El joven escritor e investigador mexicano-colombiano David Jurado, ahora residente en París, entrevistó a Hugo Gutiérrez Vega para La Otra impresa. Como pocos lectores la conocen, la damos a conocer en el cumpleaños 80 de uno de los poetas más relevantes de la escena mexicana y latinoamericana.
La ironía y la transparencia
Entrevista con Hugo Gutiérrez Vega
David Jurado: En tus ensayos citas constantemente el tema del poeta nacional y la función social de la poesía según Eliot. El escritor inglés dice que el poeta tiene, por una parte, un compromiso indirecto con el pueblo al expresar “un inconsciente colectivo” y al hacer partícipe a sus lectores de nuevos sentimientos. Y por otra, un compromiso directo con su lengua, para preservarla, difundirla y enriquecerla. Dedicaste además páginas a poetas mayores como López Velarde y Manuel José Othón. El primero, en tus palabras, “un poeta nacional”. Qué te ha llevado a remarcar la importancia de estos “principios éticos” en el ejercicio literario.
Hugo Gutiérrez Vega: Creo que moral y literatura están íntimamente ligadas. Ahora, esto no implica que haya grandes escritores con actitudes inmorales, los hay. Aquí todo depende de quién señala qué es lo moral y lo inmoral. En la literatura no puede existir censura, la única posible es la que no existe. Pero la literatura, en particular la poesía, tiene mucho que ver con la moral social. La poesía es un reflejo de la sociedad, está influenciada por el mundo social, pero ese reflejo no es mecánico, porque a su vez puede influir sobre la sociedad. Por eso Eliot habla de la importancia de la poesía para preservar y enriquecer la lengua. Por otra parte, el poeta, como todos los hombres, tiene un compromiso, pero tal vez el compromiso sea más grave para el poeta porque, aunque no es el profeta o el vidente de la tribu, sí tiene una sensibilidad más fina, más delicada, para percibir los aspectos también finos y delicados del entramado social.
DJ: López Velarde es “el poeta nacional”, pero también un poeta íntimo, “mi infancia parece salida de los poemas de López Velarde”, dices en una entrevista. Siguiendo un poco con Eliot, ¿qué es lo que hay en la poesía del poeta de la Suave patria que pudo expresar algo que ya habías experimentado sin encontrar las palabras para decirlo?
HGV: Precisamente en eso consiste la noción de“poeta nacional”. Cuandono sabemos cómo decir algo que nosotros experimentamos en determinadas circunstancias de nuestra vida, el poeta nacional, de acuerdo con la definición de Eliot, nos da las palabras y las oraciones para expresarlo. Hay otro poeta nacional en el caso de México, Jaime Sabines. En el caso de, por ejemplo, Colombia, José Asunción Silva es un poeta nacional, en el mejor sentido de la palabra, y de alguna manera lo es también, dentro de una perspectiva que hay que analizar con mucho cuidado, Porfirio Barba Jacob. Ahora, yo soy de la región de López Velarde, en cierta forma compartí la misma formación cristiana, la misma cultura reaccionaria, conservadora, salvaguardada en una serie de “valores morales” que la iglesia manipulaba para mantener el control de las consciencias. López Velarde utilizaestos aspectos de su vida íntimapara entregarnos un panorama de la moral social de su tierra. Él lo dice en el principio de la Suave patria: “Yo que siempre canté de la exquisita partitura del íntimo recodo alzo hoy la voz a la mitad del foro”. En otras palabras: yo siempre hablé de cosas íntimas, de la infancia, y en última instancia nuestra patria común es la infancia. Esa patria que todos llevamos dentro, como Cavafis llevaba sobre los hombros su Alejandría. Lo que hizo López Velarde fue abandonar ese tono íntimo para utilizar a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo para arrancar a la epopeya el gajo. Y ese gajo que arranca a la epopeya es la esencia misma, el rostro de la patria que él conoció y que de alguna manera nos dio a conocer a todos.
DJ: En la conmemoración de los 30 años del Premio Nacional de Poesía dijiste: “hay ahora muchos desatentos que no entenderán nuestra urgencia de redefinir, a través de la poesía, algunas de las cosas y de los seres más entrañables de esta patria modesta, atribulada, rica y miserable.”¿Por qué te llegó esa urgencia de redefinir las cosas a través de la poesía?
