madeline-mendieta

Madeline Mendieta Sevilla. Se me fueron los frenos

madeline-mendietaUn cuento donde el humor juguetea con la cruda realidad posrevolucionaria, en la que los pobres siguen siendo pobres y los revolucionarios políticos boyantes. El ayer nunca fue pasado, pero eso pasa cuando se pierden los frenos.

 

 

 

Madeline Mendieta Sevilla

Se me fueron los Frenos

Me aconsejaron decir que estoy loca. Pero no lo estoy. Es horrible estar metida en este hospital psiquiátrico, creo que es peor que la cárcel. Estos locos dan miedo, vivo con miedo todo el tiempo. Siento que sus voces imaginarias también me hablan, me dicen: cuidado, te vamos a matar cuando menos lo esperes, entonces no duermo, desconfío de todos. Hay una vieja que me sigue y me acusa que le robo sus cosas. Me voy debajo de un árbol de chilamate en el patio y me observa de lejos, la vez pasada me mordió en el brazo y me quería arrancar la ropa porque decía que en mi brasier escondía la cadena de oro de su hija. Esto si me va a volver loca de verdad.

Pero debo mantener esto hasta el final. Porque si estuviera presa allí si me hubieran matado sin asco y sin bastimento, porque meterían a alguien de la seguridad del estado para vigilarme, para seguir cada paso de mi familia, sé de lo que son capaz. Se han echado a varios y nadie dice nada, la gente se olvida. Yo no puedo, estoy bien clara de todo. Inventaron un servicio militar para matar jóvenes, no quieren a los jóvenes, igual que los nazis mataban a la gente por montones, así eran estos, te perseguían si te reunías con gente de la oposición, yo solo quería vender repuestos para los vehículos, me tenían vigilada, me seguían por todos lados. Cuando hablaba por teléfono con mis clientes sabía que me estaban escuchando, una vez, al otro lado de la línea alguien tosía, y le pregunté al cliente si estaba enfermo me dijo que no, entonces me di cuenta y le dije: anda tomate un trago de ron plata con miel para que se te quite la tos.

Enfermos, todos están enfermos, el poder los dejó así. Eso es lo único que querían si llegaron descalzos y muertos de hambre a gobernar. Deseaban robarse todas las propiedades de los Somozas, yo los vi, nunca me fui del país, mordimos el leño con mi familia, dándoles coimas para introducir los pocos repuestos que podíamos traer, nos robaban en la Aduana, le dábamos para el fresquito al agente para que nos dejara pasar unas cuantas cositas. Nos teníamos que hacer los suecos para mantener el negocio y a nuestros hijos, allí sí que estábamos todos desmarimbados mentales.

El pájaro negro, decían que los gringos lo enviaron a bombardearnos, BUM sonaba cuando rompía la barrera del sonido, la gente decía que lo miraba ¡Que van a ver nada! Si ese animal cuando escuchábamos el estruendo ya estaba en Panamá. La gente corría a esconderse en los refugios, temblaban de miedo, la Juanita mi empleada me dijo que una vez su pobre mama, una anciana, nerviosa se orinó en la carrera, vivíamos con miedo de la guerra.

Los muchachos, pobrecitos hasta maricones se volvieron algunos para no ir movilizados, el hijo de la Isabel Garmendia que estudió conmigo en el colegio de monjas, lo vestían de mujer con la ropa de la hermana, y decían que era una prima ya después le gustó eso porque ahora dicen es «gay», pobre mujer casi se muere de pena moral porque de Julito pasó a ser Julie, lo sacaron del país tiempo después allá se destapó, hasta las cazuelas usadas tuvo que vender la mujer para pagarle al coyote que lo cruzaría en la frontera, yo le compré un par de trastes, no había nada en este país, ni desodorante, ni toallas sanitarias, ni papel higiénico, con el periódico nos limpiábamos el culo, lo único que gozaba ver la cara de los comandantes embarradas de mierda, ja,ja,ja que el bloqueo que los gringos enemigos de la humanidad, nada de eso trajo el barco, si los yanquis le pidieron a Somoza que se fuera si eran amigos de Carter ese comunista ateo igual que estos.

