La poeta y académica Grissel Gómez nos reseña lo que fue, desde su punto de vista, el primer festival del libro y la lectura en “la universidad más peligrosa del mundo”, dicho sea con todo respeto y con mucha ironía.
SEMILLA: PRIMER FESTIVAL DEL LIBRO Y LA LECTURA
EN LA UNIVERSIDAD MÁS «PELIGROSA DEL MUNDO»
Las elecciones a la presidencia de la república nunca han sido buenas para la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (uacm). Se aprovechan las debilidades de nuestra institución para acusar a ciertos políticos de hacer las cosas mal, críticas malintencionadas que mienten con la verdad y no corresponden necesariamente a lo que ocurre en realidad. La participación de las autoridades para mejorar la educación universitaria en México ha consistido en disminuir los recursos. Ni una sugerencia académica, ni una recomendación educativa, como si el castigo económico resolviera la calidad académica. Por si fuera poco, la salida de un rector (Hugo Aboites) que nunca intentó resolver la problemática de la universidad con hechos, sino sólo con consejitos como «hay que entretener a los infractores para que ya se porten bien» o algo así.
En este contexto, profesores del plantel San Lorenzo Tezonco, de la uacm, convencidos de la necesidad de promover la literatura y, con ello, coadyuvar al desarrollo de las comunidades y a la prevención de la violencia, imaginaron un proyecto para vincular a la comunidad universitaria y los colonos aledaños al plantel, mismo que germinó durante el Festival Internacional del Libro y la Lectura, Semilla, que se llevó a cabo en cinco foros dentro de las instalaciones, el 26 y 27 de abril del presente año, celebrando también el día internacional del libro. Entre sus actividades hubo actividades para el público infantil, presentaciones de libros, revistas y fanzines, talleres, mesas redondas, trueque y venta de libros, cineclub, poesía, teatro, danza, recitales y conciertos. Entre los organizadores se encontraron Leonel Sagahón, quien tuvo la idea original; Octavio Serra, coordinador del plantel y gran entusiasta promotor del festival; las profesoras Karim Garay, Elena Román y la enlace administrativa, Julia Cortés, que contaron con el apoyo de la Coordinación Académica del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales. Sagahón comenta al respecto:
«¿Cómo se me ocurrió la idea? Fue algo que se fue acumulando poquito a poco a lo largo de los años. Desde que entré a la universidad en el 2005, me interesó mucho la idea de que los planteles se acercaran a las comunidades de los alrededores para irradiar bienestar. En 2008, 2009 y 2010, hice unos proyectos, en San Lorenzo Tezonco, que tenían la idea de explorar, como en el arte participativo. Después me interesé por los proyectos editoriales de la universidad. Todo cuajó cuando Octavio Serra, colega y amigo de academia, me comentó que quería lanzarse en la elección para coordinador del plantel. Yo le dije que lo apoyaría, pero no sólo de palabra, sino con un proyecto, y entonces le propuse este Festival del Libro y la Lectura. El nombre del evento, Semilla, fue propuesto por Serra, y representa de manera muy clara lo que queríamos hacer con este festival: iniciar un trabajo a largo plazo con el fin de construir y reconstruir el tejido comunitario de la universidad, involucrando a las comunidades de los alrededores. Semilla es la metáfora, la metonimia de esta idea germinal que tenemos respecto de la lectura; el esfuerzo para que la propia comunidad se reconociera mirándose a sí misma en su capacidad de organizarse para algo padre», afirma Leonel.
El Foro Ágora albergó eventos especiales como la conferencia magistral «Más vidas que un gato», dictada por Mónica Lavín, quien lúcida, sobria, inteligente, la autora de obras como La más faulera y Yo, la peor, charló con el público sobre la forma en que se convirtió en lectora voraz cuando, a los 10 años, sufrió de hepatitis:
«Desde la puerta de la habitación, mi hermana me contaba cómo le había ido en la escuela. Me traía noticias del mundo y la televisión me entretenía por las tardes, cuando a las 3:30 comenzaba la programación del Canal 5. Pero la verdad me aburría. Me aburría mucho. Fue cuando abrí aquel libro de otro espesor, regalo de la tía Lucy durante la enfermedad, que ocurrió la revelación: Robinson Crusoe. En esos días, mi cama se volvió una isla. Entonces descubrí que los escritores no estaban muertos, que eran de este mundo, aunque no lo eran, y con el asombro llegó la sensación de familiaridad, de puente y de pertenencia.»
