El editor y escritor costarricense Alfonso Peña conversa con el artista «transcultural» así le gusta llamarse al antioqueño Abraxas Aguilar, quien ha hecho de la recolección del caos un orden a la medida de su imaginación.
ABRAXAS AGUILAR: «en mis creaciones busco el fondo de lo instantáneo…».
CONVERSA CON ALFONSO PEÑA
Es cerca de la media tarde y las ráfagas de aire frío, mimetizan las calles céntricas de Medallo, con sus efluvios a «bandeja paisa», «ajiaco» y «arepas» humeantes.
Venimos de un pueblo de mineros: «Amagá», cerca de Caldas –Amirah Gazel, Fercho Cuartas y yo–, y es un domingo como cualquier otro.
De súbito, Fercho –como guía y duende urbano– señala con su mano derecha y apunta: «Llegamos a la casa de Abraxas».
La puerta se abanica con suavidad y el dueño de casa nos da la bienvenida. Ingresamos, y sin saber todavía que vamos a hacer en ese «extraño lugar», avanzamos, escrutamos paredes, dialogamos con enseres, con pupilas conformadas de picos de estrellas, pasadizos, engranajes, recodos…
¡Magia! Sea lo que fuere, juega con las imágenes, hace piruetas con las tijeras, escribe libros metafóricos, que se publican en formato «pulgarcito», su verba se confunde con su indumentaria rosa, y sus cabellos se incendian en cada carcajada…
Entre las sombras tintineantes emerge una mujer delgada y amable, en sus manos trae un azafate conteniendo copas ambarinas y rebosantes de vino tinto. Se trata de «Gesa», su discípula y amiga que comparte tertulias y tardes invernales…
En síntesis, hay que saborear los acertijos, las elucubraciones, cuando Abraxas hace descripciones (crea ficciones) y el mundo en fracción de segundos adquiere un matiz delirante.
¡Collage!
A.P.
ALFONSO PEÑA
Abraxas, comencemos esta charla –todavía bajo el influjo de las composiciones, las imágenes fragmentadas, la poesía a flor de piel– con una pregunta en forma de saeta: ¿Cómo, de qué modo iniciaste esta aventura?
ABRAXAS AGUILAR
Como un «hobby». Desde hace muchos años la imagen siempre me ha llamado la atención, y alguna vez pensé cómo coleccionar las mejores imágenes… Que vienen, que pasan, que van a una velocidad de la impresión digital, ¡perdón!, de la impresión no digital, en aquellos años en los que comencé con esto no existía impresión digital, era la impresión gráfica, sobre papel. Me interesó, cómo conservar toda esa magia. Empecé en las agendas a hacer collages. Y pegaba y rasgaba y era el ¡tan- tan- tan…! no solamente con imágenes, sino que integraba textos también, y es como si de repente uno quisiera al final del año tener los mejores artículos culturales de tal periódico, hacer un collage sobre eso… Vos ves que tengo también tarjeta de periodista. Pero mi periodismo no puede ser el que enseñan en la universidad, es práctico, lo que se llama «La universidad de la vida».
Vos también sos teatrero, abogado, escritor… Sin embargo, tu pasión es el collage…
Ah sí, esas son las diversas facetas de la realidad… Mirá, también soy director de teatro, y en cierto momento intuí que el teatro no me daba la velocidad mental y creativa que me daba el collage, ¡nunca… nunca…! Me interesa la velocidad de la imagen y cada cuadro que yo hago es una puesta en escena. Una puesta en escena gráfica. Para mí eso representa el collage. Si nos damos cuenta todos somos un collage. Por ejemplo cuando me pongo un arete, cuando me pongo una camisa, me aplico maquillaje. Eso significa pegar. Del francés «coller»… Entonces, yo me pego el vestido, el calzón, el zapato. Todos somos un collage, estamos pegados al universo, al planeta Tierra, a la ciudad, a la montaña, a la casa, igual que cuando entramos aquí, ya somos un collage, único, vivo, orgánico…
Es curioso, porque antes de entrar a este recinto mágico, ya sabía de vos, y fue por medio de nuestro querido amigo el poeta Fercho Cuartas, al que se le considera el mayor «flâneur» de Medallo. Él en sus páginas de Facebook publica todas sus andanzas y correrías y vos siempre presente. Este espacio (tu morada) donde estamos dialogando, ¿de cuántos collages se configura?