Eso le decían al pueblo, que el imperialismo, que William Walker que Sandino viejo desalmado, mi abuelo decía que era un matrero estafador de los campesinos, que vendía sacos de frijoles con gorgojo y encimita ponía los buenos, por eso se fue huyendo a México porque aquí lo buscaban, Somoza lo mató porque los gringos lo obligaron ¡claro! ¡Si les hacía el corte de chaleco a los marines! ¡Tan guapos los hombres! Los hubieran dejado, para mejorar la raza. Pero que va, aquí no aprendemos.

Siempre nos dejamos traicionar pero a mí nunca me engañaron. Les hacía la guatusa a los CDS, porque te vigilaban, cuánta gente vivía en tu casa, quién entraba y salía. Yo avancé a uno de ellos, interrogaba a Pascual mi chofer, por eso lo corrí porque les vomitó las cuitas de mi casa, ¿qué les tenía que dar información que viajábamos a Choluteca a buscar repuestos para nuestros clientes? Especulación decían, que alimentábamos el mercado negro.

Pero si ellos fueron los primeros que robaron las latas de sardina rusas que regalaban y luego aparecían en el mercado Oriental hasta las medicinas y los hospitales vacíos, los muchachos cotos, quedaron en sillas de ruedas porque solo cierra les recetaban, matarifes eran los que estaban atendiendo, pasaban los años de la universidad a punta de cortes de café y algodón.

Un día que fui a ver a la mama de la Juanita que se enfermó y le lleve una sopita a la pobre mujer porque les daban frijoles biterras con tortilla tiesa, cuál es mi susto cuando veo a Fermín Mendoza, un CDSapo que vacunaba en la colonia, con gabacha de Doctor ¡Sangre de Cristo, me ampare! va a matar a la pobre anciana, dije para mis adentros. Si es que a cualquier indio ponen a repartir chicha.

Que todos somos iguales, que compañero va, compañera viene. ¡Yo no soy compañera de ningún piricuaco huele pega! Mariguaneros, lumpen eran todos. Había uno que otro niño bien, yo los conocía de chavalos. Que se metieron a la guerrilla porque estaba de moda, que Fidel, que Cuba que vamos a ser iguales que ya no habrá clases sociales. Pero si desde que el mundo es mundo existen las clases.

Puro engaño, los comandantes no pasaban hambre porque inventaron la tal diplotienda que solo en dólares comprabas y allí había de todo, yo lograba entrar con la Azucena Velásquez que estaba casada con un coronel que solo sopa de muñecas le recetaba, las grandes malmatadas, una vez la arrastró del pelo una cuadra entera y la policía ni se metía, pobrecita sólo porque la mantenía bien con chofer le aguantaba sus vergueadas y así vivían muchas, pero las tales asociaciones de mujeres ni pío decían, no denunciaban a esos malditos.

Todo el mundo sabía que las trataban como perro y nunca decían nada porque eran altos dirigentes, que su trayectoria, que su militancia. ¡Pendejas! eso eran porque a ellas también las tenían engañadas que eran las mamas de héroes y mártires, que levantaban la producción igual que los hombres, guerrilleras destacadas. ¡Mentiras!

Las usaron de mampara y de queridas cuando subieron al poder una patada en el culo les dieron, solo 9 huevones había allí y la única que de verdad se había fajado en la toma del Palacio Nacional, solo de nombre era «comandante» un puestecito le dieron.

¡Hijosdelagranputa! ¡Ateos! Como vulgarearon al Papa Juan Pablo II, mandaron a sus turbas divinas a joder, gritar sus consignas a pedir por la paz. Pero les cayó el hocico cuando les dijo que la primera que quería la paz era la iglesia. Si no los dejaban en paz a los curas, al pobre Monseñor lo sacaron desnudo, le metieron una mujer, una desgraciada que va a arder en un caldero del infierno, enamorar a un cura, pues claro el hombre no es de palo, le restregaba las tetas descaradamente cuando llegaba a la sacristía, yo la vi, si Monseñor era mi confesor, bautizó a mis hijos, ella sabía que no me la tragaba.