HGV: La poesía está embebida de vida social. Por su puesto, tiene una sustantividad independiente como toda creación, pero al mismo tiempo la vida social le da un color. La obliga a decir determinadas cosas. Cuando hice yo ese discurso el país atravesaba por un momento de crisis menos grave que el actual. El actual momento del país es terriblemente crítico. Como el que padece Colombia y muchos otros países de América Latina. Pero particularmente Colombia y México por las características de sus gobiernos, gobiernos conservadores entregados a la oligarquía y al Departamento de Estado de los Estados Unidos. Lo más parecido a Calderón es Uribe y lo más parecido a Uribe es Calderón. En estos momentos la poesía es fundamental para redefinir una serie de cosas importantes de las vidas individuales y de la vida colectiva.
DJ: “Rappuccini está en tus palabras”, le dijiste a Octavio Paz en uno de los ensayos de la única obra de teatro que él escribió y en la que tú eras precisamente Rappuccini. Lo recuerdas como uno de los papeles más amados de tu “errática vida como actor”. “A partir de esa obra”, escribes, “fue más fácil y más gozosa la lectura de la obra de Octavio Paz.” Podría decir que estuviste en uno de los jardines de Octavio Paz, en el“espacio de la revelación”, como él los llamaba. ¿Cómo influyó en tu obra poética la lectura desde el teatro y la actuación, tanto de la obra de Octavio Paz como de otros poetas?
HGV: Uno de los mejores momentos de mi vida actoral fue el Rapuccini. Y fue quizás en ese momento que fue más evidente para mí la íntima relación que hay entre el teatro y la poesía. Mi poesía es coloquial y muchas veces un diálogo con el lector. Considero que la cultura es el diálogo humano. Cuando viene el monólogo vienen las dictaduras. El diálogo es fundamental para la convivencia social. El teatro me ayudó mucho. He escrito mucha poesía basada en obras de teatro de Genet, García Lorca, T.S. Eliot. He escrito obras dedicadas a Chejov y a mis compañeros de la puesta en escena de Giovanni. Y tengo un tratado de la puesta en escena en donde hablo con la toalla en una mano y el pote de crema en la otra. Repienso así elars brevis vita longa, la vieja máxima latina. Para mí teatro y poesía están totalmente imbricados.
DJ: “El poeta no se explica sin el diplomático (…) y el diplomático no se entiende sin el poeta”, escribes al hablar de Yorgos Seferis, como tú, poeta y diplomático. ¿Se podría aplicar esta frase a tu trabajo?
HGV: Por supuesto. Te voy a contar una anécdota. Cuando la invasión alemana a Grecia el Rey y sus ministros se fueron a refugiar a Alejandría. Seferis era secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores. Dejó de escribir poesía e hizo un viaje a Londres por una cuestión de política. Se entrevistó con Eliot, al que ya conocía y al que le debía muchísimo;Eliot fue un maestro para Seferis. Seferis le dijo a Eliot: “ya no puedo escribir poesía, todo el tiempo estoy pensando en lo que le está sucediendo a Grecia, la ocupación, la lucha de la resistencia, eso no me deja escribir.” Eliot le respondió que al poeta le convenía tener aparte de la poesía otras actividades, hábitos que lo acercaran a la realidad, porque la poesía está muy metida en el inconsciente. La otra actividad le permite equilibrar su vida emocional. Seferis le dice entonces: “ya sé porqué no puedo escribir poesía, porque ya se metió mi problema y la angustia de Grecia al inconsciente, sueño todas las noches con mis problemas, ya no sé en qué momento pueda aflorar de nuevo la poesía que está aquí abrumada por esta lápida que se metió en mis sueños.” Eliot le recomendó que se tomara un tiempo. A las dos semanas Seferis estaba escribiendo el poema de Elena pensando en Eurípides. Así que al final el trauma pasó.
DJ: ¿Sentiste en algún momento, como Seferis, que lo público era una amenaza, llegó a asomarse esta “responsabilidad” en tus sueños de poeta?
HGV: Alguna vez sí. Estuve por lo menos dos o tres años sin escribir. La diplomacia es un trabajo que puede generar problemas que pueden apropiarse de tu inconsciente. Y el poeta necesita por lo menos una parte del inconsciente libre para que crezca allí lo que podríamos llamar, pensando en Herrera y Reissig, la orquídea negra de la poesía.
DJ: Inglaterra, España, Italia, Estados Unidos, Brasil, Grecia y Puerto Rico. Todos estos países fueron verdaderos encuentros. Viviste sus climas y sentiste a su gente, exploraste su historia y su literatura. Te viste en la necesidad de hablar de ellos, de poetizarlos. ¿Por qué quisiste hacer perdurar en tus poemas estos encuentros?