Yo tengo programado «albergar» 100.000 collages. Y mi idea es montarlos en las redes sociales, con 100.000 preguntas. Todo con un mensaje ecológico, porque la responsabilidad social del programa virtual es siempre el mensaje ecológico, entonces ese mensaje ecológico serían los 100.000 collages que por supuesto tendrían patrocinadores. Hay que buscar un patrocinador por collage.
Se puede entender que cada collage es una propuesta visual…
Propuesta-collage, porque es virtual, ya que aquí el original queda resguardado, lo virtual es lo que sale de acá, la fotografía digital, pero aquí está el banco de imágenes, donde se mantiene la materia prima del collage. Es la revista, el libro, la enciclopedia, se tijeretea, se pega para ingresar a la transmutación. Se trata de sacrificar un libro para diseñar o mejor dicho conformar un cuadro. De los cientos de enciclopedias que están por todos los costados de las salas, bastantes son sacrificadas para crear un cuadro. Una obra de arte.
Este espacio hace olvidar las «galerías y museos» que hay por el mundo: muy aburridas, predecibles; esto que vos tenés aquí es otra cosa, es como ingresar a la «hendidura profana», a «dimensiones ocultas». Me recuerda algún cuento de HP Lovecraft…
Tenés razón, vos sabés, lo llamo «El Museo Guines Collage». Este es el «Museo Guines Collage» más grande del mundo, certificado con «Dos Marcas Mundiales» y la propuesta ahora para la «Casa de los Records Guines», ¡eh perdón…! sí, para la «Casa de los Records Guines». Los que nos visitan y los que conocen la casa nos dicen: «Esta casa es la más grande del mundo en collage», hasta ahora la gente que ha venido –ustedes que vienen de Costa Rica–, aquí nos visitan personas de Alemania, Canadá, Brasil, Noruega, Guatemala, etc, y con humildad y admiración todo el mundo dice: ¡No… No es posible, qué lindo decirlo, esta es la única casa en el mundo… Hemos visitado museos muy grandes, muy hermosos, pero esto: ‘collage’, ‘collage’, sí es única en el mundo!
Abraxas, cómo definís el collage…
¡Ah, es algo maravilloso!, no es una técnica, no es académico, exige mucha investigación y creatividad. Amirah, vos y Fercho que lo trabajan lo saben. Es único. Está ligado al inconsciente. Yo de alguna forma soy surrealista.
En el collage hay que seguir las huellas de las revistas, de las enciclopedias, de los objetos, para poder adaptar estos «libros de artista» que se van formando, aquí ya hay toda una historia, hay más o menos…, pueden haber unos 250 volúmenes, con una aproximación a las 400 páginas cada uno. Así podemos determinar la cantidad de imágenes que hay…
Tu iconografía transita por muchos ángulos y senderos, no es una mirada estática, no… no es lineal, sino más bien… ¡Es multitemática, multihistórica, multidimensional, multicultural, multitranscultural…!
¡Transcultural!, verdad… Es transcultural… Todo lo que lleve el prefijo «trans» me encanta…
Es importante que conversemos del «Libro más grande del mundo», su génesis…
Eso surgió cuando en un momento determinado las paredes donde yo hice el «Record Guines», que es aquí al frente de esta casa, al otro lado de la calle, los collages no me cabían; fíjate que entonces empecé a coger láminas de cartón de dos metros por un metro, y entonces fui pegando, pegando, pegando, porque esa es mi agitación…, la pasión de cortar imágenes sobre papel es tenas, no sé de donde me surge, pero soy una polilla que recorta periódicos, enciclopedias, debo ser iconoclasta. Te repito comencé a pegar hojas de dos metros por uno, y cuando vi lo que se formaba, y que era alto y voluminoso y que al colocarlas una encima de otra yo me acostaba ahí sobre ese objeto… Dije: «Si esto es un libro», «voy a ver si en los Guines existe el libro más grande del mundo», y existía el «libro más pequeño» y no el «libro más grande del mundo». Al tiempo lo propuse a los «Records Guines», y ellos me contestaron «demuestre que eso tiene importancia», y de ese modo mágico, espontáneo, se fue conformando ese reconocimiento. Un día de tantos me llamó un periodista del Tiempo de Bogotá y salí con el «libro más grande del mundo» en la portada de ese periódico. Pero también se hacía mención destacada de que era el usuario que había rebasado los records en impresiones con impresora HP lo que se llama impresiones «lienzo gráficas», se subrayaba que superé a los usuarios de los Estados Unidos y Latinoamérica…
Eso sucedió en 1998, fíjate que el Tiempo me dedicó la portada y en ella se decía que era el «libro más grande del mundo» y que se encontraba en Medellín, en la Biblioteca Piloto de la Ciudad, la foto es muy curiosa ya que los estudiantes están rodeando el libro en la Biblioteca Piloto de la Ciudad…
Deseo añadir que el «libro más grande del mundo» –con orgullo– está en Medallo y mide 2 metros de alto X 5 metros de largo y 1 metro de ancho, eso cuando está abierto. Y tiene un peso ¡Una locura! de 350 kilos. Fue elaborado por el abogado y artista Jorge Hernán Betancourt –así ce certifica– ya que era mi nombre antes de convertirme en transexual, mi nombre es Abraxas Aguilar.
