El poeta y periodista Gilberto Lastra entrevista a uno de los más relevantes narradores mexicanos. ¿Cuál es relación entre realidad y ficción en un país dominado por los males de la corrupción y la ceguera?
Elmer Mendoza: Mendieta se queda mientras el narco siga
Gilberto Lastra Guerrero
El trabajo del investigador Edgar “El Zurdo” Mendieta tiene cuerda para muchos años, pues el narco en México seguirá, así como sostiene su creador, el escritor sinaloense Élmer Mendoza. Y aunque a este personaje participa en el esclarecimiento de delitos comunes, la producción, trasiego y la custodia de territorios por grupos armados, son parte de la trama en la que vive el país.
Con tono desenfadado, Mendoza entrama a la literatura con la vida cotidiana del norte mexicano. Asegura que la narrativa del narcotráfico es sucia, pero no se debe perder de vista, porque es algo que ha cambiado la vida y destinos de quienes viven esta época en México, y quizá para siempre.Culiacán, Sinaloa, es su cercanía y el nutriente de sus historias de ficción: el contexto. Escribe en el norte de México, en la frontera con Estados Unidos; en es embudo donde se recrudecen las historias por el trasiego de enervantes, la ruta al norte.
Élmer Mendoza es de pocas palabras, que se deben escuchar con atención porque en esos recovecos, hay razones y reflexiones escondidas en la realidad misma. También es conocido y reconocido por la clase política, y se encuentra esperanzado que se haga algo por el país luego de testimoniar la crudeza del narcotráfico mexicano.
GLG: En la narrativa de los medios de comunicación y de los gobierno del partido que sean en México, parecería que hay una disociación con la realidad, para la gente que viven en el norte, como usted o como yo, conoce la forma en la que la violencia se ejerce, ¿cuál es el papel de la narrativa literaria ante este amarillismo de los medios masivos y de las autoridades?
EM: La literatura cuenta asuntos aproximados a la realidad y a veces se confunde con ella. Representa, da a conocer, induce. Al menos, a algunos medios y comunicadores les ha servido para no olvidar cómo México es lastimado. Muchos lo saben, pero no dicen todo porque deben cuidar sus vidas. La literatura, generalmente, puede nombrar sin que su autor se exponga. En esto es importante la creación de símbolos de representación.
GLG: Hablaba usted que no quería ser novelista del narco, pero el ambiente y la comprensión del tema influenció su obra, ahora, ¿cree que los jefes de los cárteles y los sicarios son los que narran al país?
EM: Todo país tiene su parte oscura y podrida. En el caso de México el poder de los jefes y los sicarios es indiscutible en lo que podemos decir de la vida de los mexicanos: sus ideales, sus temores, los grandes personajes. Es una narrativa sucia pero real que no debemos ignorar. Definitivamente, hablamos de algo que está alterando nuestra forma de vida quizá para siempre.
GLG: Ahora, para Élmer Mendoza, ¿dónde nace una historia? ¿Cómo se empieza la trama? ¿Cuál es el impulso para comenzar a escribir?
EM: Las fuentes son variadas pero todas dentro del territorio del delito; ahora mismo estoy con algo que parte de un secuestro. La trama tengo inventarla, porque las tramas reales son previsibles, no así las literarias que exigen profunda atención. El impulso es natural, soy un escritor en pleno ejercicio con muchas novelas en la cabeza.
GLG: El lenguaje y la realidad de un lugar, afectan el proceso creativo de escribir, los metamorfosean como lo que sucede, como en el caso del norte de México, y los personajes se ajustan a esta realidad del autor, en el caso de Élmer Mendoza, ¿cómo nacen los personajes, los engranes de la historia?
EM: El lenguaje es muy importante, es parte de nuestra identidad. Tenemos una manera de hablar español que ahora cuenta también en un discurso literario. Los personajes son parte de un corpus, ahí nacen y se desarrollan y tienen un lugar en el engranaje de la ficción, que debe trascender la realidad.
GLG: ¿Cómo ha recibido los políticos su narrativa? Ellos son una parte importante en la cultura del narcotráfico. ¿Les podrá interesar el encontrarse o no en sus páginas?
EM: Tendríamos que preguntarles. Por ahora, algunos miembros de la clase política leen mis libros; me dicen que soy bueno y que esa crudeza que consigo expresar un día será importante en la toma de acuerdos. Esperemos.
GLG: ¿Alguna historia que a Élmer Mendoza le duela escribir o la novela imposible?
EM: La de los caídos en los setenta en la guerrilla. Cada que intento algo me trabo y me es imposible avanzar.
GLG: ¿Cree que la violencia ganó la batalla a este país?
EM: Creo que no, pero detecto que en este momento es más fuerte de lo que quisiéramos.
GLG: ¿Mendieta se adaptaría al México actual con esa ambigüedad que los caracteriza?
EM: Bueno, debe trabajar. Además los delitos que él resuelve son comunes. Claro, siempre está involucrado en algo del narco, esto porque el narco está allí, y como yo veo, durará muchos años aún.
GLG: ¿Cuáles son los riesgos que corre Élmer Mendoza en sus textos?
EM: El principal: escribir novelas mediocres, de esas que puede escribir cualquiera. En la realidad, hasta ahora he sido respetado por los buenos y por los malos.
GLG: Los enredos de narco actual, parecerían una novela mal escrita o genialmente diseñada, ¿de qué lado considera que está hecho el México actual, de absurdos o de una intrincada trama?
EM: Percibo que son más absurdos. El país surrealista de que hablaba Breton tiene cada vez más fuerza. Es una lástima que el mundo del delito haya crecido tanto, y tenemos uno más doloroso que el tráfico de drogas, me refiero al tráfico de personas: migrantes, niños, mujeres; al secuestro que es absolutamente ponzoñoso, al robo con violencia, de autos, casas, pagadores. Y bueno…
GLG: ¿Cuáles son las cosas que la literatura no podrá contar del narco?
EM: Ninguna, lo que no contemos ahora lo contarán después; sobre todo lo que tiene que ver con los políticos corruptos que siguen creyendo que la gente desconoce sus arreglos.
GLG: ¿Qué riesgo quiere correr en su siguiente novela?
EM: Ninguno. Espero morir de viejo, y como me enseñó un viejo narco, retirado: no decir nada que sea malo para la salud.
GLG: ¿Qué lee? ¿qué cine consume?
EM: Leo a mis amigos, unos escriben novelas policiacas y otros de las otras. Leo a mis maestros, más a Fernando del Paso y a Rubem Fonseca. Leo poetas, también tres betsellers al año. Cine en salas, con palomitas y refresco, acompañado de Leonor que me despierta cuando la película es aburrida, o a veces, nos despertamos el uno al otro.
GLG: ¿Cómo nacen sus historias de la cercanía?
EM: La cercanía es lo que más conozco, entonces puedo convertir una relación con la que estoy familiarizado en un instrumento estético para crear una atmósfera conveniente. El contexto cuenta mucho en la literatura realista.