María Antonieta Flores

Edda Armas y Yolanda Pantin. Dos poetas venezolanas y el miedo

María Antonieta FloresMaría Antonieta Flores, poeta nacida en Venezuela, nos habla de dos poetas de su país y de ese sentimiento que impide ver, pensar, actuar.

 

 

 

Dos poetas venezolanas y el miedo
María Antonieta Flores

El miedo como emoción primaria nos conduce a los territorios más íntimos, a los lugares donde su aparición no tiene explicación. Emergen, así, los fantasmas que nos acompañarán toda la vida. La infancia se revela no sólo como el lugar añorado y embellecido en la rememoración adulta sino como el espacio donde ocurrieron las primeras vivencias del miedo, las pesadillas. Entonces, el miedo es una atmósfera en la que se habita.

En esta muestra se presentan las voces de Edda Armas y Yolanda Pantin a través de tres poemas seleccionados de un poemario en específico. En el caso de la primera, Sin negativo ni estaciones, libro editado en 2012 en Caracas por Kalathos Editorial, y en el caso de la segunda, Bellas ficciones, editado en la misma ciudad por la Editorial Eclepsidra en 2016. Ambos libros revelan la madurez alcanzada por estas voces significativas en la poesía venezolana y se sustentan en la vinculación íntima y cotidiana con el entorno.

Sin negativo ni estaciones es un libro que rinde homenaje a la fotografía, al establecer un diálogo entre el discurso poético y la imagen visual, pero este diálogo atraviesa la memoria y el mundo interior de la voz poética. Es en ese lugar interior donde el miedo más natural, el temor a la muerte, puede manifestarse al igual que el miedo vinculado al presentimiento, a lo fantasmagórico. Esa presencia del fantasma también se observa en el mundo que evoca Bellas ficciones, mundo de la infancia, la familia, la memoria, el detalle ínfimo rescatado de la vida cotidiana. Pero aquí el miedo no deja de ser mirado con ironía y humor tal como lo demuestra el poema Valor.

Quedan aquí estos finos tejidos de estas dos poetas venezolanas sobre una emoción que nos paraliza y quebranta incluso cuando su manifestación pueda ser producto de la imaginación, del inconsciente infantil o de lo ancestral.

 

 

Edda Armas (Caracas, 1955)*

HOJILLA DE ORO

Lo que se ve es apenas ilusión. Fragmentos.
Aguja en mi sordera. La noche serpentea
los conflictos, el miedo a la orfandad. Miedo
insípido que le tenemos a toda muerte. Fruta
de la estación, aroma de café, agua temperada
y pan de centeno para ayunar al ordenar los
sentimientos rasgando la ofrenda que me traes
haciendo de la brújula un riesgo, apreciando
los olores de lo amargo o lo más dulce que
nos tienta. Tenerte a ti mismo a la mano en
la experiencia de hilar los vacíos que has ido
acumulando sin quererlo en la mirada fría
porque al fin de cuentas solo tú lo sabes.

*

PUEDO LLEVAR la perla negra encofrada
regalo de mi madre, de los antepasados, de ti, 
pero igual le temo al partir

¿me pregunto si las voces me llamarán por mi nombre?

___________

NO RENUNCIO a creer en los otros.
Un gesto de bondad debe levantarse en la hojarasca.
El amor es antídoto.

*

¿SUEÑO LO REAL O SU FANTASMA?

Sueño recurrente que pulsa en tu nuca,

algún reverso donde escondes los juguetes
rotos, los desflecados peluches, o aquellas
muñecas que en el rostro borraron sus ojos
mientras tus uñas crecían contra sus pechos

cuaderno del dictado con insegura caligrafía
que el tiempo expone a tus ojos nuevamente
y la cicatriz de la afilada punta del lápiz va
en tu muslo como marca de ese tiempo

                  arcoíris, destronada inocencia,
                  dicta el mago que sale en tu cuarto

y debajo de la cama miras qué hay antes del rezo
y debajo de la bata miras como crecen los vellos
                  al irte a la cama

antes de tranzar el dormir,
antes de entregarte al arcángel Gabriel,
no sin antes cerrar la puerta del clóset,
no sin antes pensar en ti,
no sin antes apartar el miedo
no sin antes tragar el pan de angelito
no sin antes lanzarte por el túnel de las dudas

El balcón abre el mismo sueño que ya es pesadilla
haciendo recurrente ese chirriar de la reja oxidada
justo cuando de noche cada noche alguien la cierra

a sabiendas de que el ahorcado cuelga
en el tamarindo del patio

y a ese fantasma tratas de verlo
y quieres entregarte a la noche abriendo lo blando
y hundes tu cabeza

                  donde la mano cierta la recibe.

a mis hermanos

 

 

*Poeta, psicóloga social, editora. Ha publicado quince libros de poesía entre 1975 y 2017, los más recientes: Roto todo silencio ilustrado por Daniel Medvedov (O.T, editores 2016), A la hora del grillo (Colección 2Alas, Ecuador, 2016) y Alas de Navío (Ed. Caletita, México, 2016) y Sin negativo ni estaciones (Kalathos, Caracas, 2012). Premio Municipal de Poesía 1995 de la Alcaldia de Caracas,  por Sable. Premio Internacional Poesía XIV Bienal «JA Ramos Sucre» con En Bicicleta (2002).

 

Yolanda Pantin (Caracas, 1954)*

 

Terror

Anoche, mientras veíamos la tele,
entró una sombra que dejó en suspenso
el argumento de la serie, la urdimbre
de su confusa trama.

Clareaba el día en las ventanas
pero el miedo se sostuvo con alfileres
igual a como hace un entomólogo
con los objetos de sus colecciones.

 

Fantasmas

Desandar los pasos

para regresar a los lugares
que nos conocieron
con sus rectas esquinas
y sus cosas, sin desear
otra cosa que no sea
el deseo de regresar.

Pasar al otro lado
de la reja que separa
a esta casa de la calle.

Sin miedo

subir las escaleras
y una vez que nos reciben,

entrar.

(a Elena)

 

Valor

Tengo el arrojo de un pollo
o de un roedor atado a su parcela.
Camino y bajo la cabeza
por temor a pisar algo (una piedra,
una concha de mango).

La inmensidad me agobia.
No puedo pensar en las estrellas.
Puedo verlas recortadas
en el cuaderno de un niño.

Constelaciones como si fueran matas
cargadas de rosas, hemisferios
alzados a capella, líneas
de tiempo perdido.

Todo sigue una lógica
en el estudio del cielo.

Me marean las tinieblas,
pero la densidad del negro
en el papel es bella.

 

 

 

*Autora de catorce libros de poesía, la Editorial Pre-textos de Madrid publicó País. Poesía reunida en 2014. Becaria de la Fundación Rockefeller en Bellagio Study Center, recibió también la Beca Guggenheim. En 2015 le fue otorgado el Premio Poetas del Mundo Latino «Víctor Sandoval» (México) por su trayectoria literaria y en 2017 obtuvo el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana por su poemario Lo que hace el tiempo, editado ese mismo año por Visor.