Moises Ortega

moises-ortegaDesde la concavidad del silencio late su poesía como un sereno padecimiento de la nostalgia. Con una metáfora de fuego que lentamente incinera la verdad, Moisés nos ofrece su poesía como una grieta de la libertad.
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Coordinadora de la sección: Stephanie Alcantar

 

En la casa donde creció, las flores no.
Un ángel de manos morenas regaba la tierra con ácido amoniaco;
al padre no le gustaban los colores, el escándalo de la primavera.

(El niño creía que adentro de los ojos de su madre, aparte de la sal que presentía,
Dios había plantado el jardín que ella misma se negaba.)

 

***

Los hombres que no saben qué hacer con las flores
se convierten en demonios
el día que descubren que su hijo está enamorado
de un muchacho.

Sus manos de fiera hambrienta se tornan
sobre el cuerpo del niño.
El hijo tiene ahora espinas en la espalda y en su lengua oraciones de polvo.
No pueden hacer nada los grillos, ni la noche que se rompe con el llanto.
No puede la sangre, pedir que se detenga.

Tras la escena no hubo mariposas ni luciérnagas. No se veía la madre.

Ni siquiera Dios.

 

***

En uno de sus regresos yo escribía,
escribir es lo que se hace cuando algo falta.
¿Qué guardas en el cuenco de los ojos?
Un puño de la magia que tienen las llaves, la leyenda de un ángel moreno que se tejió un hijo para aguantar la vida,
una fosa nasal del olor de la tierra cuando está mojada.
Un pensamiento constante sobre el olor de tus axilas, el recuerdo de que tuve un padre,
una casa,
un sueño de orugas, libélulas, peces del agua de los sueños. Le dije.
Abrió sus alas, por primera vez me invitó a volar sobre su cuerpo.

 

***

Te acordabas del mar, de unos barcos hechos de papel con letras
que cargan en su fondo toda la imposibilidad
de las palabras que nunca se dijeron.
Azul y amigo es el mar en tus recuerdos, dijiste.
Ahora soy un cazador de seres que vuelan como tú,
siempre quiero salvar a las aves, a los papalotes,
                  siempre quise salvarte de la huída
                  siempre quise salvarme de tu huída.
El alma de las cosas que uno ama se parece a las palabras no inventadas.
Si no lo nombras no existe, aunque se presienta.
Sólo quería encontrar la atmósfera adecuada para que tu corazón sonriera.

 

***

El que ama es capaz de ver el nacimiento de las luciérnagas,
cualquier noche de julio, dije,
es propicia para el nacimiento de los cocuyos.
En esta casa imaginaria germinan estrellas.
Préstame tu pata, ábrela para que las mariposas vuelen,
en mi mano derecha guardo el recuerdo de la llaga de nuestro primer beso.

Cuando nos besábamos, me nacían heridas como orugas en la boca.
Luego, se convertían en palomillas de la luz, 
luego eran palabras para fortalecer los cimientos de nuestro abrazo.
Un hogar es a veces un abrazo, creo. 

 

***

Amamos y nos mutilamos: He aquí el muñón donde antes la mano que solía escribirte…
Zaría Abreu

Me convertí en hombre entre tus garras,
tú estuviste ahí cuando salí a la calle,
los niños que jugaban a la pelota se reían de mí.
Mis pasos adquirieron el peso que ostentan los pasos de los hombres.
¿Estabas ahí?             
                  Ya te habías ido.

Hay cosas que tienen que decirse muchas veces,
como las horas que se siguen unas a otras
                  como las nubes que hacen lo mismo.
Yo me hice hombre entre tus alas.
Es algo que repito para que no termines de irte.

 

***

Pero un oso, un muñeco y un huevo no son un hijo.
                  Tampoco un nieto. (Dice la madre).

Aunque lo criáramos juntos y lo lleváramos a vivir a nuestros ojos,
te ibas a ir de todos modos.
Hay días que uno cree que la única posibilidad es amar.
Salvar al niño que uno ha convertido en hombre de una vida sin amor.
Yavel, ¿qué querías encontrar en este niño que ya no es niño        
la noche que lo besaste?

 

***

Las ternuras, las miradas nunca son precisas
para decir lo que uno quiere.
¿Desde qué voz del alma debo hablarte?
¿Será hermosa la vida en donde vives?
Aquí hay heridas que crecen con la medida de la noche.
¿Alguna tarde morada, mi voz ha acariciado tu pelo?
Yo tenía siempre para ti un pez blanco entre las manos.
Iré a la orilla del tiempo,
                  para ver si desde allí me escuchas.

 

***

Dicen que todo es poesía: el recuerdo de un hijo que no tuvo el valor de tejer,
las flores calcinadas en el paladar a causa de los besos que no llegan.

El lugar en el que escribo se parece al monte en el que mi Dios niño,
                  se convirtió en adulto.
Para escribir hace falta mirar al fuego a los ojos.

En esa mesa vacía están los olvidámenes, algunas plumas que se te cayeron.
No alcanzo a ver nada, dije que en los ojos llevo un árbol marchito.
¿A qué pena fuiste condenado, Yavel, qué pecados ajenos purgarás?

Esto debería ser un poema,
parece más un grito, una luciérnaga muerta.
Seguro estoy que la culpa que pago en esta cruz, no es ajena.

Dame la mano, mira, tengo una caja con oraciones de polvo.
Ojalá hayas olvidado el otoño aquel en el que nos abrazó la desdicha.
¿Cuántas fogatas encendimos en el techo para iluminarnos los ojos?

Los cometas que brotan ahora donde la muerte del cerezo,
(dije que cuando niño tuve un cerezo en los ojos)
serían perfectos para hacer una cruz.
Poder escribir que se cumplió el deseo de que volviera mi hipogrifo.
(Recé al pie de la cruz de las estrellas fugaces).
Escribir no remedia nada, digo.

 

 

moises-ortegaMoisés Ortega.
Poeta. Aguascalientes en julio de 1988. Egresado de la Licenciatura en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Ganador del tercer lugar en el Premio  Universitario de Narrativa, “Elena Poniatowska,” en su edición 2010, así como de dos menciones honoríficas en el mismo certamen y otra en el Premio Internacional “Desiderio Macías Silva.” Ha publicado en las Antologías “Luz Sangre y Tinta” y “Premios Universitarios 2007”  y “Premios Universitarios 2008-2012" de la UAA. Igualmente su obra apareció en algunas ediciones del suplemento cultural  “Guarda Agujas” así como en la Revista "Parteaguas". En 2008 su obra de teatro “El ombligo del gigante” representó al Estado de Aguascalientes en el Encuentro Nacional de Teatro Infantil. Ha participado en los encuentros de poesía: “Carlos Pellicer Cámara” en  Villahermosa, Tabasco; “Nacional de Escritores de la Región de los Ríos” en Palizada, Campeche y el “Internacional de Poesía Caracol” en Tijuana, Baja California en 2011 y 2012. Actualmente es Coordinador del Área de Literatura en el programa  “Unidades de Exploración Artística” del IMAC y CONACULTA.