Poemas traducidos del neerlandés por el autor y Marco Antonio Campos, en una especie de periplo y visitación a México.
Variaciones
(cinco poemas)
Stefaan van den Bremt
traducidos del neerlandés por el autor y Marco Antonio Campos
SON DEL CORAZÓN
(variación lopezvelardeana)
Aquella música íntima ¿ha cesado
cuando se asfixió tu voz por falta
no de aliento, no de cuerdas, no de
oídos, por falta no: por abundancia?
Oigo el diapasón de tu corazón
que una última vez tantea su alcance.
Oigo la sangre impaciente que aún
de golpe busca la carótida.
Aquella música íntima ¿se ha apagado
cuando cantó demasiado alto el anhelo
por ella, una entre muchas, aquella
que te dijo el no que no puedes olvidar?
Oigo el suspirante cristianismo
y cómo contradice cada maldición
con bienaventuranzas de la virgen
cuyo encanto no pudo convertirte.
Aquella música íntima suena
tan fuerte: quien no quiera oírla
la siente latir a pesar suyo
más alto en su propio corazón.
LA CIUDAD DE JOSÉ LUIS
para José Luis Sierra
Vi a los ángeles que la cuidan.
Aquel ángel azul sobre la cornisa rosada,
bello y mofletudo, como tú
de guardia. Desde hace años
y benditos días.
Hasta que ya no más.
José María sale al quicio de la casa,
José María– ¿Sierra o Sánchez?–
como si anduviera enhebrándose
con algún cabo suelto de la historia,
como si pidiera clemencia al aire
mientras su padre la construye,
reconstruye desde los cimientos,
y al amaestrar a perros de cantera
despierta a sus demonios, los conjura
con ángeles hermosos, adulterados.
Esta ciudad es de ustedes.
La deja vacante la Corregidora.
José Luis la dona a sus hijos.
CITA Y COMENTARIO
para Juan Gelman
Se ha extraviado / o borrado
la cita en el libro / los comentarios
reclaman un sentido / marcan
el paso / en un recóndito
como un niño con los ojos cerrados
en la tiniebla / envuelto en su valor /
vagando a ciegas / en sus adentros
rumbo al habla / en el lugar
de la cita con los desaparecidos
en el blanco / sol de medianoche
del desconsuelo / que inviernan
como sombra del insomnio
ÁLBUM INFANTIL
para Marco Antonio Campos
En fotografías de los años cuarenta
se ve a Leo con cara de dominador
que debe velar el otro rostro del niño
que juega con una muñeca que llama Frida
y a quien le encanta tejer ropita. (Es cuando
se quita aquella máscara ceñuda.)
Al lado suyo, yo, como hermano segundo,
sólo puede defenderse con la fuerza
de sus corajes. (Pues se acabó la leche:
¡qué buen chiste que hace reír a quien
no llora!)
Entre nosotros, más tarde, está la hermanita
con aquella gran cinta en su pelo negro
y en los labios una sonrisa forzada
un momento antes del sollozo fingido.
Más tarde aún –ya en los años cincuenta–
el benjamín, el que riendo quita importancia
a todo lo que sucede, a lo que aún
había de suceder. Y yo, yo miro
fijamente el ojo abierto que lo ve todo;
convulsivamente encubro las primeras
espinillas en mi alma.
PLEGARIA POR JAIME SABINES
No podrás morir.
Bajo escalpelos
no podrás morir.
Huesudo, enfermo,
no podrás morir.
Así, sin aliento,
no podrás morir.
De memoria de hombre
no podrás morir.
En trance de muerte
no podrás morir.
A pesar del cáncer
no podrás morir.
A pie de verso,
no podrás morir.
Los topos ven:
No podrás morir.
Las piedras oyen:
No podrás morir.
Andan los cojos
tras de la banda.
Tarumba se alza.
No podrás morir.
Desde la tierra,
de su entraña misma,
regresarás:
no podrás morir.
Con tus muletas
te pondrás de pie,
y aunque te cueste
no podrás morir.
En puros huesos,
no podrás morir.
Harto de muerte,
no podrás morir.
Bajo la losa
no podrás morir.
Reza tu lápida:
No podrás morir.