En los agitados años sesenta surgió El Techo de la Ballena en Venezuela, como una acción renovadora en lo social y lo estético. Nombres como Salvador Garmendia, Carlos Contramaestre, Juan Calzadilla, Francisco Pérez Perdomo, Edmundo Aray, Caupolicán Ovalles, son parte de esa memoria viva.
Cincuenta años de “El techo de la ballena”
Jorge Boccanera
Hace exactamente medio siglo que, en los agitados años 60, artistas plásticos, narradores y poetas formaban en Venezuela el grupo "El Techo de la Ballena", considerado por la crítica como la irrupción artístico-literaria más radical entre las gestualidades iconoclastas dela época.
El grupo, fundado en 1961, estaba integrado, entre otros, por los poetas Francisco Pérez Perdomo, Juan Calzadilla, Edmundo Aray, Caupolicán Ovalles, el pintor Carlos Contramaestre y los narradores Adriano González León, Salvador Garmendia y Efraín Hurtado.
Su aparición va en consonancia con la circunstancia política local: la caída de la dictadura militar de Marco Pérez Jiménez en 1958 y el posterior ascenso al poder de Rómulo Betancour y su gobierno represivo que tiraría por la borda las ilusiones de cambio de los diversos sectores que habían luchado por la restitución de la democracia.
"El Techo de la Ballena" surgió como desprendimiento del grupo "Sardio", de gran actividad entre 1958 y 1961, debido a la nueva y convulsa situación social que vivía Venezuela en esos años, y la reformulación de un accionar político que tomará caminos diversos, incluso el de la lucha armada.
Paralelamente a esta insurgencia, aparece la rebeldía estético-literaria de "El Techo…" con una gestualidad de provocación expresada a través de exposiciones, publicaciones, manifiestos, catálogos y libros.
El poeta argentino Juan Antonio Vasco caracterizó esa irrupción como "el momento de protesta más activo de América Latina, el más eficaz, el más arriesgado, el que puso en juego mayor variedad de medios y el que llevó su acción hasta las consecuencias más extensas dentro del campo en que se desempeñó, fiel a uno de sus lemas: Cambiar la vida, transformar la sociedad".
Domiciliado en Venezuela en esos años e integrante del grupo, Vasco contaba con antecedentes de peso: haber integrado en Argentina el grupo surrealista que comandaba el poeta Aldo Pellegrini, junto a las voces de Enrique Molina, Francisco Madariaga y Carlos Latorre.
El grupo que Vasco veía como algo inédito en los países de lengua española, con expresiones que buscaban afirmar la vida, el amor y la libertad, y que rechazaban un arte encuadrado en el realismo socialista, enlaza en sus escritos al humor negro del Dada con la oralidad de la beat generación.
Experiencias similares se darán en los 60 en otros puntos de América Latina: la generación "mufada" en Argentina, el nadaísmo colombiano, los tzánzicos en Ecuador, el grupo "La Espiga Amotinada" en México; es un tiempo de poetas lanzados a la lucha política y asesinados: el peruano Javier Heraud, el guatemalteco
Otto René Castillo, el nicaragüense Edwin Castro y el brasileño Carlos Marighella.
Así es como el grupo "El Techo…se inscribe en un cuadro de época marcado por lo insurreccional y la contracultura; sus poetas participarán en el Congreso Americano de Solidaridad Poética organizado en México por las revistas locales El Corno Emplumado y El Pájaro Cascabel y la argentina Eco contemporáneo.
En Venezuela el gobierno de Betancour va mostrando su verdadera cara: disuelve a los partidos políticos, allana periódicos y locales de la oposición; sólo en octubre de 1960 la represión deja un saldo de 35víctimas fatales y cientos de heridos y detenidos.
En 1962 el grupo está en su apogeo: Carlos Contramaestre presenta su exposición "Homenaje a la necrofilia", Juan Calzadilla publica su libro "Dictado por la Jauría" y Caupolicán Ovalles, un abierto alegato contra Betancour. "¿Duerme usted, señor Presidente?".
En un tramo del extenso poema de Ovalles, de lenguaje vociferante, dice: "El Presidente vive gozando en su palacio,/ come más que todos los nacionales juntos… es un perro que manda,/ es un perro que obedece a sus amos,/ es un perro que menea la cola,/ es un perro que lame las botas".
Las consecuencias serán inmediatas: la persecución policial a Ovalles y González León (autor del prólogo del libro) los lleva al exilio y es clausurada la exposición "Homenaje a la necrofilia" de Contramaestre.
Posteriormente el pintor y escultor ballenero Daniel González, diagramador de la revista del grupo, será encarcelado y requisadas las publicaciones balleneras.
Hasta la aparición de "El Techo…", las innovaciones de la vanguardia en Venezuela se habían reducido a una franja exigua: un número de la revista Válvula en 1928 y, un año después un libro capital de José Antonio Ramos Sucre: "El cielo de esmalte".
Habría que esperar hasta los años 50, precisa, "para que una voz sustancial como la de Juan Sánchez Peláez iniciara con "Elena y los elementos" un camino de búsqueda formal cercana al surrealismo.
El crítico uruguayo Ángel Rama, ha subrayado en su ensayo el "espíritu anárquico" del grupo, "su voluntaria agresividad pública, haciendo de la provocación `un instrumento de investigación humana`".
Su literatura, afirma, "nunca es testimonial y siempre es combativa, prefiere la poesía o el texto breve en prosa, el manifiesto o el artículo de circunstancias, unifica las letras y las artes y no se plantea la exigencia historicista ni la permanencia de sus creaciones, sino su efectividad, su capacidad de agredir y de soliviantar la estructura cultural vigente.
Tono coloquial, atmósferas oníricas, imágenes fulgurantes, búsquedas tipográficas y poemas-panfletos son algunos de los elementos con los cuales los poetas del grupo arman sus collages; asimismo fueron de impacto social sus exposiciones "Homenaje a la cursilería" y su texto anticlerical "Para aplastar el infinito".