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Preguntas desde la filosofía y la poesía en cuarentena. Carlos Satizábal

carlos-satizabalEscritor y profesor colombiano Carlos Satizábal nos invita a una fiesta filosófica, «que celebra el triunfo poético sobre la muerte y nuestra amistad con la muerte».

 

 

 

Preguntas desde la filosofía y la poesía en cuarentena
Carlos Satizábal

Ser para la muerte: Perseverar en el ser: 
Desear. Pensar. Actuar.

 

La filosofía por doquier en el mundo la ejercemos desde ella misma como pensamiento que se nombra a sí mismo filosófico y cuyo eje axial gira siempre en la noria de nuestras preguntas por el tiempo y la muerte, y por la libertad para pensar, desear y actuar por sí mismos y en comunidad. Pero filosofar es también una acción pensativa y creativa que se manifiesta en otros lenguajes; es un pensamiento frontera, filosófico y poético a la vez. Hay filósofos y filósofas que escribimos poesía. O poetas que nuestro canto es pensamiento. Y también poetas teatristas y poetas de la plástica, de la arquitectura y de la danza, del arte acción y de la música, poetas hondamente pensativos, pensativas. A cada cual la poesía y el pensar le sitúan ante las primordiales preguntas filosóficas que nos impone la realidad mortal de la vida personal y de la vida colectiva; preguntas que hoy —como en las antiguas tragedias— nos imponen la peste y la guerra. ¿Si sobrevivimos a esta muerte pandémica, qué mundo otro vamos a levantar sobre las ruinas morales y políticas, humanas y económicas del que habitamos? ¿Cómo transformaremos el dolor en fuerza para perseverar en la existencia y en memoria poética para la serenidad y la compasión, para la fiesta de la paz y la generosa solidaridad? ¿En poesía para celebrar la vida y en resistencia y amor para el triunfo de la utopía arrasadora de los poderes de la vida sobre las ominosas y persistentes potencias de la muerte?  
        Las danzas europeas medievales y sus teatralidades y los grabados de Holbein y Durero celebran los triunfos de la muerte, de la poderosa muerte colectiva de la peste y de la culpa cristiana, sobre la bacanal popular que cantan Rabelais y Bocaccio. Pero hoy, aquí, cuando nuestra fiesta popular celebra la muerte, es carnaval de los triunfos de la vida, de la fiesta, del amor, de la sexualidad, de la alegría, de la comida, de la borrachera. Enivrez-vous, como invita en su poema Baudelaire, ese pequeño poema en prosa que tanto amaba nuestro maestro Estanislao Zuleta, y que dice al final: "¡Es hora de emborracharse! Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, emborráchate, ¡emborráchate sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, de lo que quieras."
        Nuestra fiesta es una fiesta filosófica porque es una fiesta que celebra el triunfo poético sobre la muerte y nuestra amistad con la muerte: “La muerte es mi consejera, siempre está a mi lado”, dijo un indígena Yaqui al antropólogo investigador que terminó conquistado por la magia y la poesía y el pensamiento indígena. Una indígena wayúu nos invitó a tomar el café de la mañana. Vamos a tomarlo con mi hermana, nos dijo. Y nos llevó al lado de su casa, y nos sentó frente a lo que vimos como una mesa de mármol bajo una enramada de la ranchería. Nuestra amiga inclinó su cabeza sobre la mesa y le habló: hermanita están aquí Patricia y Carlos, y venimos a tomar el café y a conversar contigo. Esa mesa era el sepulcro de la hermana, el cúmulo de su primer entierro. Nuestros muertos —indios, afros o mestizos—  están siempre aquí, de nuestro lado. Son el muntú africano. Son el barco de negros muertos que empezó las revoluciones anticoloniales en el Caribe, como canta y cuenta en Changó el Gran Putas don Manuel Zapata Olivella. En nuestras fiestas carnavalescas de la muerte triunfa siempre la vida porque la muerte en nuestra vida mestiza es una fuerza sagrada que cuida de la vida. En la fiesta de la muerte bailamos y cantamos y nos hacemos la pregunta filosófica ¿por qué hay ser y no más bien nada? Y cuando la muerte nos derrota, preguntamos: ¿cómo transmutar este triunfo en potencia vital para perseverar en la existencia? "Pareciera que dioses y diosas labran desdichas para que las generaciones tengamos que cantar," escribió Homero. Poeta filósofo. 
La filosofía se expresa más allá de los límites públicos de la profesión y del lenguaje especial de quienes nos deseamos y actuamos como pensadores y filósofos. Ha dicho el poeta Hölderlin que habitamos poéticamente entre cielo y tierra; ese habitar es también filosófico, una acción filosófica: nuestro habitar revela el modo como asumimos la vida y la muerte, el ser y el tiempo, las relaciones con la naturaleza, con lo sagrado. Todo lo humano nos habla de modo filosofal. 
        La filosofía, aunque oficio acotado, ya desde sus albores fundacionales, en las diversas tradiciones míticas y pensativas, como los textos del canon griego, se dio a desbordar sus ámbitos especializados, porque sus preguntas son las preguntas humanas fundamentales: quiénes somos; de dónde venimos; cuánto vamos a existir; por qué hay ser y no más bien nada… Y esas preguntas se elaboran en todos los lenguajes. Platón mismo, aunque expulsó a los poetas de su República, escribió sus diálogos en forma teatral y creó personajes que ya son eternos, como su maestro Sócrates, quien nunca se adentra en el tejido pensativo de ninguna pregunta filosófica sin la poesía y sin el mito.
        Las preguntas de la filosofía son también las preguntas de todas las artes, sus preguntas se elaboran en todos los lenguajes. Por ello la filosofía no piensa sola, en su propia jerga solitaria. Siempre recurre a las demás artes. Una de las primeras, como muestra también Platón en sus Diálogos, para hacer más vivo a su maestro Sócrates, es el arte de la conversación. Y en la conversación pronto se va a los ejemplos del canto o del teatro o de la danza o de la pintura o de la arquitectura o del cine o de la religión y lo sagrado o de la música, la poesía y el mito. Esa conversación crece hoy y se anima en medio de la distancia y el encierro y la incertidumbre de esta nueva peste, la más vasta y masiva y planetaria de todas las pestes. La muerte está a nuestras puertas del encierro y nos hace pensar y escribir y cantar y desear conversar. Desear pensar colectivamente sobre cómo cruzaremos este nuevo Aqueronte, sobre qué otro nuevo mundo deberíamos soñar y pensar ahora y crear en la otra orilla…

 

Carlos Satizábal. Poeta, escritor, actor y director teatral. Profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia, donde dirige la Maestría en Escrituras Creativas y es investigador del Centro de Pensamiento y Acción para las Artes. Es activista por la paz de Colombia. Premio Nacional Poesía Inédita con La Llama Inclinada. Premio Dramaturgia ciudad de Bogotá con “Ellas y La Muerte: Sueño de tres poetas”. Premio Iberoamericano Textos Dramáticos —CELCIT 40 años— con “Ensayo del eterno retorno femenino”. Premio Iberoamericano de Ensayo con “Pensar A Contracorriente con Fragilidad y Lejanía” —ensayo—. Trabaja en Corporación Colombiana de Teatro en la curaduría de los Festivales Alternativo y de Mujeres en Escena y con el grupo Tramaluna Teatro, con el que ha montado las obras de su autoría. Conferencista y tallerista invitado de universidades, festivales de teatro y poesía en diversos países. Ha publicado libros de teatro, de poesía y de ensayo; y artículos, crónicas y columnas sobre arte, filosofía, poesía, paz y política, en periódicos, revistas diversas y redes sociales.