Rodolfo Alonso nos obsequia una traducción de “El desertor” y nos expone sus razones para traducirlo y actualizarlo.
LA PAZ SEA CONTIGO, BORIS VIAN
por Rodolfo Alonso *
Esa indeleble balada del paradigmático Boris Vian (1920-1959): “El desertor”, sólo aparentemente ingenua, escrita en 1954 mientras Francia se desangraba en Indochina pretendiendo defender los restos de su imperio colonial, que se encaminaba al merecido desastre de Diem-Bien-Fu, y al mismo tiempo que se incubaba la más que sucia guerra de Argelia, se convirtió en todo un sobresalto para las buenas conciencias de su época, no sin el imaginable y complacido regocijo del autor. El auténtico y fecundo inconformista que fue el autor de “La espuma de los días” y “El arrancacorazones”, se adelantaba como siempre, en este caso a las futuras canciones de protesta e, inclusive, a tantas letras del rock en tiempos difíciles.
Pocas personas han logrado, en una existencia harto breve, concretar semejante cantidad de intereses. Poeta, hombre de jazz, ingeniero a los 22 años, traductor, novelista, chansonnier, dramaturgo, guionista, editor, su vida se entregó con pasión desmedida a todo lo que hizo. Y su destino quiso convertirla también en obra de arte, un auténtico mito de aquella inolvidable París de mediados del siglo XX. Colaboró en la célebre “Les Temps Modernes”, la revista de Jean-Paul Sartre, descollando con brillo propio en el bullicioso ambiente existencialista, cuya fama recorrería el mundo. Pero escribió también en el legendario “Combat”, el heroico periódico fundado por Albert Camus durante la Resistencia.
Escribió diez novelas, de despareja suerte individual con la crítica y el público, alternando éxito y fracaso. Y otras cuatro del logrado género policial negro, con el seudónimo de Vernon Sullivan (un supuesto norteamericano de color), no figurando su propio nombre, celosamente oculto, sino apenas como traductor. Son ellas las que consiguieron llevarlo ante la censura y la justicia, viéndose obligado finalmente a descubrir su identidad.
Eso contribuyó a la venganza de la crítica, primero complaciente, con su entera producción. Y aunque una de aquellas incisivas novelas de acción, la sintomática “J¨irai cracher sus vos tombes” (1948), fue llevada al cine, le acarreó igualmente no pocos disgustos. Recién el día de su estreno descubrió que no sólo lo habían distorsionado, sino también obviado como guionista, Y ese preciso día también un ataque cardíaco se lo llevó, prácticamente al mismo tiempo.
Moría el hombre, y se afirmaba el mito. Boris Vian será siempre el eterno joven rebelde y disconforme, agudo y proteico, con el aura legítima que logró imponer tanto en las caves existencialistas de París como en el insólito y corrosivo Colegio de ´Patafísica, aquella contra institución fundada por el genio de Alfred Jarry, donde alcanzó el impactante grado de “sátrapa”.
Amigo nada menos que de Duke Ellington, Charlie Parker y Miles Davis, son muchas realmente las razones más que válidas para recordarlo. Una de ellas, y no de las menores, es haber dado a luz “El desertor”, ese imperecedero y sutil, tocante y corrosivo alegato anti militarista que, con música de Harold Berg, recorrió y aún recorre todo el mundo. Sus dos últimas líneas decían originalmente: “Que je tiendrai un arme / Et que je sais tirer”, es decir “Que yo tendré un arma / Y que sé disparar”. Pero Vian atendió las razones de su gran amigo Mouloudji y, como puede comprobarse en la versión que sigue, aceptó cambiarlas por las definitivas. Que ratifican, en tiempos de guerras feroces y crueles, el alegato hondamente pacifista del mensaje.
Que la paz sea contigo, entonces, querido Boris Vian.
* Poeta, traductor y ensayista argentino.
LE DÉSERTEUR
Monsieur le Président
Je vous fait une lettre
Que vous lirez peut-être
Si vous avez le temps
Je viens de recevoir
Mes papiers militaires
Pour partir à la guerre
Avant mercredi soir
Monsieur le Président
Je ne veux pas la faire
Je ne suis pas sur terre
Pour tuer des pauvres gens
C´est pas pour vous fâcher
Il faut que je vous dise
Ma décision est prise
Je m´en vais déserteur
Depuis que je suis né
J´ai vu mourir mon père
J´ai vu partir mes frêres
Et pleurer mes enfants
Ma mère a tant souffert
Elle est dedans sa tombe
Et se moque des bombes
Et se moque des vers
Quand j´étais prisonnier
On m´a volé ma femme
On m´a volé mon âme
Et tout mon cher passé
Demain de bon matin
Je fermerai ma porte
Au nez des années mortes
J´irai sur les chemins
Je mendierai ma vie
Sur les routes de France
De Bretagne en Provence
Et je dirai aux gens
Refusez d´obéir
Refusez de la faire
N´allez pas a la guerre
Refusez de partir
S´il faut donner son sang
Allez donner le vôtre
Vous êtes bon apôtre
Monsieur le Président
Si vous me poursuivez
Prevenez vos gendarmes
Que je n´aurai pas d´armes
Et qu´ils pourront tirer
Boris Vian
EL DESERTOR
Al Señor Presidente
Una carta le envío
Que usted leerá tal vez
Si llega a tener tiempo
Papeles militares
Acaban de llegarme
Para irme a la guerra
El miércoles de tarde
Mi Señor Presidente
Yo no quiero hacerla
Yo no vine a esta tierra
A matar pobre gente
No es por enfadarlo
Yo tengo que decirle
Mi decisión tomé
Me hago desertor
Desde que he nacido
Vi morir a mi padre
Partir a mis hermanos
Llorar a nuestros niños
Mi madre sufrió tanto
Está allá en su tumba
Y se ríe de las bombas
Y se ríe de los versos
Cuando fui prisionero
Mi mujer me robaron
Se robaron mi alma
Y todo mi pasado
Mañana muy temprano
Voy a cerrar mi puerta
Frente a los años muertos
Me iré por los caminos
Mendigaré mi vida
Por las rutas de Francia
De Bretaña a Provenza
Y diré a la gente
Rehúsen obedecer
Rehúsense a hacerla
No vayan a la guerra
Rehúsense a partir
Si hay que brindar su sangre
Vaya a brindar la suya
Usted es buen apóstol
Mi Señor Presidente
Si usted va a perseguirme
Prevenga a sus gendarmes
Yo estaré desarmado
Y ellos podrán tirar
(Versión de Rodolfo Alonso)
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