Presentación La Otra 133

FILBotogotá-Festival de Poesía de Bogotá-Armando Romero-México y Colombia
José Ángel Leyva

leyva-feb2018
José Ángel Leyva
El Festival Internacional de Bogotá le ha rendido un reconocimiento al poeta, narrador y académico Armando Romero. A quien mucho le debe su país y otras naciones latinoamericanas, pues él ha sido un pivote y un apoyo para los jóvenes que han acudido a la Universidad de Cincinnati a realizar estudios de posgrado. Armando ha sido más que un tutor, un compañero y un cómplice de las nuevas generaciones. La publicación de una antología poética por el FIPBO y el Instituto Caro y Cuervo, es un pequeño tributo a este escritor que salió de las filas del nadaísmo, quien le ha dicho a su compañero y amigo del alma, Jotamario Arbeláez. Puede ser que el nadaísmo haya muerto, pero los gusanos de ese espectro son inmortales.

 

 

Primero pasamos por la librería Luvina, cuyo nombre sin duda es un homenaje no sólo a Rulfo sino a México, porque los colombianos en verdad aman la cultura mexicana. Esa parte de mi país que ha sido vulnerada por gobiernos ignorantes y rapaces, que no obstante y más allá de su insaciable voracidad, no entienden que la cultura no es generada por programas u ocurrencias, porque la cultura está pegada al hueso de la sociedad, a su memoria, a su lenguaje, y es la cultura la única que nos salva del suicidio, de la autodestrucción, de la estupidez. La cultura como necesidad intrínseca de preguntar y crear a base de interrogantes, la cultura como sustrato de vida y no de muerte, aunque la muerte, se entiende, es parte de ese ciclo natural de la existencia y de la conciencia, de la poesía. Allí en la librería Luvina presentamos Poetas argentinos, de la colección 20 del XX, en coedición con la editorial colombiana Domingo atrasado y La Otra. Una antología preparada por el poeta, crítico y traductor Cristian Aliaga. El libro aparece primero en Colombia, pero esperamos con muchas expectativas que  muy pronto circule en México. El publico leyó entusiasmado poemas de esa muestra lírica y de esa tradición sudamericana y universal que terminó en tangos y en amenas charlas.

Fausto Ávila
Fausto Ávila
En Luvina también presentamos el libro Pequeño Dios de la muerte, del colombiano Fausto Ávila. Un poeta que hace casi 20 años abandonó las letras por falta de oportunidades de trabajo y aceptó un empleo de escolta, y en un asalto al trailer que custodiaba le dieron un balazo en la cabeza. La bala permanece allí, haciendo su trabajo, pero no logró vencer al poeta, quien luego de perder la capacidad de leer y de escribir, pues el proyectil afectaba el área del lenguaje, recuperó no sólo su avidez por la lectura y la memoria, sino también la poesía… y la vida. Hoy se ríe de su propia tragedia y le dice al público con una sonrisa bonachona… He sufrido, pero ese balazo me dio a plomo.
Fausto no sólo es una realidad de la violencia en su país, es también una metáfora de su historia, ¿del destino? y una imagen de lucha sin cuartel contra la incapacidad de leer y escribir, de pensar con la memoria de los hechos, siempre con el humor que siembra el porvenir y no lo seca. Fausto insiste, ante la mirada indulgente de sus padres y del público, en su mayoría escritores, jóvenes lectores, personas que estaban allí bebiendo un vino, un café. Antes dialogaba conmigo mismo, con un otro, desde que tengo la epilepsia y las alucinaciones, desde que pinto porque no podía escribir, converso con muchas voces diferentes, pero yo escribo por ellas.

Álvaro Marín
Álvaro Marín
Álvaro Marín, colaborador de La Otra, presentó su libro: Ensayos sobre literatura colombiana del siglo XX, en la FILBogotá. Su crítica esencialmente va encaminada al entumecimiento de la crítica y a la uniformización del discurso intelectual, al repliegue del pensamiento y a la ausencia de ideas surgidas de la crítica, porque, afirma, los intelectuales colombianos se han mostrado más anhelantes de las caricias del poder y del mercado, de la meritocracia, que de la inteligencia. Puso como ejemplo a Gabriel García Márquez como el escritor fascinado con el poder, como acompañante de los grandes mandatarios, y recordó el caso de Vargas Llosa, quien ha visitado su país, con motivo aparente de la FILBogotá, no para aportar un pensamiento nuevo o crítico sino para avalar sin recato a un candidato de la derecha colombiana, Iván Duque Márquez, que es el que apoya Álvaro Uribe y sumarse así a la campaña del miedo contra el candidato de izquierda, el exguerrillero Gustavo Petro y ex alcalde de Bogotá. Un paralelismo sin duda con la campaña Anti-López Obrador en México. Pues recordaremos que el escritor español-peruano declaró que los mexicanos seremos insensatos si emitimos nuestro voto, no por esa opción sino por la continuidad de gobiernos que tienen sumido al país en la pobreza, la inseguridad, el horror y la demencia, la impunidad y la impotencia. Para Álvaro, se ha impuesto el miedo a la crítica para fomentar el amiguismo y la sociedad del elogio mutuo, porque la piel se escuece cuando alguien esgrime una lectura objetiva, cuando se ejerce una crítica dinámica e independiente, como solo puede ser la crítica, y de un pensamiento autónomo distanciado de lo cortesano. Sólo un reproche, al afirmar que países como México y Argentina, quizás Chile, sí poseen una tradición intelectual independiente. Sin atreverme a señalar la situación en los otros países, diría que México es el maestro de la cooptación y mediatización de la intelectualidad, que calla, que se autocensura por temor a perder beneficios, prebendas, privilegios, o la esperanza de tenerlos. No es la censura siempre la que mata, suele ser más destructiva la autocontención y el autosometimiento.