Submarina, silenciosa, casi invisible, es la metáfora que perfora los versos de Margarita Mejía. En el gesto del mar encuentra la forma del cuerpo y de la piedra. Colecciona ritos para conocer y desconocer las posturas del silencio. Con un ritmo marino, en lo apacible la poeta esconde la fuerza de sus imágenes. Margarita nos ofrece un caleidoscopio a través de cual podemos leer la ciudad en lluvia, el cuerpo, un cuerpo, y un silencio más perseverante que la marea.
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Coordinadora de la sección: Stephanie Alcantar
Me exorcizo en mí
para vencerme
para estar frente a ti
limpia en mis adentros
para que no veas
mis huesos desnudos
ni mis viejos cuerpos
Me exorcizo en mí
cuando no estás
para que no caigan
sobre ti
todas mis muertes.
Lo que aún persiste
I.
Corríamos por el camino de la sombra
en plena tormenta
Tu mano apretaba la mía
Tu mano
lo único certero
por aquella senda de lluvia
donde no había luz
La ciudad de costado
la ciudad
perdía nuestras huellas
en aquel camino sinuoso
II.
Afuera la tormenta
de vez en cuando
la luz del relámpago.
Mi cuerpo
Se me ha otorgado un cuerpo
un único cuerpo con sus dones
Un instrumento real
que me brinda el privilegio de experimentar la vida
Un cuerpo para conocer del mundo
sus incontables manifestaciones
Un punto de vista
dentro del vasto horizonte de lo humano
Ventana
puente y canal:
Cada segundo en él me transformo
Un cuerpo
continuidad abocada a estar de paso
que no siempre se acostumbra
a emigrar de un yo a otro yo
y aún así lo hace
Magnífica virtud de la presencia fugaz
suspendido entre dos fuerzas:
la historia y el sueño
sin llegar a ser ninguna de ellas
Cuerpo
inexplicable máquina de precisiones
de complejas rutas
cuyo destino certero es la muerte
y aún así
lucha por permanecer
inútilmente.
En el silencio hay un grito
A veces más de un grito
es la piedra chocando contra la piedra
es arena bajando
En este pedazo de río
la corriente hace un círculo
un remolino de piedras
que no paran de golpearse
y algunas veces se rompen
Nunca antes tantas piedras juntas
En el sueño de pronto
me convierto en piedra
y no hay agua
sólo es avalancha
Grito golpe chasquido
Pero el río también trae oro
me dice una voz
y pienso:
¡qué ironía!
El depredador
Duermes en mí
me recorres
sacias tu hambre con mi miedo
Lo nuestro es guerra sin tregua
en el país de mi cuerpo.
Oración a la sal
Sal marina redentora
si es verdad que purificas
y tienes poder para sanar
haz que la marea
derramada por mis ojos
lave mis malos augurios
riegue el mundo
lo transforme
y lo malo
se lleve lejos.
Mi cuerpo es el mar
Para Antonio
Si mi cuerpo fuera el mar
hablaría de sus noches de plancton
con sonidos y brillos en el agua
de sus estrellas vivas
de la inhalación y la exhalación del viento
del poder invencible de las olas
de los seres milenarios
que se llaman
de un extremo a otro del planeta
de los peces de formas indecibles
que aunque no se pueden ver
existen
Del canto de las ballenas
del canto de los delfines
de su libertad
de las naves que cruzan
desafiantes y confiadas
en alta mar
Hablaría también de sus naufragios
sí
de los cuerpos que cayeron
y fueron devorados
para siempre
y no volvieron a contemplar
el día o la noche
Hablaría de los secretos
del agua que guarda sueños de los hombres
de la oscuridad del mundo
de su fuerza
de su indomable fuerza
de su aliento a sal.
Margarita Mejía. Fotógrafa y poeta. Estudió Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Autónoma de Occidente de Cali, 2000 y realizó una Especialización en Fotografía en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, 2008. Fue profesora de fotografía en la Facultad de Comunicación Social – Periodismo de la Universidad Externado de Colombia durante 9 años. Fue colaboradora para las revistas: La Palabra de la Universidad del Valle, SOHO y Pesquisa de La Universidad Javeriana. Ha sido fotógrafa para los libros: Conversaciones con Bogotá, Lonja de Arquitectos, 2005, Fray Domingo de Petrés, IDPC, 2012 y Bogotá Fílmica, IDPC, 2013,Santa Fe, Iglesias Coloniales de Bogotá, Mendoza Ediciones, 2013, ¡Fuera Zapato Viejo! Crónicas de la salsa en Bogotá, de IDARTES, IDPC y Revista El Malpensante, Iglesia del Voto Nacional, IDPC 2014, Agendas IDPC 2014 y 2015. Recibió el Premio Fotográfico: Mujeres Imágenes y Testimonios en el año 2000. Algunas de sus exposiciones han sido: “Autorretrato en María Adelaida”, 2000, “Cuerpos Sensibles”, 2004, “Bajo un cielo dramático”, 2005, “Paisajes Emocionales”, 2008, “Colección de mujeres”, 2009, “Lo que Aún Persiste”, 2011, “Desear La Imagen”, 2012 y “Melancolía”, 2014.
La Imprecisa Memoria, es su primer libro de Poesía, publicado por Ediciones Isla de Libros. Bogotá, 2013. Recibió la Mención de Honor del concurso Ediciones Embalaje, del Museo Rayo, con el libro: Al salir de este fuego. Roldanillo, Colombia 2015. Fue invitada a la Feria de arte La Otra, como parte del colectivo “Comunidad del Megáfono”, con la performance “Imagen y Palabra” 2010, y a Edita Colombia 2011 y 2012. En 2013 participó en EDITA Punta Umbría – España y en EDITA NÓMADA en Lisboa, con la performance de poesía y fotografía titulado: “Mi cuerpo es el mar”. Presentó la exposición titulada: “Territorios de la infancia”, en EDITA Punta Umbría y fue invitada con su libro La imprecisa Memoria, tanto a EDITA Punta Umbría y como a EDITA NÓMADA en Porto Portugal en 2015.
Actualmente adelanta fotos para los Libros del Instituto Distrital de Patrimonio:Bogotá en un café y Plan de Revitalización del Centro histórico de Bogotá.
Pertenece al grupo de Fotógrafos iberoamericano Octoacto desde 2010.www.octoacto.org