El nombre Abraxas, como bien lo sabés, tiene muchas connotaciones: musicales, ocultistas, artísticas, gnósticas, simbólicas… ¿Por qué escogiste ese nombre de batalla?
Ja, ja, ja, debe ser por el disco de Carlos Santana que me fascina…
Si hacemos un recorrido por los diversos ámbitos de la casa, en todos destaca el collage, en este momento estamos en la entrada del baño, es maravilloso observar las miniaturas, retratos, marcos, objetos, de un momento a otro me llegó la imagen del baño de Henry Miller donde habitaban cuadros, libros, fotos de amigos, presentes, poemas, recuerdos, fetiches, etc…
¡Sorprendente lo que me contás! ¡Miller, que personaje…! No, aquí simplemente se fue formando automáticamente. No hice ningún estudio, ningún diagrama. De pronto estaba aquí. Se intuye, el recurso del espacio, de la imagen, me seduce, aquí están muchos de mis primeros collages. La mayoría son «fetiches girls» y son «fetiches girls», es toda la parte de la «Taschen» cuando acabo con los libros, cuando le meto las tijeras a las ediciones de «Enciclopedias Taschen». Mirá esto, esos son los restos de una Enciclopedia «Taschen» despedazada por mí, si la mandamos a Alemania, los teutones se alarmarán de ver como Abraxas rompe sin «pudor» los libros de Arte de «Taschen»…
En este recorrido por el «baño-collage» se prefigura lo multitemático, lo que el tiempo permite que quede y lo que el tiempo va deteriorando, porque el tiempo también va socavando todo, todo lo acaba el tiempo, es parte de la transformación, de la transmutación…
Caminemos hacia la «cocina-collage»…
Aquí primero está el patio-collage. Este es el patio, que es el área siete, mirá, están numerados. Esta es el área seis, es el baño-collage, el libro más grande del mundo está en el cinco, el patio-collage está en el siete… este es el patio collage, donde los animales, la naturaleza, el agua, todo se armoniza en un «happening», de acuerdo a que el gato duerme como un objeto vivo, que el agua se derramó, que esto se inundó, es decir toda la aventura que tiene uno para eso, y la imagencita ésta que la tumbó el gato, que la quebró, entonces ¿dónde la coloco…? Esto es un juego, una parte lúdica mental de aquello del niño que está jugando como niño, a jugar con las cositas pero siempre bajo un proceso primero creativo y segundo recreativo…
Se observa –dentro de toda la parafernalia–, que vos practicás lo que llamamos «poesía callejera»… Es andar «recolectando» desechos industriales, tecnológicos, urbanos, de todo tipo. En otras palabras, la «poesía callejera», es andar recogiendo «chunches», «bártulos», «cachivaches».
Aquí hay muchos «cachivaches»… En la entrada de la casa destaca un letrero que dice «cachivaches».
Me embruja efectuar recorridos por diferentes áreas de Medellín, caminar y caminar y recoger…
Lo pongo en práctica todo el tiempo. Recojo el aviso, el papelito que botó alguien; el plástico que tiró cualquier individuo; yo digo eso va para allá; un teléfono viejo que encontré en la calle, eso viene aquí; porque todo eso es la memoria, si es un museo, es un «museo happening», y «happening» lo que vos encontrás… Lo hago todo el tiempo, la gente en esta ciudad no se da cuenta de esas cosas, todos están enloquecidos: corren, saltan, pasan los semáforos, autos, trenes, buses, motos, taxis… Nadie se da cuenta de lo que yo encuentro. Son joyas para crear collages. Si te contara todo lo que he encontrado. En Medellín la gente está ciega, no se enteran de nada porque viven a una velocidad infernal. Las personas no son capaces de ponerse a leer cada pared. Porque cada pared es una página-historia de varios metros. Ésta la «casa collage», donde estamos, en ella hay páginas-collages de 8 metros cuadrados, otros más grandes de 12 a 20 metros cuadrados, con eso se demuestra que ya dejé atrás «el libro más grande del mundo»…
Si nos ubicamos en uno de los collages que tiene la casa, por ejemplo un metro y medio por uno y nos tomamos una fotografía digital, nos integramos al nuevo paisaje, eso ya es otro collage, es algo espontáneo, simultáneo… Nos integramos instantáneamente.
