“¿Quién recuerda a la ballena?”, es el título de este poema que Mohsen comparte con los lectores de La Otra. Un canto desde la confusión de los tiempos y los espacios, desde las piedras que aún conservan la memoria fresca.
¿Quién recuerda a la ballena?
(Mohsen Emadi, de “Contra el lector”)
1
¡Lo siento!
No soy barrendero.
¡Y cuando hablo en estos versos de la humedad
no me refiero a las lágrimas!
Todo el mundo ha escuchado de boca en boca
que en los alrededores hay una tumba,
que deben orinar a su dueño;
más respetuoso es cuando,
intentando prender fuego,
arrojáis un leño a la tumba.
Está escrito que el narrador
vierta el aceite del odio e invente un pasajero,
que pasa por este rincón
para calentarse
con el frío que corre por las venas de las palabras.
Los lobos aúllan
y el sonido de “Azán”
alerta sobre el fin del mundo.
El narrador está de pie sobre el punto final,
extrae una rosa de lo invisible
y limpia el polvo de sus zapatos.
Si ustedes son lectores sentimentales,
tan solo imaginad una gota de lágrima
sobre los versos quemados y hediondos
y no paséis a la próxima página.
2
Sólo Mefistófeles puede caminar
sobre estas líneas
sin dejar huella.
Miles de vírgenes están enterradas aquí.
Las vírgenes llevaban una jarra de agua
para la buena fortuna
y el narrador está de pie en la boca del pozo
con un estilete y una rosa;
arroja la flor hasta el fondo
y extrae una rosa de un pecho.
Leed unas líneas en la tumba de la muchacha
hasta llegar a vuestros pies.
Excavad aquí
para extraer vuestros propios cráneos.
Alguien apareció en vuestros sueños
y os invita aquí
para romper el encanto del narrador.
Azotad los cráneos sobre estas líneas,
alguien apareció en vuestros sueños.
¡Azotad!
3
¡Hey!
¡Os hablo a vosotros!
También tenéis un lugar en este armario.
Las calles se han perdido: su dirección cambia.
Las ciudades han sido destruidas: están apiladas una sobre otra.
Los niños han sido abortados: las madres dan a luz otros.
Yo he robado
vuestros pies pasando por aquí,
yo he robado
vuestras manos que lloriquean sobre este papel
y he robado vuestras miradas.
Ahora podéis abrir el armario
porque aquí hay algo vuestro,
un tanque pasando sobre los soldados
o un cartucho de salva
o una foto mía que desgarrasteis.
Abridlo.
¡Lo siento! Son vuestros propios olores.
4
¡Yo estaba sentado sobre la bomba nuclear cuando caía sobre Hiroshima: plaf,
y escribí Hiroshima mon amour!
Os incinerabais a unos pasos aquí
y en vuestro recuerdo coloqué miles de lámparas de papel en el océano.
Vosotros no lo recordáis.
Los marineros me nombran
cuando quedan atrapados en la niebla
como vosotros,
que estáis ahogados en las olas y nieblas de estas palabras,
en la Hiroshima de estos versos,
y no me recordáis.
Todos los barcos perdidos atracan en mi puerto.
Todos los marineros ahogados se pudren en mis orillas.
¡Marchad!
¡Decid que toquen el tambor en cualquier orilla que queráis!
Emplead los mejores negros
para que vuestras almas encuentren la orilla.
La orilla
donde las ballenas esperan su muerte
y vosotros buscáis vuestras vidas.
Con la siguiente ola
apagaré vuestras lámparas.
5
Venid a participar en el rezo.
Después, si sólo leéis,
os vomitaréis a si mismos.
Entonces leamos juntos,
que estos versos no son nuestros.
Todos juntos alzamos las piedras
y dilapidamos al malvado narrador.
No formamos parte de su culpa.
El narrador entierra su memoria al lado
y muere.
Nosotros tenemos citas en la calle con nuestro amor.
La memoria del narrador se pudre
como nuestros amores pasados.
6
Pasará una nube roja por el cielo.
Aparecerá un gigante con un solo ojo
y una bruja tirará el cadáver del narrador en el pozo.
Frente a vuestros ojos dos personas harán el amor
y nadie les pedirá esquivar el camino de las palabras.
Los tanques no funcionarán.
Se mojará la pólvora de las bombas nucleares,
y unos hombres le prometerán a sus espadas
que salvarán al mundo.
El faetón y el cochero regresarán
a recoger vuestros cadáveres de los caminos.
Todos pierden sus voces
y no hay otro narrador
que toque la trompeta.
Pasa un viento frío,
una nieve de las profundidades cubre los cuentos
y todos regresan a la memoria de las palabras
y allí se archivan.
7
Nieve,
¡una elegía que cae desde el comienzo del tiempo!
Sangre,
¡el primer hombre que pasó por la nieve!
Yo,
¡el que mató al primer hombre!
Tú,
¡la que me besó y lo enterró!
Nieve,
¡la elegía que cae sobre la inexistencia!
Mohsen Emadi
Poeta, escritor y traductor. Nació en Sári, capital de la provincia de Mazandarán, en el norte de Irán, cerca de las orillas del mar Caspio, el 29 de octubre de 1976. Escribe poesía desde su infancia y ya en su juventud publicó poemas en varias revistas de su país, aunque no fueron recogidas en un libro hasta que Clara Janés publicó en España su primer poemario bilingüe, en persa y castellano: La flor de los renglones (Lola Editorial, Zaragoza, 2003).
En 2007 publicó en su país la antología de sus poemas, “No hablamos de sus ojos”. Su tercera colección de poesía “Las leyes de la gravedad”, traducida por Clara Janés, fue publicada en España en 2011. Su última colección de poesía Visible como el aire, legible como la muerte, apareció este año en España.
Estudió informática, cine y cultura digital, y se considera discípulo y seguidor de otro importante poeta y escritor iraní, Ahmad Shamlou (1925- 2000), una de las principales figuras de la poesía y la intelectualidad contemporánea iraní cuyos trabajos fueron prohibidos durante 16 años por la República Islámica. Emadi Tiene la autoría de los derechos de publicación digital de las obras de Ahmad Shamlou. Creó y dirigió varios sitios web iraníes, como el oficial de Ahmad Shamlou y The House of World Poets, y editó una antología en farsi, La casa de los poetas del mundo (2007), que recoge la obra de más de trescientos poetas modernos de diversos países.
Ha traducido al persa sobre todo poetas eslavos, entre los que figuran los checos Vladimir Holan, Jiri Orten y Vítezslav Nezval; el eslovaco Milan Rufus; los polacos Anna Swirszczynska y Zbigniew Herbert y el serbio Vasko Popa. También ha traducido a su lengua poemas de Clara Janés y Antonio Gamoneda; del rumano Nichita Stanescu; del turco Ilhan Berk y los estadounidenses Denise Levertov y Mark Strand.
Se considera anarquista y ateo, y es miembro del Movimiento Verde iraní, enfrentado con el régimen teocrático y totalitario instaurado en Irán. Sus ensayos políticos y entrevistas han aparecido en varios medios y periódicos en persa y castellano.
En 2010 recibió el Primer Premio Internacional Poesía de Miedo, convocado por La Casa del Poeta, y en 2011 obtuvo la IV Beca Internacional Antonio Machado.
Mohsen Emadi en: Yo es otro. La Otra radio. Parte 1
Mohsen Emadi en: Yo es otro. La Otra radio. Parte 2