Una afirmación contundente de Edmond Jabés se revuelve en mí al leer la poesía de Jovan Zivlak (1947): “La respuesta no tiene memoria. Sólo la pregunta recuerda”. Esto es así, no sólo por la fuerza de las preguntas del poeta serbio, sino por todas las posibles respuestas que permanecen flotando en el aire de la incertidumbre, el desasosiego y una cierta nostalgia.
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