & Digital, España; y en revistas y suplementos de México, Perú, Chile y Canadá.
Mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía “Tuxtepec-Río Papaloapan”, Oaxaca; Segundo lugar en los L Juegos Florales Nacionales de Poesía “Lázara Meldiú”, Veracruz; finalista en Rolex Awards for Enterprise: Young Laureates Programme 2010, categoría Preservación Cultural, Fundación Rolex, Suiza.
Ha participado en III y IV Encuentro Internacional de Escritores del Caribe, Playa del Carmen, Quintana Roo, México; Primer Encuentro Latinoamericano de Poesía, IV Festival Palabra en el Mundo, Instituto Veracruzano de Cultura, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; XXX y XXXI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería; III y IV Recital Chilango-Andaluz, México y Sevilla, España; Festival de Poesía Latinoamericana Rodante LATINALE, Berlín, Alemania; Maison du Mexique, París, Francia. Actualmente dirige Radio Nómada, Revista y Editorial Cartonera Iguanazul: Literatura en Lenguas Originarias.
Se incendia la palabra
El nacimiento de la palabra
Entre la poesía sin memoria
vuelve
todo aquello del agua y la luz,
los primeros cantos fuera del caracol.
Regresa el sonido
de los hierros que se forjan,
y las piedras,
una a una,
con su enfurecido calor
recrean la ciudad
del silencio surge la evocación.
Miro el paso del hombre por un cantil,
nombra las cosas con su instinto,
y dice árbol al árbol
fuego al fuego
tierra a la tierra,
en su andar por el tiempo
cuestiona la abrumadora pendiente de los sonidos;
abre los ojos
y está pronta su historia,
una y otra vez,
escrita sobre el lomo de la roca.
***
En el crepúsculo de la existencia,
surge la danza de mi palabra
y su savia recorre mi lengua
y su voz fecunda el mito
de los hombres del maíz,
abreva la luz naciente
cuando se tiene el profundo saber
de que todo está vivo.
***
Cada trazo es la imagen
de mi voz trashumante
que va de la selva al desierto
y empuja el sigilo
hace las veces de rostro,
de nacimiento en el cieno,
de metates y venados.
El fuego del caracol púrpura
incendia los cactus:
labro al animal
y su sangre en la pared
dibuja mi cuerpo:
en la roca madura
nace la figura
que proclama mi nombre.
***
La poesía del origen
se canta a cielo abierto,
brota al golpe de las piedras
cuando la chispa incendia enciende las voces.
***
Pintamos en las cuevas una huella inmensa,
símbolo de la palabra,
y seguimos escarbando
en ese mismo campo solitario
el polvo es sólo un remolino
ya no hay más sonido parido por la tierra.
***
La palabra que se incendia tiene el corazón de lava,
fluye por las venas de un volcán adormilado
que pareciera soplarnos en el cuerpo
su voz de ceniza.
Hubo un fuego originario de los tiempos,
ardieron los campos
el agua
las luciérnagas
la llama no cesa bajo los dobleces volcánicos
de esta pirámide milenaria.
***
Estela de voces
Monumento de la palabra,
la génesis en las paredes,
tan antigua
como la vírgula de roca
tormenta de guijarros que caen de la montaña.
Neskayo tlajtoltij
Tetlamanal tlajtol,
peualistli itech tepamimej,
satekitl yauejkika
kemi i machioyo texkali
ejekatemej tlen uetsij itech tepetl.
Izcaltitla
Los hombres de la loma taciturna
se desvisten ante una fogata de sabiduría
sueltan en la oscuridad las formas
de un ojo lleno de costumbre
cada uno en la danza pega el cuerpo al corazón de la tierra,
pide al ave sus alas desplegadas,
desea los negros ojos del mapache
alguna vez seremos la mirada del nahual
que sobrevuela la barranca
y pariremos maíz por la boca
para arroparlo en el chisporroteo del brasero.
Izcaltitla
Tlakamej inon katej itech tleokoyal tepetl
moxijxipetsouaj ixpan tlikuil tlamatilistli
kikajkauaj ijtik tlapoyaual, tlachiualtij
nekaj se ixtololotl tentok ika ajsikamachilistli.
Sejsenmej, itech ijtotilistli kiuiteki inakayo itech yolotlal,
kitlajtlanilia tototl i ajasuan tlapotiuij,
kineki i ixtololouan tlilikej mapachin
kemantis tietoskej itlachialistli nahual
tlen majkoktinemi ik uarrankaj
iuan tikpiluaskej tleoli ijtik tokamak
pampa sektlakentis itech tliko tlikuisalotl.
Del poemario Se incendia la palabra, Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla, México, 2009.
Traducción: Sixto Cabrera González, México, 2009.