En la Centroamérica posrevolucionaria surgen mujeres valientes y valiosas que marcan su presencia en las letras y en la vida cultural de sus países. De ello escribe Rick McCallister.
Las hijas de Ixmucané en la Centroamérica posrevolucionaria
Rick McCallister
Después de cuatro décadas de guerra en Centroamérica, todos los bandos quedaron agotados y sin victoria. Hubo miles de muertos y millones de desplazados y exiliados; se firmaron tratados de paz pero los graves problemas que afligían al itsmo nunca se resolvieron. La paz, sin embargo, dejó un espacio cultural y político que nunca antes había existido fuera de la clandestinidad, se estableció un espacio para idear y expresar los sueños que permanecieron congelados en el oscuro recinto de la clandestinidad.
Cuando hablo de Centroamérica, hablo de la CA-4: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua –los cuatro países que se están integrando para revivir la vieja visión de Morazán. Todos, con la excepción de Honduras, sufrieron cruentas guerras civiles durante una década o más. Cada uno de estos países sufrió trastornos sociales debido a la monopolización del poder político y de los recursos económicos a favor de una pequeña élite. Durante este período, toda exhortación destinada a transformar el status quo fue violentamente sofocada. La única oportunidad posible para los agentes de cambio fue a través de la militancia y la guerrilla. Aunque las élites, con la ayuda del gobierno estadounidense, lograron prorrogar los cambios necesarios, hasta el punto de revertirlos en Nicaragua. Finalmente los tratados de paz y el establecimiento de una nueva semblanza -simulacro de la democracia- crearon nuevas esperanzas, pero también impusieron nuevas maneras de buscar la innovación.
En la Ilíada y la Odisea, Homero nos cuenta sobre la guerra de Troya y el nostos (regreso) de los guerreros, pero nos dice muy poco de lo que encontraron los sobrevivientes cuando llegaron a la patria, sólo que Agamemnon y Odiseo tuvieron problemas para reclamar a sus esposas. La guerra es gloriosa en la épica, especialmente en la boca de los hombres. Pero la epopeya no dice absolutamente nada de la orfandad, de la viudez y del desamparo, o sobre los gastos de la reconstrucción. Sólo Clitemnestra y Efigenia entre las griegas, tanto como Casandra y las demás mujeres troyanas, nos pueden contar la verdad. El problema es que nadie les escucha. Si los hombres encuentran la gloria en la destrucción del mundo, después del apocalipsis, les toca a las mujeres recrearlo y encontrar la palabra que les llegue a los oídos.
La situación se complica por la crisis histórica posmoderna y la desaparición de una alternativa creíble a las democracias liberales occidentales [Mattelart 408]. Al alterar la phusis del mundo, y ajustar la lógica y elcontinuum espacio-temporal inherentes de la naturaleza para sus propios fines, el capitalismo ha dejado el tiempo fuera de sus goznes [Brennan 278]. La velocidad de la historia ha llegado a su límite –el que corresponde a la velocidad de la luz. Esto ha producido un cibersabotaje de la realidad que destaca la información sobre los datos. Francis Fukuyama et alii han confundido esta crisis histórica con el fin hegeliano de la historia [Virilio 1998 158]. Les cuesta ver su propia ideología ya que está tan arraigada en la cultura y la cosmovisión, este es el triunfalismo de Fukuyama [Robinson & Groves 2000: 129].
No nos falta la comunicación –hay un superfluo; sino la creación. Nos hace falta la resistencia al presente. La creación de los conceptos necesita una forma futura, para un pueblo y una tierra que todavía no existen. La europeización no constituye el desarrollo del mundo sino la historia del capitalismo –lo que detiene el desarrollo de los pueblos subalternos [Deleuze & Guattari 1994: 108]. El uso acrítico de términos promovidos o revisados al amparo del librecambio produce una desreglamentación de los universos conceptuales que nos sirven para denominar el mundo. Gran parte de la confusión en torno a la interpretación de la actual etapa de interdependencia de las economías y de las culturas surge de la a-topía social de las palabras. Es un paso de la sociedad de disciplina a la sociedad de control [Mattelart 406].