Además se presentó la obra Don Quijote, vencedor de sí mismo, obra que se funda en la participación del público como actor y, del actor como director. Virulo, el gran cómico cubano, llenó el Ágora con sus ya clásicos chistes, humor e interpretaciones como «Amigo». El Foro Cine y Video proyectó interesantes trabajos documentales, como El maíz en tiempo de guerra, de Alberto Cortés, así como películas, videoclips y la master class de Jaime Aparicio, director de la película El mago. El Foro Azul fue el espacio exclusivo para presentaciones de libros, revistas y proyectos editoriales; representó un gran orgullo uacmita al tratarse de obras tanto de profesores-investigadores como de estudiantes, de diferentes planteles, como Evelia Arteaga, Mariana Berlanga, Gilberto Alvide, Miriam García, Isela Xopa y la escritora Azucena Rodríguez, entre otros. También se presentó la revista de divulgación científica de la universidad Acércate. El Foro Morado ofreció una diversidad temática con sus conciertos, teatro clown, presentaciones de libros y las lecturas de Antonio Calera-Grobet. En otro tenor, el taller de impartido por Samantha Zaragoza y Yolanda Pineda, abordó el tema de las violencias y qué ruta seguir en caso de ser agredidas. El Foro Niños recibió a decenas de niños de las escuelas aledañas a la universidad como la literatura, la fotografía, la filosofía, la comunicación, la serigrafía, la ingeniería robótica y el sistema Braille, entre otras. Asimismo, la Plaza Semilla puso al alcance del público veintiocho pabellones con la participación de 19 editoriales, como el Fondo de Cultura Económica, El Colegio Nacional, CLÉ International, Ediciones Quinto Sol y Verso Destierro, entre otras.
La poesía tuvo ocupó un lugar importante en este gran evento. Con el objetivo de demostrar que la poesía puede ser divertida y desacralizadora, Lucía Jacobo y Juan Joaquín Pérez-Tejada mostraron la mirada humorística de lo carnal y lo poético en «Poemas Pornopops Striptease y otros erotismos», show poético-erótico-musical, en el cual la lectura de poemas se realizó de forma poco usual.
Éxito total también constituyó la charla-entrevista a Lourdes Ruiz, la Reina del albur, quien también impartió un taller de albures, invitando a los asistentes a adentrarse en el conocimiento de su lengua, pues, para hacer y entender los albures es necesario dominar el idioma. En este sentido, el albur es una forma popular de ejercer y vivir la práctica poética.
El Foro Verde dio apertura a las letras de Luigi Amara y Koulsy Lamko, a las conferencias magistrales de David Huerta y Jesús Anaya, entre otros importantes invitados. También celebró el aniversario de la revista Palabrijes, cuya directora, Maya López, también es profesora de la uacm. El alojamiento de la poesía tuvo lugar en el Foro Rosa con invitados como Odette Alonso, la Chula Foro Móvil y poetas de Verso Destierro, editorial que acoge a lenguajes poéticos no usuales, violentos, especializados en la maldad desde una óptica lúdica y crítica.
En resumen, se realizaron 115 eventos en ocho foros simultáneos y 15 talleres, con una participación de más de 280 invitados nacionales e internacionales (incluyendo profesores y ex alumnos), 5000 visitantes –de los cuales 350 fueron niños, y 220 voluntarios –estudiantes tanto de la uacm como de la unam, de varias licenciaturas, profesores, técnicos y administrativos. Muchos vecinos se quedaron todo el día en las actividades, incluso en presentaciones de libros muy especializados. Al respecto, opina Leonel Sagahón:
«Cuánta gente asistiría siempre fue un enigma, algo que, a mí me tuvo muy estresado los tres o cuatro días previos a la inauguración. No teníamos idea de cuánta gente podría asistir, contábamos con una buena parte de la comunidad del plantel, pero nos interesaba mucho que la gente de las colonias de los alrededores acudiera. Estimo que llegaron alrededor de cinco mil personas las que estuvieron. Nuestro cálculo inicial se superó, llegó mucho más gente de la esperada».
En ese sentido, Semilla logró un efecto impactante, cuyos frutos aún no se contabilizan:
«Yo creo que el resultado está todavía por verse. Una primera cosa ya sucedió: los vecinos consideran al plantel como un lugar hospitalario al que pueden asistir, un lugar que los invita, donde nos gusta recibirlos. También es muy importante el efecto comunitario al interior de la universidad; nos organizamos como grupo, sin conflictos; fuimos capaces de encontramos la convergencia, el acuerdo. Sé que un festival de dos días no basta, pero fue un gran paso. Como sabes, estamos entrando a una etapa sumamente complicada de nuestra universidad que va a poner a prueba nuestra capacidad para encontrar una salida no conflictiva, no destructiva, y yo tengo mucha fe en el ejemplo que ha puesto Semilla. Espero que si comunidad siente la tentación de la ruptura, del desencuentro, recuerde estos días y los pueda vivir».
Me emociona mucho hablar de este evento. La uacm –institución tan castigada por la prensa y tan abandonada por sus propias autoridades–, durante dos días, sembró la esperanza. A este milagro no sólo contribuyó la presencia de artistas de diferentes disciplinas, sino también la entusiasta participación de la comunidad universitaria y la presencia inusitada de las colonias cercanas y sus niños. En Semilla logramos la unidad; logramos reunir a profesores y estudiantes de distintas corrientes en las presentaciones y eventos, en un ambiente alegre y lúdico; logramos pasar al lado de compañeros, sonreírles y ser correspondidos; logramos alejar a personas ajenas a la universidad que entran a ella con intereses personales, económicos, ajenos a la academia; logramos atraer a personas de barrios marginados, e integrarse a nuestro proyecto; logramos construir un ambiente en el que todos nos sentimos seguros. Y sí: la uacm es peligrosa por su apertura al pensamiento. Gracias, Semilla, por esta gran lección. Larga vida.
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