Enrique González Rojo. Hortensia Carrasco

gonzalez-rojoEn la presentación de su libro más reciente, “Trincheras”, el viejo compañero de luchas de José Revueltas y cómplice de la vanguardia extraviada, el poeticismo, conformado por Eduardo Lizalde y Marco Antonio Montes de Oca, refrendó su vocación libertaria y lírica.

 

 

Enrique González Rojo
DE LA TORRE A LAS  TRINCHERAS

Hortensia Carrasco

Este libro representa, por si solo una trinchera. Mirar el campo de batalla desde sus páginas utilizando como armas los versos nos da la certeza de que hay algo que nos puede conducir hacia una vida más libre, y ese algo es la poesía.

Esta trinchera no es común, es compleja y por momentos instala a los poetas fuera de ella, para que desprotegidos, sientan la necesidad de dirigir sus plumas hacia una escritura verdadera, porque por momentos se les olvida que estar cerca de la realidad, asistir a ella, les dará la fuerza y el coraje para que su palabra se convierta en una denuncia.

Enrique González Rojo Arthur, autor del libro Trincheras, editado por la editorial Versodestierro, conforma esta obra con 6 poemas de largo aliento, los cuales representan  las trincheras que el lector y los poetas deberán elegir a fin de reflexionar desde dónde deberán afrontar lo que causa molestia, si desde la indiferencia provocada por la vanidad o desde el puño insurrecto.

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Enrique González Rojo con sus presentadores y su editor

En este libro, a diferencia de “Cuando la pluma toma la palabra”, texto dedicado a la tarea de deletrear el infinito, ahora Enrique González Rojo se propuso aconsejar a su pluma, pedirle que lo escuche pues es el momento de  reafirmar que el poeta no debe de alejarse de la necesidad de escribir una poesía que sea contestataria, como aquella  que hicieron en su momento poetas como Pablo de Rocka y Pablo Neruda.

En el poema Consejos a mi pluma  se percibe el odio político, la indignación social, expresiones que el poeta hace trascender y con ello las libera de pasar a ser parte de un panfleto. Además se lee una crítica y autocrítica. Crítica para aquellos que cobijados con la bandera de la izquierda no son capaces de dirigirse con honradez y dejan sus ideales a un lado pues prefieren hacer uso de su habilidad para mentir y de ese modo sentir las ásperas caricias del poder. Y la autocrítica aparece cuando el poeta se exige  una mayor responsabilidad social.

En  el poema Nuevos consejos a mi pluma, se continúa en el mismo tono pero se percibe mayor indignación, es el enojo que debemos sentir para exigir que nuestra escritura sea un gatillo en espera del atrevimiento y para ello es necesario hablar con la pluma, pero hablarle fuerte y en serio, como lo hace González Rojo en los siguientes versos: “Escúchame cabrona: que si hablas de Zapata, del Che Guevara, de Salvador Allende o de tantos, tantísimos otros, que levantaron en armas a sus muinas, lo sepas hacer con las frases adecuadas, justas, militantes”.

Esa preocupación por la escritura y la dirección que el escritor da a su pluma ya la había manifestado Enrique González Rojo y quedó plasmada en el ensayo que realizó Rafael López Molina, titulado “La condición humana en la obra de Enrique González Rojo. A continuación cito un fragmento de lo expresado por el maestro Enrique: “Sé que mi pluma se va a detener, tarde o temprano, en un punto cualquiera; sé que no hay escapatoria. Y mi poesía y yo, y mi programa, contamos con ello. Mi muerte ha de ser, por eso, parte de mi poesía. Solo diré lo que quiero decir cuando me muera”.

Al continuar con el desarrollo del libro, nos encontramos con otro de los poemas-trinchera el cual el cual se titula Un Afán. En los versos que dan forma a este poema, la voz poética enfatiza sobre la idea corrosiva de poseer algo, por eso veremos a medida que avanza la lectura que habrá términos y pronombres posesivos resaltados con negritas. La idea de posesión es tan natural porque al igual que otros seres vivos, como los animales, el instinto de supervivencia nos hace desear tener lo necesario, los animales necesitan igual que nosotros el oxígeno para ocupar también su lugar en este espacio. Sin embargo, el ser humano muchas veces no controla esa necesidad de tener, situación que coloca a tantos en una condición salvaje y entonces se vuelven hienas o chacales dispuestos a quitar a otros lo que no le pertenece. O dicho en las palabras de González Rojo, se produce en el ser humano el morbo apropiativo, y es ahí donde surge la reflexión sobré que pasará si la especie humana continúa a merced de los buitres y los chacales e incluso a merced del individualismo que hace tanto del hombre como de la mujer seres egoístas que engendran la idea de lo mío sin importar el otro.

