Les compartimos una selección de poemas de la reconocida poeta venezolana Yolanda Pantin, ganadora del XVII Premio Casa de América de Poesía Americana (2017) y de la Beca Guggenheim (2004).
Lo que hace el tiempo
Yolanda Pantin
Lo que hace el tiempo
Estábamos viendo
al final de la tarde
cuando la luz dibuja
los contornos
el esplendor de un jardín
que se hizo con los años. Cómo
después de tanto, los árboles
ya tienen su altura
y los grupos
parecen naturales
salpicados
de florescencias.
¡No un Monet! ¡Matisse!
(El pintor
sentado ante un erial
de cemento y hojas secas
en Turmero).
–El tiempo para ti
es una boca.
–Para mí
es un relato
a pulso
con mi madre llevado
aunque su final
no sea un misterio.
Frágil
La luz que cae sobre algo
para exaltar ese algo
que recibe la luz
y era nada, o poca cosa,
en la sombra, es un poema
y en segundos deja de serlo.
Opacidad
Aunque parezcan de vidrio
nuestros poemas no son diáfanos.
Tendríamos que nacer de nuevo
sin quebrarlos.
Palabras
No todo lo que brilla es oro.
Por eso, todo era
en ese tiempo
comer y beber
huesos de palabras.
Entonces,
no me importaban
las anécdotas, tomaba
de su pulpa sin pellejo.
Siempre parada frente al mar
mirándolo, y su resonar oía
sorda. No había manera. Chica,
¡Dios no es líquido!
¡Déjalo!
900 páginas pasaron
con algunos destellos pero
¿de qué van los ríos
sin nuestros versos
cojos…?
Déjàvu
Soñé anoche que escribía
y era mi consuelo este cuaderno;
no podía dormir por continuarlo
sin saber lo que anotaba.
¿Qué eras para mí, entonces,
poesía? No lo recordaba,
ni en el sueño, siempre,
en la punta de la lengua.
Bosque adentro soñaba
que era un ciervo o un caballo
y corría por buscar respuestas.
En el sueño encontraba el cuaderno,
y empezaba con las primeras letras:
a,
e,
i,
Regreso
–Bienvenida a tu cueva,
me dice la penumbra.
–Saludos, Yolanda,
me recibe la parentela.
–Saludos, almas de la casa.
Apenas
Como la matica
que está detrás
de mi cabeza
nos sostiene
un alambre dulce
muy fino.
Saturación
Si una comía lenguaje
y buscaba
lenguaje por los techos,
a ver si pasaba
en días o en meses,
un lenguaje
que tuviera la fuerza
de bajar palabras,
y hasta en los sueños
todo era lenguaje,
los huesos,
una masa de lenguaje,
tromba o alud,
hasta abrir
un boquete
por su fuerza,
algo viene quieto
desde adentro.
Zamural
No está la niña
al mar entrando
con sus risas,
ni está el azul,
ni está la vista,
ni las sombrillas,
ni los surfistas,
nilos perros
en la playa
con sus prisas.
Están los carroñeros
sobre Caracas.
Secando. Secando.
Secan
Deriva
La cabeza perfecta de mi padre
cuando le recorto el cabello y veo
el empeño de mi madre
por ser ella, la belleza
de Natalia, Eugenia,
tú también con tus cuadernos,
los potros, ese andar
en el aire que conozco, etéreo,
la pintura, los sueños.
Invierno
Todo es lejos en el frío. La llovizna
pasada la tormenta
que hizo
temblar las ventanas
y adentro,
como el niño
que ha llorado sin consuelo,
un querer decir.
Frágil
La luz que cae sobre algo
para exaltar ese algo
que recibe la luz
y era nada, o poca cosa,
en la sombra, es un poema
y en segundos deja de serlo.
Escribir
No hay ninguna
pretensión
en este intento,
si antes era así,
ahora
viene y queda
el gesto
igual a
cuando niña
dibujaba
por placer
y no dormía
hasta pintar
lo que pensaba
y era un mundo
que se hizo
con los años
garabato,
torcedura.
Yolanda Pantin. Caracas, 1954. Estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Poeta, ensayista, editora, autora de libros para niños. Ha sido traducida parcialmente al inglés, francés, alemán, holandés, portugués.
En 1989 recibió en Caracas el Premio Fundarte de Poesía. Fue becaria de la Fundación Rockefeller en Bellagio Study Center. En 2004 recibió la Beca Guggenheim.
Por el conjunto de su trabajo recibió en 2015, en Aguascalientes, México, el premio Poetas del Mundo Latino “Víctor Sandoval”, y en 2017 en Madrid, España, obtuvo el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana.
Fundó y fue miembro del consejo del Fondo Editorial Pequeña Venecia; fundó y codirigió en Caracas la revista El puente, pensar en Venezuela junto con Igor Barreto y Michelle Ascensio; fue directora adjunta de la Fundación Casa de la Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde, en Caracas. Fue directora de museología del museo de arte contemporáneo Alejandro Otero (MAO) en Caracas.