Ashis Nandy señala que se puede resistir manteniéndose fuera del juego. Al apartarse del juego, se crea un nuevo conjunto de visiones y futuros disidentes. El futuro, en sí, es un estado de consciencia. Por ende, transformar el futuro cambia la consciencia humana de este futuro. Al defininir lo que es inmutable y universal, el Oeste silencia las visiones de otras culturas para asegurar la continuidad de sus propias trayectorias lineales del pasado y del presente hacia el futuro. Al olvidarse del futuro, otras culturas se hacen prisioneras del pasado, presente y futuro de Occidente. Para escapar de esta estructura, tienen que definir su propio futuro en términos de sus propias categorías y conceptos. Hay que articular sus visiones en una lengua fiel a su propio ser [Sardar & van Loon 88-9].
Hasta ahora, las hijas de Xmukane han permanecido calladas –sofocadas por el patriarcado, asesinadas por la represión y sobre todo invisibles cuando dieron su aporte. Entre el bosque de estatuas a los próceres, sólo vemos a los “Padres de la Nación” pero la historia oculta las voces de las Madres y de aquellas que llevaron a cabo verdaderas hazañas para realizar el sueño colectivo. Sus voces yacen en el sendero del anonimato.
Con los esfuerzos de la transformación social, se ha abierto un espacio crítico para la mujer centroamericana. Con este espacio vamos descubriendo un amplio espectro de visiones, de recreaciones de la cultura centroamericana, protagonizado por mujeres centroamericanas de orígenes muy diferentes en cuanto a clase social, educación, etnicidad, formación poética, experiencias personales y perspectiva políticas. Apreciamos aproximaciones muy distintas en la obra de cada poeta. Algunas resisten la posmodernidad por formular futuros alternativos, otras acuden a la recolección kierkegaardiana para crear contra-memorias, unas buscan un escape en el esteticismo y hay las que abrazan la nueva tecnocultura para amaestrarla y utilizarla en su obra. He escogido poetas no-canónicas, de visiones distintas para ofrecer un mosaico del futuro de la poesía de mujeres cen-troamericanas.
Lety Elvir es profesora de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Hija de una familia rural de ascendencia afro-mestiza, fue la primera en su familia de asistir a la universidad. Actualmente es doctoranda en Literatura y Cultura Centroamericana en la Universidad Nacional de Costa Rica. Fue militante durante los años 80 y 90 contra la dictadura y la siguiente “demodura.” Durante este período, fue secuestrada por la policía secreta y sufrió la desaparición de muchos de sus colegas. Nombrada Scholar-in-Residence, el nivel más alto de la prestigiosa beca Fulbright para becarios no-estadounidenses, es reconocida como una de las mayores autoridades de la literatura de mujeres en Centroamérica.
Carolina Escobar Sarti es columnista guatemalteca y profesora de periodismo. Estudió la maestría en Literatura Latinoamericana en Brasil. Actualmente es doctoranda en sociología en la Universidad de Salamanca. Ganadora de varios premios literarios importantes, su poesía demuestra gran innovación técnica.
Abigaíl Guerrero fue profesora de literatura hispanoamericana y asesora de metodología de enseñanza en El Salvador. Hizo su licenciatura en Literatura Hispanoamericana en la Univerdad Centroamericana José Simeón Cañas. Hija de tenderos de ascendencia afro-mestiza, creció en Cuscatancingo, un barrio proletario de San Salvador, donde fue testiga de batallas cruentes y atrocidades per-petradas por los escuadrones de la muerte. Su poesía es una recolección de las raíces populares de la cultura salvadoreña tanto como de su fe católica.
Isolda Hurtado, socióloga, intérprete y ex-diplomática en el Uruguay, fue educada en los Estados Unidos en la Universidad de Nueva Orleans. Pertenece a una familia muy destacada en las artes. Es presidenta de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), una de las organizaciones culturales más importantes de Centroamérica. Su poesía demuestra una gran sensibilidad artística y técnica en cuanto al uso del sonido y de las imágenes.
Madeline Mendieta es promotora cultural para el Banco Central de Nicaragua, donde tiene un programa radial de cultura. Su verso es innovador y a veces chocante por su franqueza, imágenes oníricas y ritmos cacafónicos. Es una poesía que no tiene miedo de tomar riesgos. Es una joven poeta que promete mucho al hacer nuevos surcos contra el grano.
Vidaluz Meneses es una las figuras de mayor importancia en las letras centroamericanas, tanto por ser organizadora cultural tanto por lo que escribe. Hija del somocista General Meneses, llegó a ser
una de las voces culturales más importantes durante la primera época sandinista. Su poesía es importante por formar una nueva imagen de la mujer centroamericana.