Le dije al padre que no la miraba tan convencida de su compromiso con la iglesia y él me contestó: Milagros, esta es la gente que el Señor quiere que rescatemos, lo que yo no sabía es que él la estaba rescatando en la cama, ilusa que fui. Después del escándalo se hizo pedo, nadie supo que huevo puso esa pata, ni en que hoyo se metió. Todo estaba planeado, que casualidad pasaba una manifestación hasta en un periodicucho lo dibujaron con el culo pelado pobrecito Monseñor, pero tuvieron su medio vuelto, porque el Papa regañó al cura barbón de la boina, de rodillas pedía perdón, allí está retratado el mundo entero lo supo.

Si estos no tienen perdón de Dios, si masacraron al pobre muchachito porque aventajó a la caravana, lo rafagearon y como pazcón quedó el vehículo, ¿qué le dieron de indemnización? El nombre a una avenida, como si el pavimento va a devolverle la vida. Piensan que todo el mundo los va a matar, todo malo para miedoso.

Ellos son los culpables, tanto daño hicieron que saben que la gente no los quiere. La gente consciente, porque hay miles que bailaban en las manifestaciones mientras gritaban: ¡El que no brinque es contra, el que no brinque es contra!  Ridículos, sometían al pueblo a la humillación, por un taco de jabón para lavar, dos libras de arroz, frijoles biterras y una cuarta de aceite hacías filas desde las 3 de la mañana, la gente poniendo piedras para cuidar los lugares.

Mi comida se la regalaba a la Juanita porque su tarjeta de racionamiento no le alcanzaba para el mes, si tenía 4 chavalos, las pobres criaturas no bebían leche, de Choluteca siempre les traía un tarrito Nido, eso era un lujo, ¿vas a creer? Tomar leche era en un lujo, vestirse, comer, tener un radio, un televisor, pero los comanches y sus allegados todo tenían, hablaban de Somoza y ellos salieron igual o peor, en cuanto supieron que perdieron las elecciones saquearon los cinco centavos y muebles viejos que habían en los Ministerios.

¡Piñateros! se repartieron las casas que no les costó, porque nunca han sabido lo que es joderse para tener un patrimonio, solo arrebatan lo que no es de ellos. Sin vergüenzas, vamos a mandar desde abajo, le hicieron la vida imposible a la anciana renca, en la toma de posesión desde las gradas las turbas lanzaban bolsas de agua, de orines y ella solo se limpiaba su vestidito blanco, todos nos vestimos de blanco ese día acompañamos a la Señora que con todo y bastón les dio una lección de civismo porque estos son unos incivilizados, unos bárbaros, solo saben tirarse a la calle levantar barricadas y tirar morteros, es lo único que aprendieron: obedecer, porque para seguir las órdenes si son buenos, hasta el final aunque se mueran de hambre y de frío donde va Vicente, va la gente son una marabunta aunque ese 25 de febrero demostraron que no estaban tan obedientes, apareció el Gallo con la cara destemplada diciendo que la oposición había ganado las elecciones, eso fue una puñalada por la espalda, nunca imaginaron que en los municipios históricos los márgenes eran gigantescos, ya la tenemos ganada dijeron cuando vieron esa plaza a reventar, pero es que el gueguense les sacó la gran guatusa, ¡esta dijo Mena!

Pero se desquitaron robando a diestra y siniestra, me sorprendí cuando miré unos sillones del Teatro Nacional, en la recepción de una galería de arte.  Después sacándose los trapos sucios al sol, expulsando gente del partido porque se decían ladrones unos a otros, si hechor y consentidor pecan por igual, a nadie engañan solo a los muertos de hambre que fueron a la guerra, se asolean en los tranques paralizando el país y ni mierda han agarrado, una camiseta vieja con la figura del Carlos o Sandino ese es su premio, ¿serán ignorantes? y los dirigentes en camionetones y grandes casas.