HGV: Cada país me entregó una temporada de vida. Cada país me entregó su clima, su tensión espiritual. Y en cada uno me acerqué al mundo literario. Me interesé, leí infatigablemente lo que estaba pasando y dialogué con los escritores. Cada país lo viví intensamente. De hecho puede que haya sido un mal diplomático, porque estaba demasiado involucrado con las cosas del país en turno. En Puerto Rico acabé por involucrarme en todo, lo mismo en España. Y se supone que el diplomático debe guardar cierta distancia. Yo no pude. Me entregué a esos países y a su literatura.
DJ: Escribe Odysseas Elytis: “El Yo del poeta no es el Poeta como se conforma en el mundo; sino es el mundo como se conforma en el Poeta.” ¿Cómo ha adquirido claridad el mundo en ti?,¿a través de los viajes?, ¿son tus poemas un mapa de un mundo particular?
HGV:Son efectivamente un mapa, un mapa de un mundo conocido al que trate de acercarme. Quisellegar a él para profundizar lo más que se pudiera en todos los secretos y misterios. Mi Yo poético se formó a través de las visionesde este mundo. Mi imaginación es muy activay generalmente hablo de lo que veo, de lo que siento y de lo que pienso. Y por eso los países que visité y todos mis viajes me entregaron una forma de ver las cosas e influyeron determinantemente en mi trabajo poético.
DJ: “Poeta emblemáticamente sedentario y numerosamente viajero”, escribe Marco Antonio Campos. “Un escritor nómada arraigado en la provincia mexicana”, escribe Monsiváis. Para describirte dices: “soy un soñador que viaja y vive en muchos lados pero sigo como maceta en el corredor.” Y acabas diciendo en una entrevista: “todo viajero tiene su Ítaca.” ¿Cómo te diste cuenta de que existía esa Ítaca propia?, ¿saliste ignorante a viajar para ser consciente de que nunca saldrías de tu ciudad?
HGV:Siempre salí pensando en buscar otros climas espirituales, otros panoramas humanos, otros paisajes. La diversidad del mundo. Pero ya al borde de la vejez, que ya estoy en ella, me di cuenta que mi Ítaca era una pequeña ciudad del Estado de Jalisco, Lagos de Moreno, en donde pasé mi infancia. Allí, en la casa de la abuela. La abuela era muy irónica. Y alguna vez que regresaba de un viaje, muy cargado de pompa y circunstancia, creyéndome muy importante, cosmopolita, infatigable viajero, mi abuela me dijo con una sonrisa en los labios, porque era irónica y afectuosa al mismo tiempo, “hijito no te des importancia porque el que nace pa’maceta no sale del corredor.” Yo no he salido de ese corredor y no quiero salir. Es ahí, en la vieja casa de la abuela y en los días de la infancia, en donde se formó la Ítaca a la que aspiro algún día regresar. Ya tengo un pie en esa Ítaca, pues ahora estoy en México, regresé, pero no he regresado a esa pequeña ciudad. Lo haré tal vez como los elefantes, cuando sienta, como dice López Velarde, el cansancio del fin.
DJ: En cada país estuviste dispuesto a ser sorprendido y cautivado por su literatura. Esto dio pié para que conocieras autores importantes poco difundidos a nivel internacional. En especial, el caso de poetas contemporáneos griegos y el caso de Palés en el Caribe.
HGV: De los poetas contemporáneos griegos, sobre todo tres, con los que llevé una amistad muy estrecha. Maya María Russo, Titos Patrikios y Tasos de Negris. Ellos me llevaron a los poetas de la generación surrealista y de la generación posterior al surrealismo, como Engonópulos, Livaditis y sobre todo Embiricos. En el caso de Puerto Rico mi entusiasmo con Palés es juvenil. Pero no lo había conocido a fondo hasta que viví en Puerto Rico. Hasta que vi la isla, a la mulata antillana meneando el caderamen para que rabie el tío Sam, como dice en uno de sus poemas. “Por la encendida calle antillana va Tembandumba de la Quimbamba, rumba macumba candombe bámbula, entre dos filas de negras caras. Ante ella un congo, gongo y maraca.” Eso te ilumina cuando lo lees, pero cuando además de leerlo lo ves, entiendes a Palés Matos, el iniciador en lengua española de la poesía de la negritud en el Caribe. Como lo es en la novela Alejo Carpentier y como lo fue en el ensayo Germán Arciniegas. El mundo del Caribe tiene tres voces esenciales, Palés Matos, Aimée Cesaire y Walcott.Luego viene toda la vertiente de la negritud que adquiere momentos de esplendor con Nicolás Guillén.
