José Antonio Moreno se ocupa ahora de este libro de aforismos publicado por la editorial Monte Carmelo, de Chico Magaña, para destacar la versatilidad del poeta, narrador, cronista, académico, animador cultural y editor mexicano.
Antonio Moreno
Árboles. (Cuaderno de aforismos), de Marco Antonio Campos.
El aforismo, que etimológicamente significa definir o limitar el horizonte, pertenece al género de la literatura fragmentaria, de la instantaneidad impredecible, oa la filosofía de fragmentos, según T. Adorno.Un efecto súbito determina su potencia.
Para el polémico Karl Kraus un aforismo nunca coincide con la verdad: o es una verdad a medias o una verdad y media.Kraus tiene razón. Después debajar del pedestal al hombre, el aforismo plantea una disputa civilizada con el mundo, puede rebosar incluso odio y provocar escozor, pero en el fondo es idealista y esperanzador.
En la nota introductoria a Árboles. (Cuaderno de aforismos),Marco Antonio Campos (1949)explicita que la base de estos aforismos fueron sus respuestas reflexivas a temas fundamentales: Dios y el tiempo, la muerte y las escenografías del sueño, los sesgos ocultos del amor y las llagas invisibles del catolicismo, las vivencias del viaje y el lenguaje de la naturaleza, la acción y la contemplación, el conocimiento y la ignorancia, el fracaso y el éxito.
Empezó a escribirlos en una época de tensiones culturales en todo el mundo (1969-1970), ymuchos de ellos no resistieron el paso del tiempo. Pero con los que añadió en los últimos veinte años, mismos que fueron compilados en un par de ediciones posteriores, a cargo de las editoriales Nautilus (1995) y Amate (1998), nos ofrece en esta edición revisada y aumentada,(Monte Carmelo, 2010), la oportunidad de meditar errores y engaños circunstanciales, de cara a estos tiempos que nos lastran y debilitan.Campos le otorga densidad al género,asistida por su insatisfacción, incertidumbre, certezas y muchas interrogantes. Sus aforismos formulan una situación racional sobre la vida, explorando los laberintos del alma, contingencias yencrucijadas, como ésta:
Los buenos enemigos, los que saben distinguir y medir nuestros defectos y cualidades, tienen una idea más equilibrada y justa que la de los amigos honestos que de buena fe quieren criticarnos. Y son tan escasos los buenos enemigos. Ruega que al menos te toque uno en la vida.
Con sus meditaciones, y Campos situado en un horizonte de inteligibilidad, los aforismos de Árboles… son concisos, intuitivos, agudos, con una fuerte dosis de ironía y, sobre todo, parte esencial en esta ecuación: cuentan con la necesaria y obligatoria experiencia de la vida. Mantienen las preocupaciones del sujeto:la lucidez y el sueño, la frontera porosa entre realidad y ficción, y el paso demoledor del tiempo:
La única vez que hablé unos minutos con Jaime García Terrés le pregunté sobre Seferis. Me dijo que la última ocasión que lo vio estaba muy enfermo y le preguntó sobre la muerte. “La espero con ternura”, repuso Seferis. Me gustaría responder algo semejante, pero mentiría: a la muerte la espero con respeto.
Resulta un reto escribir aforismos, de la misma manera que interpretarlos. El aforismo es una verdad bajo palabra, y el título de este libro, la necesidad de echar raíces o un sitio para anidar a las aves.