Este libro de ensayos de Santiago Espinosa, publicado en España, es celebrado por su compatriota Ramón Cote, quien ve en este conjunto de textos una ventana abierta y lúcida a las figuras capitales de la poesía colombiana del siglo XX.
ESCRIBIR EN LA NIEBLA (14 poetas colombianos), de Santiago Espinosa
Ramón Cote Baraibar
Existen ciertos libros clásicos. Por lo general, para que esto suceda, tienen que contar con una gran originalidad, con una nueva manera de abordar los temas, y con iluminar asuntos con una nueva luz. Este es el caso de Escribir en la niebla, el reciente libro del joven poeta y ensayista colombiano Santiago Espinosa (1985) quien, a lo largo de catorce lúcidos ensayos, logra incorporarse en la historia de la crítica literaria en Colombia, renovando la materia y ampliando su circunferencia.
Desde Luis Vidales (1904-1990) hasta Jose Manuel Arango (1937-2002) Espinosa hace una nueva relectura de la poesía colombiana. Pero lo interesante es que lo hace un joven quien recoge la posta de un Charry Lara, de un Valencia Goelkel, de un Camacho Guizado, de un Gutiérrez Girardot y la entrega a los lectores de hoy, quienes ya cuentan con un libro ya imprescindible para los futuros investigadores y estudiosos de la poesía colombiana.
Al leer este libro resulta una necesidad imperiosa volver a leer a los poetas aludidos, a los que se ha leído cientos de veces. Y esto lo logra gracias a que los catorce ensayos no sean la confirmación de una tesis unívoca, o el resultado de la aplicación sistemática de tal o cual movimiento en boga. Por el contrario, los textos fluyen con su pulsión personal, no justificando a un autor sino más bien afirmando una visión. Es cierto que la situación social y política de un país pueden dar pistas sobre el trabajo de un autor, pero no es suficiente con esta herramienta. Y también es cierto que aplicar ciertas tesis o estudios pueden arrojar nuevas luces a la hora de estudiar un autor, pero también esta carece de la capacidad última, pues en vez de ampliar el radio de acción de un autor, lo puede limitar. Lo mismo sucede con la documentación: mientras más se tenga no se garantiza que su resultado sea mejor. El asunto va por otro lado. Afortunadamente este no es el caso. O mejor, valiéndose de variadas fuentes, logra insertar a cada poeta en su época, en su situación, pero añadiéndole su visión y no justificándola. Ese “aire de época” que logra, por ejemplo, en Luis Vidales, lo sitúa y le sirve de andamio para construir más allá, no para quedarse en los cimientos de la obra, para profundizar en ella y no para complacerse en ella.
Gracias a su formación de literato y filósofo, así como por su labor de docente, Espinosa une con claridad la reflexión con la creación, el análisis con la intuición, sumando inteligencia y sensibilidad, astucia y audacia, logrando con otra mirada revelar el pasado para incorporarlo definitivamente al presente.
Cuando creímos que ya estaba dicho todo sobre Arturo, Giovanni Quessep, Mutis, Gaitán, entre otros, aparece esta nueva visión, fresca, renovada, más radial, sugerente y sugestiva, obligando a realizar una relectura de nuestra tradición, así como renovándola.
A toda generación le pedimos un gran poeta, un gran novelista, un gran cuentista, un gran cronista, un gran cineasta. Con este libro sabemos que Colombia tiene a un gran ensayista. Y lo mejor está por venir.
VALPARAISO EDICIONES
GRANADA, 2015
250 PÁGINAS