Claudia Luna entrevista a la marroquí Rajae Bourmediane, traductora al español de “El mirlo blanco de Tánger”, como se le conoce a Chukri, quien fue capaz de escribir sobre temas prohibidos en el mundo islámico: la homosexualidad, la prostitución, la marginación.
Rajae Boumediane El Metni, traductora de Mohamed Chukri
Entrevista inédita para América Latina
*Incluye extracto inédito de su siguiente traducción al español
Claudia Luna Fuentes
La mirada de Rajae Boumediane El Metni, cubierta por unos lentes de diseño, deja ver sus largas jornadas frente a los textos. Nacida en Tánger, Marruecos, lleva el cabello corto. Es filóloga hispánica egresada de la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdelá de Tetuán, se está doctorando en Lingüística por la Universidad Complutense de Madrid. La conocí en Tánger: encuentro de culturas, durante el receso de una de las actividades del festival, previo a la presentación de “Carne para las flores”.
La traducción que Rajae Boumediane ha hecho de uno de los autores consagrados de Marruecos, Mohamed Chukri, fue posible luego de un largo camino para obtener el permiso de los herederos del escritor. Ahora, la voz de Chukri reflejada en la novela autobiográfica titulada El pan a secas (Al-jubz al hafi), ha logrado un nuevo y numeroso acercamiento de los hispanohablantes a la genialidad de este autor fallecido en 2003.
1. Tu trabajo es intenso por decir lo menos, pues de que Editorial Cabaret Voltaire, publicara tu traducción de Paul Bowles el recluso de Tánger en mayo de 2012, en noviembre de 2012, sacó a la luz la traducción que hiciste de El pan a secas, la novela autobiográfica del mismo Chukri y en mayo de 2013, la traducción de Jean Genet en Tánger, esas conversaciones y encuentros con Jean Genet o alrededor de su figura, que escribió Chukri. ¿Cómo trabaja Rajae? Sé que Paul Bowles el recluso de Tánger te llevó 10 años.
Me llevó diez años publicar Paul Bowles, el recluso de Tánger, tenía terminado el libro en 2004. Fue un proyecto que inicié en el verano de 2003. Fui a Tánger, compré el libro, lo leí y me puse a traducirlo sin que ninguna editorial me encargara la traducción. Volví a Tánger para pedir permiso a Chukri para la traducción pero él se encontraba tan mal que no me atreví a visitarle.
Con la muerte de Chukri el 15 de noviembre de 2003, murió, en cierto modo y el mismo día, mi ilusión de llevar a cabo mi ansiado proyecto. En todos los medios se hablaba de la Fundación Mohamed Chukri, tardé siete años en averiguar que dicha fundación nunca existió y que todos los derechos de autor estaban en manos de sus herederos. Así que inicié un nuevo desafío: contactar con los herederos y obtener la pertinente autorización.
Me costó, como dicen, meter la cabeza en este mundo, ahora ya llevo tres libros publicados. La editorial Cabaret Voltaire buscaba reeditar la obra de Chukri pero le resultó imposible contactar con los herederos y allí estaba yo con las autorizaciones pertinentes y buscando editorial. Cuando contacté con la editorial, los dos editores, Miguel Lázaro y José Pomares pensaron que se trataba de una broma, no se lo creían. De este modo, iniciamos el rescate de la obra de Chukri. Cabaret Voltaire tiene la intención de publicar las dos partes de la trilogía: Tiempo de errores y Rostros, amores y maldiciones y dos obras inéditas: El Loco de las rosas y El Zoco Chico. Es un trabajo intenso pero como disfruto traduciendo, se me olvidan los largos días y noches frente al ordenador.
2. ¿Cómo te ha abierto las puertas la gran penetración que ha tenido la lectura de por ejemplo, El pan a secas, una novela que ya anteriormente había sido traducida bajo un título desafortunado El pan desnudo?
El pan a secas es la obra maestra de Chukri. El título de El pan a secas tiene historia. Bowles publicó la obra en inglés con el título de For bread alone, traducción fiel al título original del libro: Por un solo trozo de pan. Tahar Ben Jelloun tradujo la obra al francés como Le pain nu, y le propuso a Chukri el título de Al-jubz al-hafi. La primera traducción al español de El pan desnudo es una traducción literal del francés. Durante la presentación de Paul Bowles, el recluso de Tánger en la Librairie Des Colonnes, Juan Goytisolo sugirió el título de El pan a secas porque era la traducción más fiel del árabe. De hecho, la locución adverbial “a secas” significa solamente o simplemente. Con el cambio de título se ha hecho justicia al título original.
3. TradujistePaul Bowles el recluso de Tánger, por primera vez al español, con prólogo de Juan Goytisolo, y publicada por Editorial Cabaret Voltaire, de Madrid, en mayo de 2012. Sé que fue un largo proceso de viajes para ti, obtener el permiso de Abdelaziz Chukri, hermano de Mohamed Chukri, para traducirlo. Cuéntame un poco de este proceso y también ¿hasta qué punto y qué dificultades te trajo ser una nueva voz en el mundo de los traductores?