La idea principal es que la gente se esté integrando en lo real y lo virtual… Real y collage…
Abraxas, recién columbré una pieza magnífica, se trata del esqueleto de un frigorífico inserto en una pared con humedad y musgo, la pared del fondo simula una tercera dimensión y hay varios elementos concatenados: una ruleta, una regadera de agua de aluminio…
La casa entera, por cualquier lado donde se mire está plagada de esos «artefactos», me interesa transformar la realidad, quebrar la lógica, quizá en eso soy surrealista, la suma de dos elementos disímiles conforma un «escorpión ecléctico».
Esto es surrealismo, la gente pasa, pero la gente no ve… La gente toma la foto por ejemplo para demostrar que la pared es una cosa, no lo que ve, es lo que la pared refleja. Entonces es este mundo virtual se puede vivir en la ensoñación… ¡Lo maravilloso!
Vayamos a la la cocina-collage…
En la cocina-collage, dialogan elementos de la cultura paisa, hay una buena cantidad de representaciones simbólicas: estampas cotidianas y costumbristas, lo nuestro: las mulas, los carros que llegaron desde principios del siglo XX, la bohemia, los cambios en las costumbres, la vida… La vieja que vende las flores en las calles, la finca campesina, la panadera del pueblo, en su momento… y de ahí en adelante un collage de cualquier cosa que pueda encontrarse, que pueda intervenirse…
Carlos Gardel, por supuesto. Los tahúres… los tahúres, siempre con la figura del tango de Gardel, entonces es eso, detrás en la trastienda, tengo una cantidad de collages que tuve que guardar, porque esos son archivos que no quiero destruirlos, porque son imágenes controversiales…
La refrigeradora-collage…
Ah sí, eso es un collage, no es una puerta decorativa de un refrigerador… Todo esto es un collage… En el suelo, por donde caminamos…
Te diste cuenta de la función de los cd, los considero elementos mágicos, que transforman y transmutan la realidad.
Háblanos de los cd-collages…
Los cd-collages me parece que son la memoria, la memoria humana en la transición de la vía tecnológica, con una velocidad tal, que no se ha generado la filosofía del reciclaje. Yo descubrí eso de los cd-collages, es como si ellos hablaran, por sus reflejos, su lenguaje gestual, y a la vez hacen una ruptura de imágenes perfectas, donde ellos generan iluminaciones en forma permanente o le generan al espectador…, me llama la atención que la gente pase totalmente indiferente a la luminiscencia poli cromática… Sin embargo, todo esto es una ruptura, es como una hendidura lumínica, eso es lo mágico, cuando llegamos a decir que esto es «Alicia en el país de las maravillas» es porque es eso, es mágico, lo mágico es ese surrealismo de los reflejos, los desdoblamientos de la imagen, esas son las lentejuelas… el equivalente a las lentejuelas de la casa, las lentejuelas de la bailarina, esta es la lentejuela del arte, entonces ¿qué son los sd?, los veo como las lentejuelas de la casa… A lo largo de los años los he «recolectado», los rescato todos los días, ahora están en «la casa museo» y forman parte de este mundo insólito…
En el recorrido por los diversos espacios se muestran muchos elementos disímiles, algunas veces aparece el arte objetual, las instalaciones y también los collages artesanales…
Es cierto la «casa-collage» tiene zonas de transición, son los aportes que hacen algunas personas que traen objetos, deshechos, libros, papeles, etc… Me apasiona que cada visitante deje plasmada su propuesta manual, es como si fueran collages-artesanales, como vos decís «collages-naives»…
Collage-artesanal, bastante ingenuo…
Sí, porque aquí el collage es gráfico, al menos en la mayor parte… Otra cosa es cuando ya se mueve, como si tomamos una foto a esa pared, a ese «simulacro de pantalla» del viejo televisor, se va a encontrar que hay un reencuentro de las tecnologías del collage o las propuestas del collage y la pared en sí misma es un collage… Por eso estoy tratando de plantear que esta sea la «casa collage» más grande del mundo en forma espontánea… No sé si será una utopía, si podré lograrlo… Fíjate que a mí el Estado Colombiano no me ha apoyado, nadie me ha apoyado, en vez de ayudarme me hacen zancadillas… A veces pienso que involucrarse con los políticos es una mala experiencia… Yo creo que el que está marcado, está «marcado», yo sigo creyendo que al que le dan algo, posteriormente se lo cobrarán con «creces».