¿cuál Dios de los pobres? guayola que les metieron los hermanos músicos, hasta esos se hicieron empresarios, después de cantar de gratis ahora cobran en dólares solo para extranjeros es el show, ni hecha perra los voy a ver, incitaban a la gente con su música revolucionaria, revolucionario mi culo que se ha sudado trabajando para darles una vida digna a mi familia, si ellos desbarataron las familias en este país, poniendo a unos contra los otros, mandando a los chavalos a la alfabetización, cortes de algodón y café, bacanales eran los que hacían, las muchachas venían panzonas a saber de quién, porque hasta con los campeches se revolcaban, mi tía Ernestina me contaba las samotanas que se armaban en la noche, ella se hacía de la vista gorda, porque si no la jodían que no apoyaba la revolución.

Como a mi marido que varias veces lo interrogaron los chocoyos verdes porque se les metió en la cabeza que cada vez que íbamos a Honduras, era para reunirnos con la contra, si a la buena de Dios escondiendo los cuatro centavos comprábamos amortiguadores, líquido de frenos, chisperos y baterías para abastecer el negocio, todo eso porque se dieron cuenta que mi esposo estudió en el Centroamérica de Granada con uno de los altos dirigentes de la Contra, ¿qué teníamos nosotros que ver?

Pero veían enemigos por todos lados, nos seguían y escuchaban las llamadas, ¿ya te había dicho, no?  Ahora cuento esto para que me crean que estoy loca, eso me lo dijo mi abogado, pero si vivimos 10 años en el manicomio más grande, enloquecidos por la tal revolución que la cuidaban como si fuera la Purísima Concepción.

Yo le dije al juez que esa mañana que había tenido una revelación de la virgen María que siempre fui una fiel católica y devota de Santa Marta hermana de Lázaro, el mismo que nuestro señor Jesucristo resucitó de los muertos, mientras terminaba de rezar el rosario y decir mis oraciones, una voz me habló y en mi mente un gran eco me decía: vas a vencer a esos reptiles que te han perseguido por tanto tiempo.

Yo tenía que bajar a Managua a hacer unas compras, era algo urgente, porque ese día es feriado nacional nadie trabaja, el país lo paralizan con caravanas de buses y las banderas rojinegras sacan sus lenguas burlonas desde las ventanas.

Estaba harta, cansada de tantas consignas y mierdas cada 19 de julio, después de tanto bregar y avanzar por ese gran laberinto de buses, la carretera se despejó y fue allí que la revelación se aclaró, miré una horda de reptiles que viajaban en bicicleta celebrando, no lo pensé dos veces, apreté con todas mis fuerzas el acelerador hasta el fondo, sentí primero que un chorro frío subía por mis piernas, el corazón palpitaba en mi garganta y la voz matutina se multiplicó en miles, como un coro de ángeles apocalípticos que decían: ¡vamos a vencer a esos demonios!

Subieron los decibeles en mi mente y entré en un estado de catarsis, como si el espíritu santo se apoderara de mi cuerpo, fue divino, liberador, nunca había sentido la ira de Dios como ese día y durante el trance vi los cuerpos cual espantapájaros saltar de uno en uno contra el capó de la camioneta y el bongón, bongón de la carne estrellarse contra del hierro del mataburro, cuando quise detenerme fue demasiado tarde. Dicen que herí a 22 ciclistas y cuatro murieron. Ahora me tengo que declarar y hacerme la loca, pero la verdad, se me fueron los frenos.

 

Madeline Mendieta Sevilla. Nació en Managua, Nicaragua. Licenciada en Literatura, Poeta y Gestora Cultural. Miembro de la Junta Directiva PEN-capítulo Nicaragua. Publicó un libro de poesía bilingüe «Inocente Lengua». Ha sido publicada en suplementos y revistas literarias nacionales e internacionales. Escribe en su blog: http://lagatatejadodezinc.blogspot.com/

 

Evelyn FloresGalería de fotos de Evelyn Flores Mairena.