Es una larga historia y no sé si tiene cabida en esta entrevista. Mis viajes a Marruecos fueron muchos, primero en busca de la fundación y luego en busca de los herederos de Chukri. Todo el mundo me decía que los herederos no querían tratar con nadie y que iba a perder mi tiempo. Pero como soy tan testaruda, no me resigné; mis viajes tampoco. Ahora bien te voy a ser sincera, Claudia: cada viaje hacía mella en mí dejándome una dosis de desilusión. En 2011 y precisamente en verano, opté por tirar la toalla, encuadernar mi traducción y disfrutar, en la medida de lo posible, de mi primera obra traducida y no publicada. En diciembre del 2011 fui a Tánger, tenía que ver a Mohamed Mrabet, pintor, narrador oral y autor de Amor por un puñado de pelos traducida y publicada en inglés por Paul Bowles en 1968. En Tánger se celebraba la fiesta de la lectura, acudí a uno de sus eventos y allí conocí a amigos íntimos de Chukri como el dramaturgo Zoubeir Ben Bouchta o el periodista Abdellatif Ben Yahya. Mi odisea terminó participando en un acto dedicado a Chukri, hablé de mi proyecto. Luego decidí ir a Tetuán y contactar con Abdelaziz, el hermano de Chukri. De este modo, volvió a renacer mi proyecto de las cenizas. Meterme en el mundo de los traductores fue una gran satisfacción personal. Tuve la suerte de dar con Cabaret Voltaire, una editorial seria, trabajando juntos obtenemos buenos resultados. Ahora bien prefiero quedarme al margen del mundillo de los traductores, es un mundo aparte. Sólo quiero traducir y que los lectores descubran y conozcan otros mundos a través de esos libros.
4. Específicamente en El pan a secas ¿qué tanto buscaste que tu traducción reflejara la cultura de origen? Disfruto esas notas al pie en donde describes no sólo el significado de una palabra dejada tal cual en árabe dentro del texto de la novela, sino que das pinceladas de la palabra en el contexto de tradiciones y costumbres marroquíes, como el caso de harira, la sopa tradicional marroquí que por su valor nutricional, se toma con mayor énfasis en la ruptura del ayuno durante el mes de ramadán.
Me llena de satisfacción saber que todas esas notas a pie de página te sirvieron de algo. A decir verdad hay quien me criticó este detalle pero bueno sobre gustos no hay nada escrito. Esas numerosas notas sirven para acercar al lector a una cultura distinta pero digna de conocerse. Muchos son los traductores que lo traducen todo, absolutamente todo; yo me niego a hacerlo. No quiero despojar al texto original de su riqueza sociocultural. Para mí es como si faltara un ingrediente en una receta.
En la traducción opté por mantener en árabe algunos términos vernáculos relativos a la comida como “harira” o “tajin”, a la vestimenta típica como “zegdún” o “dfin”, al mobiliario típico marroquí como “mtarba” o “tayfur”. Estos conceptos no tienen un equivalente exacto en castellano; traducirlos, de mala manera, distorsionaría su significado, Si tengo la mínima oportunidad de abrir una pequeña ventana al mundo para que el lector se pueda asomar y sumergirse, no la voy a desperdiciar, ¿à quoi bon? como dicen los franceses.
5. Después de leer tus traducciones, El pan a secas y Jean Genet en Tánger, tengo la sensación que tu trabajo permite a los lectores acercarse sin tropiezos a la novela misma, quiero decir con esto que eliminas lo que he visto en otras traducciones de editoriales españolas, donde se añade una jerga que saca al lector de la atmósfera en la que está inmerso, y se provoca una ruptura momentánea, pues el traductor deja de ser de cierto modo invisible, y deja una marca que te indica claramente que estás leyendo una traducción pensada para hablantes del español en la península ibérica. ¿Ha sido esta “eliminación” de la jerga española una de tus consideraciones o preocupaciones para colocar el texto ante un universo de hispanohablantes más amplio? ¿U obedece a razones puramente lingüísticas?
Para mí traducir es interpretar y recrear el texto procurando, en la medida de lo posible, respetar el original. El uso de una jerga española traslada el texto a un tiempo y un espacio que no es el suyo. En este sentido, la eliminación de la jerga española se debe, ante todo, a razones lingüísticas. Sinceramente, no me gusta usar ningún tipo de jerga, me inclino por la lengua estándar. Y como la traducción va dirigida a un lector hispanohablante, pues razón de más.
6. Distintas lenguas representan manera distintas de ver el mundo; sobre esta idea de teóricos de la traducción como Edward Sapir o Benjamin Whorf, ¿qué piensa Rajae del mundo que deja ver a otros?
Es un mundo nuevo cultural y socialmente pero merece la pena conocerlo de cerca. Las distintas lenguas permiten entrever distintas formas de ver el mundo no obstante, como bien afirma Sapir, dos lenguas no pueden representar nunca la misma realidad social. Si alguien aspira a conocer otro mundo, leer obras traducidas sería el primer paso luego surgirá la necesidad o curiosidad de conocer realmente ese mundo. Conozco a muchas personas que decidieron visitar Tánger tras leer algo sobre esa ciudad mítica.