DJ: En tus poemas y en tus ensayos hablas de personajes concretos y en general te diriges a personas concretas. Haces homenajes, cuentas anécdotas, realizas retratos. Estospersonajes son figuras literarias, históricas o de ficción.Retomasde ellos su obra y su vida. Rafael Alberti, el poeta de la luz, los colores y los ángeles, pero también el que se queda dormido en las conferencias. José Carlos Becerra, poeta,pero ante todo, amigo. Dices además que en tus poemas hay recuerdos, impresiones y emociones que has querido compartir con los amigos, en especial con los escritores. Explicas que tus “libros son una conversación sostenida a lo largo del tiempo”. Se desprende entonces de tu trabajo una relación intensa entre vida y obra,tanto la tuya, como la de personajes concretos con los que te has encontrado. ¿Por qué reivindicar estarelación?
HGV: Ha sido para mí esencial la relación entre vida y obra. Por ejemplo, con Rafael Alberti descubrí el mundo de Garcilaso de la Vega, el mundo de San Juan de la Cruz, con él compartí a poetas, a Antonio Machado, García Lorca, Miguel Hernández, Jorge Guillen. A Alberti lo considero mi hermano mayor, mi padre putativo, fue esencial para afinar todo lo que pude de mi trabajo poético. De hecho, Carlos Becerra, Alberti, Pepe Hierro y Carlos Monsiváis, son las personas a las que les muestro mis poemas antes de publicarlos para que me den sus puntos de vista, la mayor parte de ellos son lo suficientemente buenos y al mismo tiempo malos como para decirme este poema tíralo o este verso no sirve, corrígelo o deshazte de él. Las correcciones de Becerra, Hierro, Monsiváis y Alberto las atesoro. Ahora, mi poesía es conversatoria, es un diálogo no sólo con el lector sino con las personas que he conocido, que he amado, que he admirado, y de las cuales he aprendido las pocas cosas que sé. Por eso la relación entre la obra y la vida de aquellos que conocí es tan importante.
DJ: Tus poemas hablan de lo cotidiano en un tono melancólico compensadopor la ironía. La ironía le quita patetismo al poema y lo abre al entendimiento claro, ayudaa darle un sentido. Es el arte socrático de lo universal, de la representación. ¿No se ve el realismo inmediato de lo cotidiano, con todo lo que tiene de violento y maravilloso, subyugado por la claridad? ¿Por qué, poeta, no destruyes tu lengua y de paso el sentido de las cosas?
HGV: Yo aposté por la transparencia, por la claridad. A veces los nubarrones me ganan y el poema entra en territorios oscuros que no puedo controlar. Pero esto pertenece al mundo de la magia poética, al mundo del misterio. En cambio, la realidad me entrega los datos esenciales de mi poesía, por lo tanto apuesto por la transparencia, por la claridad. Y cuando no lo logro o cuando algo exterior me lo impide dejo que el poema salga con su misterio.Y a veces sucede que mientras más transparente el poema es, más misterioso. En la búsqueda de una transparencia el recuerdo y la memoria tienen mucho que ver. Pensando en Jung y en el “inconsciente colectivo”, hay una suerte de “memoria colectiva”, memorias tuyas que al sacarlas a la luz en un poema son asumidas, apropiadas por mucha gente. Y para ello la transparencia es un elemento fundamental.Hay gente que escribe poesía que podríamos llamar “hermética”, buena y mala. No tengo nada contra ella. Aunque en realidad no hay poesía hermética, sólo lectores indolentes. De todas formas mi apuesta es otra.
DJ: La ironía, como las películas de cine cómico mudo, es amable. Keaton, uno de los personajes que aparece reiteradamente en tus poemas, no se ahoga con su familia en medio del mar después de una terrible tormenta porque resulta que el barco estuvo siempre a unos cuantos metros de la playa. La ironía tiende anegar la naturaleza. Podría utilizar tus palabras para describir la finalidad de la ironía: “los hombres podemos y debemos corregir los actos de la naturaleza, que siempre nos derrota, aunque sólo podamos hacerlo a manera de bromas intrascendentes”. ¿Por qué temerle a ser vencido por la naturaleza y en última instancia por qué negarla?
