Jorge Ruiz Dueñas. Diván de Estambul.

Jorge Ruiz DueñasPoeta mexicano, funcionario cultural durante años, prolífico autor literario comparte con nuestros lectores algunos poemas de este nuevo libro, programado para su presentación en la FIL de Minería 2015.

 

 

 

DIVÁN DE ESTAMBUL

Jorge Ruiz Dueñas
Editorial Papeles Privados

Se presentará en la FIL de Minería el sábado 28 de febrero de 2015. Salón Filomeno Mata a las 19:00 hrs.

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Poemas de tres voces: el forastero que vuelve hoy al jardín de la memoria acompañado de la soledad y la muerte. La casida herética e impostada de un akinsi en la ferocidad de la conquista hasta la muerte de su Señor. La carta no escrita por Solimán el Magnífico, soberano y poeta, en su conquista final después de la pasión, el filicidio y la violencia por la razón de Estado. Todo en la capital de dos imperios y la inalterable condición humana.

 

Jorge Ruiz Dueñas
Jorge Ruiz Dueñas
Foto: CharlieBopere Cureño

Jorge RUIZ DUEÑAS (1946). Si bien es fundamentalmente poeta, en sus 22 títulos de creación literaria ha incursionado en el ensayo, el relato y la novela. Obtuvo en 1980 el Premio Nacional de Poesía Ciudad de la Paz; el Premio Nacional de Periodismo que otorgaba el gobierno de la República (1992) por la creación del Programa Cultural multimedia Tierra Adentro; y el Premio Xavier Villaurrutia 1997 de Escritores para Escritores. Su obra ha sido difundida en Brasil, Chile, Estados Unidos y Marruecos, donde se publicó en edición bilingüe al árabe y al francés Las noches de Salé. Ha sido incluido en diversas antologías nacionales y extranjeras. Fue miembro del SNI en el área de Ciencias Sociales y Humanidades.

 

 

Frecuento Burgazada

Volví a la morada del sultán
y ahora frecuento Burgazada

Allí sé que ninguna soledad agobia

Un cáliz se dispersa en mis entrañas
          y logro salir de mis escombros

Bromeo entre calimas con los amigos que han partido
Hablo con ellos
          porque no están muertos
Sólo subieron al vapor y recorren otras islas rojas
          aunque yo me quede en Burgazada

Luego el trote del caballo
          las ruedas del carruaje
          los peces inermes al conjuro del tomillo
               ayudan a mi tarde
                    y a olvidar mi nombre
porque ha llegado la hora de los últimos pájaros
y quizá mañana regrese de nuevo a Burgazada

Yo vengo a esta playa a bañarme con las lágrimas del mundo

 

 

Una mirada desde el puente

Adónde ir
          que la vida no me encuentre

Dónde hallar el sigilo
          en los doseles del salón

Por qué olvidar la esencia de la tierra
          y tus ojos inundando el bolsillo de mi saco roto

Cómo saber si la tragedia es el pasado
          o este día convocado por lanzas de alminares

Y luego
          el vértigo del puerto y de la gente
               crece como el rumor de un péndulo perenne

Promesa de sí misma
          desafío punzante
               ¿eso es acaso?

Una botella flota tras la estela de los buques
          deriva luminosa
               hacia el arrobo de la muerte

Una voz
          quizá la mía
               flota también en esta soledad

El mármol soporta su erosión
          bajo las manchas de la historia
               mientras un viento salubre busca el Caspio

Pero yo no busco nada
          la ausencia me encuentra y me rechaza

 

 

Las ruinas del verano

He vuelto y acabaron los veranos

Los amantes seguirán en los sepulcros
          a la medida de su alma

               Se agotaron sus veranos

Un zigzag cruza a la distancia
          y espero la primera lluvia
               para lavar los huesos y el incordio

Gritos en el cielo
          relámpagos sobre las islas
y el esplendor del seto buscará sudarios
          porque los árboles en flor ya se han caído

               Terminaron los veranos

En la trama de la fiebre
          tu rostro es como el agua
Secos mis labios por las ascuas
          extravío mis pensamientos
porque no soy el enemigo
y un torbellino mece ya el ocaso

Qué sucedió aquí
          preguntarán los peregrinos
y no sabrán cuándo se extinguió la estación calda

               Se agotaron mis veranos

Dejen que abra los nervios del crepúsculo
Permítanme desliar el extravío
          la errancia
mientras caen gotas en mi lengua
y la ciudad urgida de la noche
          ora piadosa

 

 

Balada trashumante
(Fragmento)

Una emoción finita entra en mí.
Una fe cobarde me hace pensar en la vigilia,
          en la máscara ilustre,
y la mirada venida de un corimbo de estrellas
                                                            se acompaña del silencio
y el saqueo de los silos no satisface el hartazgo del hombre
ni el incienso enaltece nuestro triunfo.

Como las escaras del mendigo o el hedor del muerto,
los seres hallan su destino en grutas de cal y vanos lapidados.
Y no hay odaliscas del burdel divino
                                                  ni recompensas trinitarias.

No hay diestra ni siniestra.
No hay Padre.
No hay Hijo.
Ni el Divino rostro viene a nos.
Ni el Profeta sale de sus cielos.
Sólo la ausencia que nada restituye.
Sólo la vejez,
          cuando un emisario entre escombros
habla su lengua
                         y su faz es una pesadilla,
mas escribe en la piedra hasta llegar arriba
y convoca su palabra como acíbar
          que fluye entre los huesos de ámbar.

¡Seré atormentado por mis dudas
          y ese ahogo deslizado al interior del alma!

Cada madrugada trae un rostro diferente.

Vendrán otros a buscar Bizancio
          y encontrarán vestigios de su cisma,
y arriba de él los altos alminares.
Las leyes del Gran Legislador sobre los códices de Justiniano,
y poco quedará en Constantinopla que no sea la derrota
          y los triunfos del sultán.
Su intacta fe en la pasión
          y el astro feral en las mezquitas
                    y el mar que nos ignora con su líquido ritual,
donde igual refleja un cielo que no cambia con los siglos
          o un umbral que lleva al caos.