Del mismo modo, hace unos instantes comentábamos con Amirah y Fercho que darle mantenimiento a la casa-collage es una labor exhaustiva, que ocupa una gran aplicación en limpieza, orden, todo lo que se requiere para salvo guardar esta maravilla…
¡Ah, es lo que a mí me toca a diario!: barrer, trapear, soy el «profesional de la soledad», aquí no tengo tiempo de nada…
Es cierto, soy el «profesional de la soledad». Lo que sucede es que en esta ciudad nadie quiere trabajar. No es fácil, entenderse con las personas, porque uno le dice a una señora venga le pago cincuenta mil pesos, necesito una persona que se aplique… El mismo Fercho lo sabe, se lo he confiado. Más de una vez he llamado a alguna señora, casi le he rogado: «le pago cincuenta mil pesos, le doy su almuerzo» –yo no sé si tendrá mucha plata–, porque ya cincuenta mil pesos, más almuerzo, más el traguito que puede tomar, son una suma importante, nada despreciable… Te lo digo, yo no entiendo a mi pueblo, no entiendo su forma de conducirse en la realidad… Mejor que nadie me ayude, entonces digo para mí mismo: «¿quieres una mano que te ayude?» «Buscá el extremo de tu propio brazo».
Abraxas, por tu «libertad creativa», por tu «explosividad verbal», ¿Cómo es tu relación con los artistas de Medallo?
Eso ni comentarlo, soy «una águila solitaria», voy por mi propio sendero.
No, lo que pasa es que a mí no me han «parado bolas»… Porque es que nadie en Colombia se ha preocupado por esto… Es decir: ¿no he tenido prensa? Claro que he tenido en «El Tiempo» páginas enteras, en «El Espectador» se comenta, es decir, prensa he tenido la que yo quiera, pero eso no me importa, ni a nadie le importa, ni a la Secretaría de Cultura… Le propuse al Ministerio de Cultura que se rescatara la «memoria cultural» que hay aquí, que es muy grande, y me dijeron que les mandara cinco libros del «más grande del mundo», uno para la Biblioteca Luis Ángel Arango, otro para la del Congreso, otras para la Universidad Nacional… Les contesté: «Por favor, si eso es ‘Record Guines’, por favor…»
En muchas zonas encontramos algunas fusiones con la pintura y el collage…
Aquí tenemos un corredor mixturado, es el área de transición que es la mezcla de los collages con la pintura… Quiero terminar esta zona de la casa agregando esculturas, objetos, intervenciones… Como vos observás es un espacio entreverado, bastante caótico…
Es que no hay mal que por bien no venga… Lo único que explica el orden es el caos y primero fue el caos y luego vendrá el orden…
La última área es el patio ecológico «Guines-collage… Aquí están las cosas que recojo por las calles y avenidas, volvemos a conversar de lo que dijimos hace un rato, es el acto poético de «recolectar» lo que la gente abandona, tira, desecha, deja puesto a las orillas de las puertas de los edificios…
Veo maniquíes, espejos fragmentados, herrajes, muñecas de celuloide…
Recojo todo eso, los espejos… ¡Son algo mágico!… Juego con ellos, los integro por paredes, pisos, el techo por arriba, abajo… La naturaleza, en sí misma es una co-artista que ha hecho el «demiurgo» ¡el gran artista! No podemos mover una hoja sin su voluntad… Todo está bajo su égida… El gran hacedor…
Si te percatás todo el piso del patio está trabajado con fragmentos de espejos, se repiten las imágenes, los guiños por todos lados, los destellos se multiplican…
Para terminar, observo que en tu creación aprovechás los elementos simbólicos, las minúsculas geografías (el patio, las enramadas, las hojas de los árboles), los materiales naturales…
Es cierto, el observador agudo se da cuenta. Es una de mis preocupaciones, para mí la ecología es muy importante y es vital en nuestra existencia. ¡Qué locura!, la estamos destruyendo… Por eso en la «casa-collage», tenemos la enramada, las plantas, las hojas, los bejucos… Como ves la naturaleza tiene un espacio preponderante, esto no lo entiende la mayoría de las personas de la ciudad… Viven reducidos en el cemento, el zinc, el metro, es como si nos castigáramos todos los días, mi argumento es que es «bacano» tener un espacio donde podamos reflexionar a cada instante… ¡Con libertad y felicidad!
Medellín, octubre 2016