Conny Palacios se doctoró en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Miami. Salió de Nicaragua poco después del triunfo sandinista. Actualmente es catedrática en español en los Estados Unidos, donde investiga la poesía nicaragüense y escribe comentarios religiosos. Su poesía expresa una honda preocupación existencialista y su profundo compromiso por el catolicismo tradicional. Sus versos poseen una hermosura, intensidad y preciosidad poco usual en esta época.
Helena Ramos nació en Rusia. Recibió el nombre de Yelena Rounova en Yaroslavl, luego llegó a Centroamérica a los 27 años, pero es tan nicaragüense como el vigorón y el vaho. Su poesía es altamente intelectual y aborda asuntos como el papel de la historia, el reto del consumismo y la situación de la mujer. Aunque es muy modesta, posee un intelecto muy agudo y, de hecho, es una de las investigadoras e intelectuales más importantes de Centroamérica.
Francesca Randazzo Eisemann es hondureña de padres europeos. Educada en Francia, Honduras y Guatemala, es socióloga y escritora. Su poesía demuestra gran innovación en cuanto a su uso de técnica, perspectiva, paralaje y teoría literaria.
Silvia Elena Regalado es trabajadora cultural y publicista en San Salvador. Hija de una de las catorce familias que tradicionalmente gobernaba El Salvador, era militante del Frente Farambundo Martí de Liberación Nacional y, por ende, tuvo que vivir en exilio durante la guerra. Su verso es lírico, íntimo, abierto y accesible. Explora los poderes del amor como pharmakon para curar los males de Centroamérica.
Milagros Terán, nativa de Nicaragua, ha vivido en Brasil, Mozambique, Zimbabwe, Canadá y Estados Unidos. Hizo su maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Maryland, EEUU. Ha trabajado como diplomática, traductora, trabajadora social y funcionaria en varias ONGs. Su poesía es muy cosmopolita y refleja una independencia personal, poética y política.
Juntas, estas mujeres ofrecen nuevas voces, nuevos sueños y nuevas direcciones para Centroamérica. Se puede decir que forman la primera generación de escritoras centroamericanas, ya que la literatura del istmo fluye a través de fronteras cada vez más abiertas. Todas ellas han fusionado una visión colectiva. Son una nueva esperanza para Centroamérica.
Obras consultadas
* Brennan, Teresa. “Why the Time is Out of Joint: Marx’s Political Economy with-out the Subject.” South Atlantic Quarterly 97:2 (Spring 1998): 263-80.
* Deleuze, Gilles. Difference and Repetition. London: Continuum, 2001. — & Fé-lix Guattari. What is Philosophy? New York: Columbia UP, 1994.
* Mattelart, Armand. Historia de la utopía planetaria. Barcelona: Paidós, 2000.
* Robinson, Dave & Judy Groves. Introducing Political Philosophy. Duxford UK: Icon, 2003.
* Sardar, Ziauddin & Boris van Loon. Introducing Cultural Studies. Duxfor UK: Icon, 1999.
* Virilio, Paul. The Virilio Reader. Ed. James Der Derian. Oxford: Blackwell, 1998.
Rick McCallister es uno de los más reconocidos críticos de la literatura centroamericana. Desde hace décadas ha centrado sus esfuerzos en investigar y difundir la literatura de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua en los Estados Unidos.
Doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Texas en Austin, en 1988, y Máster en Español por la Universidad de Oregon, 1982. Es Profesor de Español en Delaware State University.
Su especialización es la poesía latinoamericana, y más recientemente la escrita por mujeres centroamericanas en español, náhuatl y maya.
Siendo Becario Fullbright llegó a El Salvador en 2007 para estudiar la poesía centroamericana de mujeres. Fue profesor de Idiomas Visitante Ad Honorem en la Universidad de El Salvador. Recibió el Diploma de Honor del Ministerio Salvadoreño de Educación. En Nicaragua fue el primer extranjero en recibir la Distinción de Honor al Mérito de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN, la que fue otorgada por su investigación sobre la literatura nicaragüense de mujeres.
En 2011 recibió la Beca del National Endowment for the Humanities del gobierno de EEUU.
Conferencista internacional, su obra ha sido publicada en más de 18 países.