En este poemario encontramos también, cómo se cuestiona al hacedor de versos amables, aquel que nunca baja del olimpo, al que embriagado por las mieles de la vanidad se le olvida para qué sirve la poesía o qué es lo que realmente quiere decir con su poesía. Esto lo podemos advertir en el poema Bajar de la torre, en donde el autor con ironía hace una crítica a los poetas que subidos en su torre de marfil son capaces de caer en la tentación de adaptarse al gusto dominante.

Es el poema Bajar de la torre una llamada de atención para aquellos que dedicados al quehacer poético escriben sin comprometerse y solo contemplan cómo sus adjetivos van al salón de belleza, es decir como el poema entero se acicala y se da sus manitas de gato, quedando en el nivel de lo superficial. Pero no sucede así con los poetas que se atreven a bajar de la torre, que se atreven a caminar por los lodazales, a vivir la realidad, adonde las palabras son las que hablan diciéndole: “Yo soy un charco, yo soy una ventisca, yo soy el silencio”, así, desde abajo, el poeta forma sus arsenales, los cuales ha de utilizar para poner el dedo en la llaga y hacer de la poesía un auténtico acto de libertad que lo salve de morderse la lengua. Cito:

“Aquí ningún poeta sufre
La invisible, incipiente y progresiva
Autofagia de morderse la lengua”.

Enrique González Rojo se autodefine como un poeta y filósofo socialista y antiimperialista, por eso se identifica con las principales luchas, como la emprendida por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y eso se advierte en los poemas dedicados a Paloma Sainz, a Paco Ignacio Taibo II y a Luis Hernández Navarro, con quienes González Rojo ha apoyado la desobediencia civil del magisterio.

La postura socialista, la refirma a lo largo de todo el poemario, pero es en Demiurgo del caos donde el poeta lo hace saber con mayor énfasis y cito:

Mi pasión no claudica.
Atrás de mis palabras
Oculto todavía un arsenal
De imprevisibles armas.
Mi cuerpo transformado
En torbellino de órganos internos,
No da el brazo, ni el sueño,
Ni el ideal a torcer.

Ese comprometerse con los ideales se lee desde principio a fin del libro Trincheras y es en el último poema titulado Apuntes para la biografía de mi musa o mi humilde aportación al bicentenario, escrito precisamente en 2010, año conocido como el del bicentenario, donde el poeta nos habla ya no de su charla con la pluma sino de la conversación que la musa tiene con él, y nos muestra como ahora es la musa quien le habla fuerte, le arenga, le grita. Como ejemplo cito los siguientes fragmentos:

¿Qué haces cuando tu patria, deshilachada y doliente,
Crucificada en sí misma
Clama por sus poetas
Cuando los medios,
Secuestrados por la parte más negra de la noche
Arrojan por horas y más horas carretadas de basura
Hacia la gente?
¡A tu puesto cabrón! y me empuja
hacia la hoja en blanco.

Por último me parece que las palabras que el maestro Enrique dijo durante la celebración de sus 85 años el 5 de octubre de 2013  son una forma de reforzar parte de lo que plasma en su poemario:
“No tengo el menor escrúpulo en escribir poesía política no soy de los poetas que considera el escepticismo como principio incuestionable, valor perpetuo y elegancia retórica. Pero como lo han desarrollado algunos estudiosos de mi creación, mi poesía está  lejos de limitarse a la protesta y a la denuncia”

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Público encabezado por Elena Poniatowska

Cuando el lector tenga en sus manos este libro, no sólo disfrutara de una escritura original, donde tropos y figuras literarias han sido colocados para darle no sólo sentido estético a los poemas sino para que las palabras trasciendan,  lo hagan  reflexionar, y que al término de la lectura, por lo menos sepa que existe una trinchera desde la cual es más seguro enfrentar los conflictos sociales, pero también sé que surgirá la inquietud, precisamente de conocer todo la obra que Enrique González Rojo ha creado hace ya bastantes años y en las cuales también hay bastante filosofía y una fuerte carga de erotismo. Tendrá la oportunidad de saber o confirmar que este poeta es uno de los pocos vivos cuya ideología socialista se mantiene firme y que es representante de una de las últimas corrientes literarias en México denominada poeticismo. Sin embargo, lo más importante es que verá a través de los muchos versos que aún escribe González Rojo, al ser humano que no deja de creer en la palabra porque como lo dice en uno de sus poemas: “la palabra que con decirla solo, y tomárnosla en serio, nos convierte en hermanos”.