Con la sentencia de “no es la poesía la que debe ser libre sino el poeta”, Celedonio urde un ensayo en torno a la figura del surrealista Robert Dresnos, un poeta-mago que no sabía ganar dinero, pero sabía cómo gastarlo.
Con la sentencia de “no es la poesía la que debe ser libre sino el poeta”, Celedonio urde un ensayo en torno a la figura del surrealista Robert Dresnos, un poeta-mago que no sabía ganar dinero, pero sabía cómo gastarlo.
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