HGV: Le tengo mucho miedo a la sensiblería. Al sentimentalismo no, ni a las sensaciones, pues son primordiales para la originalidad del poema y del poeta. Decían los simbolistas y López Velarde que la originalidad del poema está en las sensaciones. Por eso apuesto por la ironía, por el sentido del humor. Aunque en el fondo de la ironía hay una gran carga de melancolía, allí están los cómicos del cine mudo, la cara de Harry Langdon o de Buster Keaton, por eso García Lorca pensaba tanto en Buster Keaton. Además de la comicidad hay una tristeza profunda. Yo creo que la ironía pertenece al mundo de lo agradable, de lo amable, pero si se escarba se encuentra esa almendra amarga de la tristeza.
DJ: Escribiste: “No logro, desde que llegué a la isla, poner en orden los pensamientos tal y como lo hacía en tiempos más apegados a la razón. Las sensaciones, en cambio, aparecen y desaparecen en filas bien ordenadas.” En tu obra se nota un cambio a partir de los libros que escribiste en Grecia, ¿te has vuelto un poeta más de sensaciones que de razones, te has acercado más a ese “tercer estado poético” del que habla Elytis, un estado “que no se somete a las distinciones y contradicciones de la vida cotidiana, de una notación que se registra con palabras, pero que se interpreta en el alma con vibraciones (…) que ya no tienen ninguna relación con el sentido original de las palabras”?
HGV: Grecia me enseñó a ver las cosas como las veía un poeta de mi pueblo, Francisco González León, más que las cosa en sí, ver el aura que rodea a las cosas, la vibración del color, la textura de una superficie. El mundo de las sensaciones. Y traté de llegar a ese “tercer estado” del que habla Elytis. El paisaje me deslumbró, me cautivó, me influyó de forma determinante para olvidar algunos aspectos demasiado subjetivos.De alguna forma me ayudó a consolidar una objetividad y consolidarla junto a la ironía, pues ésta te entrega una buena carga de objetividad. La objetividad es un buen lugar, te da una buena perspectiva para entender las cosas. Grecia se apoderó de mí, los poetas griegos se apoderaron de mí, de una manera tan estrecha que el mundo que se me abrió fue un mundo sensorial y mi poesía adquirió otro tono y yo adquirí otra forma de ver las cosas. Por eso se notaun cambio después de mi estancia en Grecia y de mi conocimiento de Cavafis, de Seferis, de Elytis, de Engonópulos, Embiricos, Siquelianos, Palamás y el padre de la poesía griega en lengua demótica, Solomos.
DJ: El paso del tiempo, tan evidente en los libros anteriores, ya no es tan marcado. Una poesía que hacía un énfasis continúo en un aquí y ahora precisos, ya no se esfuerza demasiado en cada poema por distinguir entre pasado, presente y futuro.
HGV: Se me mezclan todos los tiempos como en el sueño. Los viejos nos soñamos jóvenes y en el sueño podemos hacer las cosas que no pudimos hacer en la vida real, el sueño ocupa un lugar preponderante en mi trabajo poético reciente. Además ya no me interesan las anécdotas, sólo la vida de los míos o la muerte de los míos, por eso en un poema digo “hoy al abrir el cajón del buró un sueño rezagado me mordió la mano.” Allí están esos sueños. Hace poco me encontré una agenda vieja, de hace unos quince años. Ya no me sirve. Ya están muertos todos.
DJ: “Grecia, además de la visión, te exige la reconstrucción”, dices en una entrevista y ese parece ser el principio de los libros que escribiste en ese país. Tomaste un lugar histórico como centro de reflexiones poéticas.
HGV: Toda la tradición griega, pero no sólo la clásica, también la moderna. Las que nacen con los poetas del heptaneso, con Solomos, con Palamás. El mundo griego se impuso de una manera determinante. Es curioso, estuve leyendo un poema de mi primer libro, Buscando amor, “Náhuatl en Atenas”, el cual escribí con motivo de mi primer viaje a Grecia, siendo yo muy joven. En el poema ya percibía lo que Grecia me entregó después. Todo este caudal, no sólo de la Grecia clásica, sino de la Grecia de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI. Porque todos llevamos una Grecia en el alma, hay tantas Grecias como admiradores de Grecia.
DJ: ¿Influyó el rescate que hiciste de la idea unamuniana de un poema que retome un tema histórico, de tal forma que la poesía lírica estuviera incontaminada y la poesía épica no sufriera las limitaciones de lo estrictamente testimonial?
