Venegas coordina este libro de entrevista con los poetas mexicanos nacidos en los años cincuenta y abre paso a las interrogantes de otros colegas suyos, también poetas de generaciones posteriores. Un referente para entender a una generación disímbola.
Con-versatorias, la crónica de un libro
Ricardo Venegas
Hace ya cerca de una década presentamos en Cuernavaca la saga de ‘Verso-converso’ y ‘Versos comunicantes’, que José Angel Leyva realizó como parte de las actividades paralelas a la revista literaria Alforja, compilando un mosaico interesante e inevitable de la poesía mexicana y latinoamericana; luego de aquellas presentaciones, en una charla de café, José Angel me sugirió compilar el volumen de entrevistas de sus contemporáneos. Al principio, creí que sería un trabajo sencillo compilar las entrevistas de una generación que se caracteriza por la dispersión. Mi errabunda actitud me condujo a trabajar dos lustros para aprender más. Una labor que a cualquiera le hace entender que la entrevista puede ser, incluso, un género literario. Sin regateos. Y este era el punto que siempre estuvo presente en el pulido y acabado de quienes como Enzia Verduchi, Leticia Luna, Patricia Real Santa Cruz, Claudia Posadas, Leticia Romero, JD Victoria, Luis Vicente de Aguinaga, Ricardo Ariza, Armando Alanís Pulido, Jaír Cortés, Kenia Cano, y Alejandro Campos, entre otros, estuvieron siempre dispuestos a corroborar.
Desde los 80 se han editado diversas antologías con el propósito de acercarnos a los poetas nacidos en la generación de los 50: Poetas de una generación 1950-1959 (1988) de Evodio Escalante, La sirena en el espejo (1990) de José María Espinasa, Víctor Manuel Mendiola y Manuel Ulacia. La propia Colección de los Cincuenta, que apareció en los noventa subraya el lugar que estos creadores –casi todos hijos de la Asamblea de poetas jóvenes de México (1980)de Gabriel Zaid- ocupan en el mapa de la poesía mexicana.
La nómina de estos poetas es amplia, muchos comenzaron a publicar después de los 30 o 40 años, algunas de estas voces sólo aparecieron con su debut y despedida implícita en un solo libro.
Es tan extensa la nómina de estos poetas que habría que planear seriamente un segundo volumen que complemente el dibujo de una parte importante –más bien enorme- del mapa poético actual de México.
El nombre de “Generación de los 50” se le ha atribuido al poeta y crítico Arturo Trejo, que en su artículo “Nombrar la luz”, publicado en la revista Memoria de papel en 1991, habló de los creadores de esta generación, a la cual se identifica también por comprender, entre quienes la integran, a varios ganadores del Premio Aguascalientes de Poesía, el más generoso reconocimiento económico a un poeta en México.
El año de 1968 es ineludible para esta generación que lleva tan presente en su formación (no generalizo) la caída de los regímenes autoritarios. A este grupo lo caracteriza también, afirma Vicente Quirarte el haber estudiado “carreras humanistas cuando la cultura no está de moda” y el hecho de no contar con manifiesto alguno ni declaraciones de principios, por lo que “el credo estético debe ser buscado en los poemas mismos”.La dispersión, ya lo mencioné, es otra característica de este grupo, su diversidad de lecturas –Baudelaire, Rimbaud, los Contemporáneos, los clásicos de la poesía española, Rubén Bonifaz, Jaime Sabines, Pablo Neruda, T.S. Eliot, Roberto Juarroz, Octavio Paz, Cesare Pavese, René Char, los poetas beat– y temas como la desilusión amorosa, la infancia, el humor, la naturaleza, el erotismo… En el ahora esta generación lleva consigo las riendas de gran parte de lo que germina en la poesía mexicana y asume los riesgos de toda generación: su propia heredad.
En Con sus propias palabras (1987), de Eduardo Langagne, antología de poetas mexicanos nacidos entre 1950 y 1955, se menciona otra peculiaridad: el año de 1968 es ineludible para esta generación que lleva tan presente en su formación (no generalizo) la caída de los regímenes autoritarios.
A las nuevas generaciones les interesa conversar con los poetas que les anteceden, también los lectores quieren saber de nuevos autores –aunque desde antiguo se diga que la poesía no tiene público-.
Cuando le dije a uno de los poetas entrevistados que el libro ya estaba impreso, me dijo: “Si mal no recuerdo yo estudiaba la prepa cuando me entrevistaron y mi entrevistadora estaba en la secundaria”. La broma me hizo reir, pero también encontré una respuesta: el periodismo cultural es de un aliento más largo. Y si estas entrevistas soportan las inclemencias del tiempo, quiere decir que la poesía mexicana es capaz de echarse un trompo a la uña para una relectura.
Con-versatorias. Entrevistas a poetas mexicanos nacidos en los 50. Coordinador Ricardo Venegas, Ediciones Eternos Malabares, INBA, SEP, CONACULTA, Secretaría de Cultura de Morelos, México, 2013.