Dedicados a Huberto Batis, estos versos de Elaborados libros y palabras…, son una muestra de su obra lírica.
De elaborados libros y palabras…
José Manuel Recillas
Para Huberto Batis
De elaborados libros y palabras,
de noches laberínticas sin nombre,
como el destino escrito en una nube
que oscurece a ese espejo al que llamamos
luna; como los ojos y la frente
que anónimo besar quisiera desde
esta orilla el guerrero enmudecido,
ignorante de sagas y epopeyas,
indestructibles como la alta noche;
de tropiezos y heroicas desilusiones,
preñado está el recuerdo de lo amado
que tanto cantan los poetas sabios
que origen dieron a las lenguas mudas
que son las madres de las que hoy hablamos
el hacedor de versos y el político
inmoral que desgobierna y nos miente.
Tal vez por eso a veces uno sale
a recorrer las calles nuevamente,
como si en el andar algo quedase,
un eco de pasillos y de sombras,
de largas tardes compartidas como
el fiel de una batalla por librar
de nuevo en cada letra y cada signo,
en cada línea como una trinchera,
el muro a punto de caer, el eje
que no encuentra su centro y tambalea,
y la senda gris que atraviesa el campo
como una herida en el rostro del mundo.
Con quién decir si no es con uno mismo
que no basta con lo que queda a veces
para hablar de lo vano y transitorio,
del paso de las horas y el diluvio,
el duro peso del lenguaje hablado
huyendo de la boca y la prisión
como inútil mariposa; nos queda
la palabra… ¿qué cosa? Universo
de tinta y de impresión, de la memoria
en esos anaqueles donde guardo
algo que recordar y que es de todos,
y allí me busco, como busca a tantos
el que no quiere ser olvido y niebla,
bosquejo apenas de la vida y letra
con que todo definido podría
quedar. En vano a veces esos lomos
le hablan a otro, que no sé si soy yo
o es el otro yo que los ha leído,
a veces hablan raudos entre ellos;
y así Octavio Paz, supongo, habla
con Martínez Ocaranza, y le inquiere
por su Patología del ser. Quién
sabrá de qué hablen los malditos
viejos al hallarse canto a canto, juntos,
como Borges muy cerca de Cernuda
y un Rilke vigilante de Bachofen:
una Babel sinfónica, ficción
de todo lo viviente y es apenas
herida que en el alma reverdece,
rigor de lo que no debe pasar
a la palabra impresa, imperativo
que el habla desconoce al deambular
por los desordenados laberintos
de la memoria. Entonces seré otro
del que una vez fui, del que todos
fuimos o seremos, fundidos en la tinta
y el papel que conserva, duramente,
algo que se parece a la vigilia,
a la noche y su voz que no se apaga,
a eso que ya no es nuestro y alguien lee
y queda allí sin ser de nadie más
cual la estrella fugaz de la otra noche
que nadie ya recuerda. ¿Fui yo quien
la vio? O solo estoy rememorando
una historia que a mi memoria llega
y no sé si es un sueño o alguien lee
por mí lo que recuerdo, lo que afirmo
recordar pero se me escapa, muda,
como un llanto que viene de no sé
dónde ni de qué abismo corporal.
Y sólo sé que todo es un abismo,
y todo es ya lectura y avanzar
hacia el vacío y el deseo mudo
de la carne y lo que es inescrutable…
marzo 24 de 2014
José Manuel Recillas (1964) ha publicado El sueño del alquimista (1999, 2014) y el volumen de ensayos Aproximaciones al expresionismo (2004). Están en prensa el volumen de ensayos Los senderos interiores, y el de poesía Mahler (Secretaría de Cultura de Michoacán, 2014). Ha traducido dos volúmenes con textos de Lafcadio Hearn, un Elogio de Robert Louis Stevenson, de Walter Alexander Raleigh, y en 2010 La Cabra Ediciones editó su edición Un peregrinar sin nombre. Obra selecta (en dos volúmenes) de Gottfried Benn, por la cual le fue otorgada la Cátedra Sergio Pitol por la Universidad de Guadalajara en 2012. Ha editado tres volúmenes de la obra del poeta mexicano Juan Bautista Villaseca.