HGV: Eso está claro en un poema que titulo “Habla el déspota” de Cantos del despotado de Morea. Se trata de un hecho histórico, la caída de Constantinopla y la repercusión de ésta en Mistras, capital del despotado de Morea, que fue durante mucho tiempo el refugio de los neoplatónicos. Sobre todo de Crisorolas. Ciudad que también fue refugio de los cruzados que iban rumbo al medio oriente y que después el mundo bizantino convirtió en el despotado de Morea. De esa anécdota histórica saco una poesía épica atemperada por el clima lírico.
DJ: Retomas también de Unamuno lo que él considera la carencia principal de América y España: la falta de“un sentimiento religioso de la vida”. El arte, decía Fellini, reconforta, asegura, nos hace reflexionar sobre la vida, que sola no sería más que un corazón que late o un estómago que digiere. “El arte”, señala,“es el intento mejor logrado de inculcar en el hombre un sentimiento religioso.” En Una estación en Amorgóso en el poema “Letanías para canonizar a Jaime Sabines” aparece este sentimiento, apenas latente en tus otros trabajos. ¿Fue tu fin recuperarlo y evidenciarlo?
HGV: Definitivamente. Yo tuve una infancia muy religiosa. Para mí la noción de religión no se refiere a una iglesia en particular sino al viejo concepto de religión, religar. Religar a las personas, religar a las culturas, religar a los países.Por eso hay algo religioso en mis últimos poemas, una búsqueda religiosa. Unamuno decía que él creía en Dios porque lo necesitaba, como una necesidad física y espiritual. Yo me sigo haciendo la pregunta, me la hago todos los días y esto me convierte en un poeta hasta cierto punto religioso, con aspiraciones religiosas. En un poema hablo de un paisaje nevado que veía desde mi casa en Washington,había un parque y en él una asamblea de pájaros azulesenfrente de mi ventana anunciando el fin del otoño. Digo en el poema:“Estaba sólo en la casa del bosque y sentía, podía sentir como el corazón se agitaba en el pecho mientras los pájaros despedían la estación y ya caminaba el invierno. Fue entonces cuando preguntó a nadie, y como de paso, si existía Dios”. Es una pregunta que tengo siempre presente. Como el déspota de Morea no he sido muy puntualrespecto a mis obligaciones religiosas, pero mi diálogo con Dios o con esa noción de Dios que todavía no preciso, que todavía siento en medio de una neblina, tuvo y tiene noches intensas.
¿Qué es el amor para Hugo Gutiérrez Vega?
Unos amigos peruanos le inventaron a Juan Ramón Jiménez una admiradora. Le dijeron que había una mujer hermosísima que se llama Georgina Hübner, quien ya había leídosus dos primeros libros y que estaba enamorada de él. Así, le pidieron a una muchacha de Lima que le escribiera cartas a Juan Ramón y firmara como Georgina Hübner. La correspondencia se mantuvo por varios meses. Hasta que se dieron cuenta que Juan Ramón se estaba enamorando. Decidieron entonces matarla. Y el poema de Juan Ramón dice: “El cónsul del Perú me lo dice: GeorginaHübner ha muerto. Has muerto, estás, sin alma, en Lima, abriendo rosas blancas debajo de la tierra. Y si en ninguna parte nuestros brazos se juntan, ¿qué niño idiota, hijo del odio y del rencor, hizo el mundo, jugando con pompas de jabón?” Aquí recuerda por supuesto al Macbeth de Shakespeare. Y termina diciendo, “desde ahí tú sabrás que esto no vale nada, que quitado el amor, lo demás son palabras.”
¿Qué es la muerte para Hugo Gutiérrez Vega?
Una presencia frecuente. Forma parte de la vida. Temo la muerte de los seres que amo. Mi muerte… no te voy a negar que la temo, todos los hombres la tememos porque no sabemos qué es, sabemos que llegará. El amor llega aparejado al temor de la pérdida del objeto. Lo decía Freud, la pérdida del objeto provoca melancolía profunda y en algunos casos traumas. La muerte para mí es esa presencia sobrecogedora, no le amo como Villaurrutia,un poeta enamorado de su muerte. “Que prueba de la existencia habrá mayor que la suerte de estar viviendo sin verte y muriendo en tu presencia. Esta lúcida conciencia de amar a lo nunca visto y de esperar lo imprevisto. Este caer sin llegar es la angustia de pensar que puesto que muero existo.” Me va ayudar Villaurrutia a contestarte, puesto que muero existo.
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