La poeta y académica Cynthia Pech nos conduce al descubrimiento de esta poeta, recientemente fallecida en enero del 2019, quien, a decir de Pech, nos interna por el sentido terrenal de las imágenes.
La poesía como lenguaje para explicar la vida. Una reflexión en torno a la poesía de una mujer de tierra.
Cynthia Pech
Para Karla Monsivais Pöhls
Vida: palabra que
para poder ser explicada
se han inventado todos los lenguajes.
Ayari Lüders
El 12 de enero del 2019 supe del fallecimiento de Ayari Lüders (1), una joven poeta de tan sólo 30 años de la que había leído algunos poemas hacía bien poco, en alguna publicación de Facebook que apareció en torno a su libro Mujer de tierra (Ultramarina Editorial, México, 2018, con ilustraciones de Clara Bérgamo) y en la que se reprodujeron dos de sus poemas contenidos en el libro: «No», poema que toca el tema de los feminicidios en México y «Mujer tierra», un poema donde la palabra deviene en un canto a la vida desde un sentido de sí como mujer mexicana que se reconoce como parte de la necesaria transformación social.
Recientemente pude adquirir su libro y darme a la tarea de leerlo, detenerme en cada poema y releer aquellos que sin duda, me tocan. La suya, es una poesía vívida en cada verso y muy actual pues se inserta dentro del contexto donde la poesía es potencia que revela el poder que la enunciación de las mujeres puede tener para subvertir la condición de vulnerabilidad en esperanza de vida. Como Alfonsina Storni, el mar de esta poeta abre la palabra y su espuma es un hilo que reverbera en el deseo profundo de saberse libre y con vida en un país donde el aire «quebranta/ la vida toda». (p.124)
Mujer de tierra es un poemario con un universo vital, pero sobre todo, es manifestación en clave reflexiva y en donde se perfila, en todo momento, un sujeto político que escribe desde ese lenguaje inventado para explicar la vida. Una vida presente incluso en aquellos poemas donde la muerte se hace presente y despacio, envuelve algunos de los versos del libro, como en el poema «Tiempo» (p. 29-30), en donde la autora escribe los siguientes versos:
«Todos nacimos a tiempo,
él nos desvanecerá
a nuestra hora»
O bien, en el poema «Vida de las hojas» (p.115), donde en los siguientes versos se respira profundo el acto mismo de la escritura como un reto continuo al cual enfrentarse:
«La hoja no vuelve
la palabra tampoco.
Pero su espectro se asoma
en el espacio blanco de un verso,
Las hojas muertas se agrupan en bolsas,
y los pensamientos callados, en dolor.»
Sin duda, la poesía de esta autora está atravesada por temáticas que se revisten de lo común y lo cotidiano, pero donde el énfasis asertivo del ritmo y cadencia de su poesía irrumpe con fuerza para extender el fuego hacia todos los vértices de la lengua y hacer de lo que calla una ruidosa eclosión.
«Mujer de tierra» está dividido en cuatro partes que ordenan el poemario en torno a las constantes temáticas de la voz poética. En la primera, «Extender el fuego», se agrupan los poemas donde el universo, los fenómenos naturales y lo humano se entrelazan para dar origen a la creación de vida y donde los bordes de un cuerpo, orilla al tiempo hacia lo inevitable que es la muerte.
En la segunda parte, «Flor de papel», se organizan los poemas donde el asombro es la emoción que rodea la mirada y convierte el viento en humo; o donde las pequeñas cosas son como los pétalos de una flor capaces de contener bancos de lluvia.
En la tercera parte, «Llora tormenta», la muerte y la violencia sacuden la palabra y cada poema que nace del silencio es un bálsamo para ―a pesar de los desaparecidos, las que ya no están y todas esas muertes inscritas en nuestra geografía nacional―, seguir viviendo y resistiendo.
En la cuarta y última parte, «Verde Urbano», el fuego extendido enciende la palabra y los poemas ahí contenidos, muestran señales del potencial que el verde tiene como símbolo de esperanza.
La obra en conjunto descubren las particularidades de una poesía que resuena fuerte y desde un marco contextual que delinea un pensamiento comprometido con el ser humano, la naturaleza y crítico con el avasallamiento de la cultura como una raíz problemática que hay que revertir y donde la poesía de Mujer tierra es esa orilla del mar donde es posible mirar y escribir siempre, por si acaso.
Para muestra de esta poética, reproduzco tres poemas que sirven para ilustrar la potencia de Mujer tierra:
Escribir por si acaso
Escribir por si acaso,
por si una noche, esta,
la vida me huye en sangre.
Por si el aliento se acaba
en un grito mortal
y por si una noche, esta,
vuelvo a casa en noticia,
en periódico alarmista,
en lista de desaparecidos.
Por si me callan los ecos
de una bala mordaza
que me quede la poesía
sobre todos los muros
que las palabras sean grieta.
Escribir por si acaso.
Por si una noche, esta. (p. 87)
***
Mar de ti
Floté en un mar de cielos bajos
con el agua negra al débil cuello
fui cuerpo prisionero de espuma
por las duras aguas de mi estela.
Hoy llego al muelle de tu lengua
que me ata y me detiene.
Hoy la madrea de tu cuerpo me salva
y viene a secarme el sol de tus manos. (p. 67)
***
Me has robado todo, muerte
A las madres de Juárez
Me has robado todo, muerte,
choque eléctrico en la espina.
Sólo los vivos vivimos la muerte
y a los muertos les pertenece nuestra vida.
He plantado tanta gente
que debería inundarse de flores el mundo.
Una fosa han cavado en el vacío
y algún día la hallaremos
hasta vencer el olvido. (p. 98)
La poesía de Ayari Lüders es palabra desbocada que se revela ante la realidad, galopa para encontrar ese lugar del mundo donde los cafetales y la humedad de la selva chiapaneca la envuelvan toda. Hay que leerla.
1. Ayari Lüders, (Ciudad de México, 23 de octubre de 1988-12 de enero de 2019). Muy joven incursionó en el arte dramático como actriz para la compañía César Balcázar Producciones y después en los talleres de actuación de CEDAC Y la ENAT. Posteriormente, estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UVM y un Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Sevilla, España, así como también cursó el Diplomado para Escritores, en la SOGEM. Sus poemas han aparecido en antologías y revistas literarias.