Narrador y poeta, nació en Roma, en 1938, donde reside actualmente. Militante de un grupo trotskista, ha sido durante años catedrático de Historia moderna y contemporánea de la Universidad “La Sapienza” de Roma. Aquí algo de su poesía reciente.
Poemas de Carlo Bordini
Traducción de Martha Canfield
Piedra
Esta indulgencia que se conceden los hombres con el sueño,
¿no se parece al abandono de la muerte?
una pequeña muerte un poco adelantada, un descanso breve,
este goloso adelanto de muerte,
así este zurcir pequeñas cosas trae las cosas mejores,
las más femeninas,
esas cosas femeninas
y no importa la reliquia como residuo oscuro
escribo esto para decir que la muerte y el sueño se parecen,
obvio, of course,
pero sobre todo que a ambos les tengo cariño,
y en este abandono atonal semejante a madera de violín,
antes de ser sacudido por el arco,
y la vida y junto todavía el no-nacimiento
y la muerte del feto ya viejo
ay, cuán ronco es el aliento
cuán entumecida fluye tu sangre
Luz
La luz te hiere y te hace dormir
La luz te hiere y te hace dormir,
la luz te hiere
la luz te hiere a ti que dormías y que
quisieras seguir encogiéndote legañoso
en una cama de olor humano.
Pero no es posible.
Doblemente
la luz te hiere y te hace dormir
temblando
como si tú no pudieras dormir
como si tú no pudieras encogerte sin dormir
sin que la luz te hiera,
intransigente
maternal, burocráticamente
asesina.
Árbol
Para ahorrar tiempo
– dado que tengo una impresora,
imprimo la mínima variante, aunque podría evitarlo;
calculo que en todo mi trabajo
habré empleado un árbol
en tareas inútiles, o, de todos modos, evitables.
Querido árbol, no te enojes.
Tengo poco tiempo, una vida complicada,
tantos problemas y tantas dudas.
Me duele haberte matado para facilitarme la existencia.
Sé que es feo.
De todos modos te prometo que,
cuando me maten,
no me voy a quejar tanto.
Cortejo
Se vuelven a sus casas, lúgubres,
con una ligera cojera,
el cortejo cojo,
y de verdad muy cansados,
cuando el cortejo ya se ha acabado,
con su andar real, lúgubre,
con mucha dignidad, porque
aunque el cortejo ya
se ha muerto, el andar todavía es mágico.
En el silencio y
en la soledad,
llorando,
con una leve cojera, ya en la oscuridad de la noche,
porque la dignidad se ve
cuando no hay espectadores.
Suicidio
Nada de lo que está vivo me interesará
Será como no haber nacido nunca
Que es mi sueño de siempre
No recordaré nada
Tampoco recordaré que he muerto
Jamás sabré que he vivido
Y no sabré
Que te he amado.
Los otros se sorprenderán
Se preguntaran por qué.
No entenderán.
Si seré bueno
ni me daré cuenta del pasaje.
tampoco recordaré haber escrito esta poesia
*
HE BESADO una muchacha delante del océano pacífico
decía que el mar era un grande amante
un grande dios que ama a las mujeres
decía que soy un ángel malo
que no debo estar celoso del mar.
las ventanas del hotel transmitían una luz extraña
era una muchacha frágil
como puede ser sólo en un país católico
tenía una mente febril
hemos caminado por parques
en una ciudad con muchos prados.
Todos esos poemas fueron publicados en Polvo, Lustra Editores, Lima 2015
Nota bio-bibliográfica
Carlo Bordini, poeta y narrador, nació en Roma, en 1938, donde reside actualmente. Militante de un grupo trotskista, ha sido durante años catedrático de Historia moderna y contemporánea de la Universidad «La Sapienza» de Roma.
Ha publicado varios poemarios. En 2010 el Editorial Luca Sossella reunió todos sus poemas en el volumen I costruttori di vulcani – poesie 1975-2010. Sucesivamente: Assenza, Carteggi letterari, 2016. Como narrador ha publicado: Manuale di autodistruzione, Fazi, 1998; Gustavo, Una malattia mentale, Avagliano, 2008; Memorie di un rivoluzionario timido (novela), Luca Sossella, 2015.
En castellano apareció el poemario Polvo, Lustra Editores, Lima 2015, traducción de Martha Canfield.
www.carlobordini.com