7. Leí que tuviste acceso a la última entrevista que le hizo Abdellatif Ben Yahya a Mohammed El Katrani, el último amante de Jean Genet. ¿Trabajas actualmente en ella?
En 1987, Ben Yahya entrevistó a Mohammed El Katrani coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de Jean Genet. Tuve la suerte de acceder al texto íntegro de dicha entrevista. Leyéndola parece una continuación de Jean Genet en Tánger. Aquí tienes, en primicia, un extracto: “Genet se acostaba temprano, tomaba una pastilla que le ayudaba a dormir, y se levantaba temprano. Le vi, muchas veces, asomarse por la ventana de su habitación que daba al mar. Oía athan Al- fayr (oración del crepúsculo). Comía cualquier cosa, huevos sobre todo. Un día le vi cómo mojaba pan duro en agua y se lo comía. No le importaba. Decía que tenemos un bolsillo en nuestras entrañas, y hay que echarle cualquier cosa. Simplemente llenarlo”.
Mientras trabajaba en la traducción de jean Genet en Tánger, inicié una investigación sobre los últimos años del autor en Marruecos. Fui a Tánger y Larache en busca de testimonios de personas que lo conocieron. Cuando aterricé en Tánger no sabía por dónde empezar, pero gracias a la colaboración de muchas personas como Mohammed Sibari, Rachel Muyal, Zoubeir Ben Bouchta o Abdellatif Ben Yahya empecé a recopilar material. Me gustaría publicar ese trabajo, a ver si encuentro editorial.
8. Las razones personales son importantes, ¿por qué Chukri?
Chukri fue considerado como un autor maldito por hablar de temas tan tabúes como la prostitución, la homosexualidad o la marginalidad. Se le reconoció, mundialmente, por El pan a secas pero él no es autor de un solo libro. Cuando me puse a leer toda su obra, comprendí su desesperación cuando, en una entrevista, afirmó que quería matar la fama de El pan a secas. ¿Por qué Chukri? La primera traducción empezó con una ilusión y terminó siendo un desafío. Las traducciones posteriores fueron por iniciativa de Cabaret Voltaire. Nadie me ofreció traducir a ningún otro autor. En fin, son varias razones, unas personales y otras ajenas. El hecho de que El mirlo blanco de Tánger, como se le conoce a Chukri, optara por Tánger como escenario principal, me facilita la tarea de traducir. Todos los lugares que menciona me resultan familiares. Ahora bien si cita algún sitio y me resulta desconocido, voy a Tánger y lo busco. Me gusta empaparme de cualquier tipo de información antes de empezar a traducir.
9. Sé que vives en Extremadura, España. Háblame de la atmósfera de trabajo de paz que allí has encontrado.
Tras veinte años de residencia en Madrid, me fui a Extremadura donde trabaja mi marido. Vivo en Zarza de Granadilla, un pueblo pequeño pero idóneo para trabajar en lo mío. Un remanso de paz y la tranquilidad que tiene te brinda la oportunidad trabajar, concentrarte e inspirarte. Es perfecto para quien quiere rehuir del bullicio de las grandes ciudades como Madrid.
10. Una pregunta final ¿cómo ves las condiciones de vida y de crecimiento profesional de las mujeres marroquíes que viven en su país? Pues existen, como en México, puntos pendientes en la agenda relativa a la protección de sus derechos y del ejercicio de sus libertades individuales.
Las mujeres marroquíes han crecido mucho como personas y mujeres que son, se han ganado, a pulso, este crecimiento. Con el cambio de la “mudawana” (el código de familia), por iniciativa propia del rey Mohammed VI, la mujer adquirió varios derechos. Un simple ejemplo, antes el marido se podía casar con otra mujer sin que la primera esposa lo supiera o diera su consentimiento; ahora sin consentimiento de la primera esposa, no hay poligamia. En su primer discurso de agosto de 1999, el rey prometió cambiar el estatuto de la mujer y declaró entonces: ¿Cómo puede esperarse poder garantizar paz y prosperidad a una sociedad mientras las mujeres, que constituyen la mitad de esa sociedad, ven sus derechos pisoteados? Así fue el inicio de una minirevolución en la sociedad marroquí.
Claudia Luna Fuentes. Licenciada en ciencias de la comunicación por la UAC de C. Maestría en historia contemporánea por la UIA Saltillo. Poeta y editora. Algunos de sus poemarios son Ruido de hormigas (Gatsby Ediciones, 2005) y Carne para las flores. Antología personal (Aullido libros, España, 2011). Ha sido becaria del FONCA y del FORCA. Recibió la presea de poesía Manuel Acuña en 2008. Es la segunda vez que visita Marruecos. En julio pasado acudió a Tánger: Encuentro de culturas, para participar al lado de su traductor al árabe, Annafs Azzakia Ben Sbih, en la lectura de sus poemas.