Luego de permanecer cuatro años en la Venezuela de Chávez, Avolio retorna a Nápoles. Esta es la Italia que encuentra. Su testimonio es parte de la vivencia colectiva, del sueño europeo.
Italia: los de siempre pagan la crisis y los impuestos…
Fabio Avolio
Italia celebró, en 2011, los 150 años de la Unidad Nacional bajo una situación política crítica, ya que importantes medidas económicas están plasmando una revolución social al revés. Se sigue invertiendo en aviones militares, se recorta del 90% el gasto en las politicas sociales (welfare) y a la vez son los de siempre a llenar el presupuesto del Estado: en Italia el 70% del monto de los impuestos procede del trabajo dependiente, es decir de las trabajadoras y trabajadores que pagan sus impuestos antes de cobrar el salario; esta situación es acompañada por una evasión fiscal que supera el 30%. Las tasas de desempleo, de trabajo precario y de especulación económica están a niveles muy altos.
Con la última Ley de Presupuesto (Manovra Finanziaria) el Gobierno Monti ha buscado cancelar la deuda pública y salvar a Italia en el contexto finanziario europeo y mundial. Para lograrlo no ha querido introducir impuestos sobre los grandes patrimonios, más bien varias medidas fiscales quitarán alrededor de 2.000 Euros por año a las familias de medianos y bajos recursos. La actual ministra del trabajo Elsa Fornero ha usado de manera repetida la metáfora del “médico llamado a salvar al paciente”, ya que ningun médico en el marco político-institucional de Italia lo había logrado. De hecho, el Gobierno Monti nació en noviembre de 2011 después de las dimisiones de Berlusconi, que había aprobado en Parlamento sus últimas medidas económicas con una mayoría muy reñida. Alegría para los anti-berlusconianos, manifestaciones de jubilo en muchas plazas italianas; quedaba la pregunta: “Después de Berlusconi, ¿hay que adelantar las elecciones políticas previstas para 2013?”. Respuesta negativa: después de nombrarlo Senador vitalicio, el Presidente de la República Giorgio Napolitano propuso a Mario Monti –Rector de la Universidad “Bocconi” de Milan– para que formara un nuevo gobierno con el respaldo de una mayoría aplastante de parlamentarios.
Así respondieron en noviembre de 2011 los partidos políticos que oupan las curules de la Camera dei Deputati y del Senato: la Lega Nord –partido de derecha arraigado en el norte de Italia que había apoyado hasta el final a Berlusconi– decidió oponerse a la propuesta del Gobierno Técnico guiado por Monti y pidió elecciones; todos los demás grupos parlamentarios decidieron apoyar al nuevo gobierno, para que cuadrara unas medidas financieras en nombre de la salvación nacional en el contexto de crisis económica. Con el respaldo de una mayoría bulgara de parlamentarios, el profesor Monti se ha fijado en la carta del Banco Central Europeo (BCE) enviada a Italia y ha venido contestando a las preocupaciones de los banqueros, de las agencias de rating y de la alemana Angela Merkel.
Para entender el nivel de consenso, apoyaron la constitución del Gobierno Monti: a) el Popolo Delle Libertà (PDL), el partido de Berlusconi que en 2012 irá a congreso para cambiar nombre; b) el Terzo Polo – exponentes políticos de Centro-Derecha ex aliados de Berlusconi (Unione di Centro de Casini, por Futuro e Libertà de Fini) y ex aliados del Centro-Izquierda (Alleanza Per l’Italia de Rutelli), los cuales apoyan a Monti con mucho entusiamo; c) el Partito Democratico (PD), que siempre se opuso a Berlusconi y que a la vez apoya con fidelidad a Monti; d) Italia Dei Valori que en un primer momento apoyó al gobierno por representar éste una buena alternativa a Berlusconi, y que sin embargo no ha votado la Ley de Presupuesto por la evidente falta de lucha a la evasión fiscal y por los golpes duros de las medidas que afectan a la población de bajos recursos.
Entre los extra-parlamentarios de Izquierda hay una oposición declarada al Gobierno Monti para los desastres causados en lo social por las medidas tomadas. Se proponen varias alternativas para buscar los recursos entre los ricos y los enriquecidos para relanzar la economía italiana, y sobre todo para invertir en otros sectores que no sean el militar y el de las grandes obras, tales como: los F-35 y las misiones con la OTAN, el puente entre Calabria y Sicilia y la línea de ferrocarriles de alta velocidad (TAV) entre Piemonte y Francia. En conclusión, en Italia la distancia entre los medios de comunicación y la situación real del país nunca ha sido más evidente. Centenares de millares de puestos de trabajo perdidos o en riesgo han despertado la protesta de nuevos actores. Los costos de vivienda, energía y salud suben para toda familia. La inversión en lo social está por el piso en nombre de la crisis económica y de la lucha al despilfarro público. Y la población empieza a percibir como nunca la caída del poder de adquisición.
En medio de esta situación hay muchas hipotesis para las elecciones políticas de 2013, siempre y cuando no haya adelanto en la fecha por caída del Ejecutivo –Italia es una República Parlamentaria y el Gobierno nace del consenso de la mayoría de diputados y senadores– y dependiendo de la ley electoral, la cual a lo mejor cambiará por medio de un referendum. Recordemos que, por no haber alcanzado el 4% de los votos en 2008, hoy no hay parlamentarios de izquierda radical en Italia, el país de la OTAN donde, en los años ’70, el Partido Comunista Italiano (PCI) alcanzaba hasta 12 millones de votos (casi el 30%).