Reconocida poeta y traductora Blanca Luz Pulido nos comparte sus traducciones del libro Oscuro de la poeta portuguesa Ana Luísa Amaral.
Otras voces
Ana Luísa Amaral
Otras voces
Cerrar los ojos y por dentro resonar en pasado.
Pensar “pude haber tenido otro color de piel, otro pelaje”.
Y el tiempo volverse al revés, y entrar en él,
como en un vórtice.
Escoger
Vestir cota de malla y de salitre,
haber llorado cuando el puerto dejara de verse,
miles de millas distante,
después de meses llenos de sobresalto
Fiebres y temblores durante la travesía,
el agua amarga, las noches
llenas de estrellas,
junto al balanceo del barco, un astrolabio
En una mañana de sol, desde el puesto de vigía,
ver muy al fondo, en la dulce curva,
la línea casi tan lejana como una constelación.
Gritar “¡Tierra!”, gritar a los compañeros
al fondo del barco, gritar desde el fondo de los pulmones,
y después el bote, los largos remos,
el lecho de arena y los árboles.
O traer en la cabeza plumas de colores,
conocer a fondo sólo la arena blanca
y el mar sin fondo, peces pescados al azar de los días,
una lengua que sirve para subir a las palmeras,
cazar y contar historias
Tallarun arpón, empezar por un hueso
o piedra o madera,
trabajar el cuerpo de la madera, afilar la punta.
Mirar despacio el resultado del trabajo
y de la espera.
O la belleza. Escoger
Traer el fuego en la mano, escondido en la pólvora,
prender fuego en la orilla del bosque.
Las risas de los niños, tocar la arena blanca, tocar
otra piel. Cruel,
el miedo, dudar entre el hambre y el miedo.
O no escoger
Las plumas de colores sobre un yelmo,
la cota de malla lanzada al aire como una flecha,
el canto de los pájaros sobre la cabeza,
imitar sus cantos,
en un lago de agua dulce lavar el cuerpo y
los pecados de la imaginación,
sentir la noche dentro de la noche,
la piel junto a la piel,
imaginar un sitio sin edad
Cambiar el fuego oculto por el fuego alerta,
el arpón por el fuego que avanza,
Gritar: “¡Heme aquí, vida!”,
sin oro ni plata.
Con la plata moldear un anillo
y una bola de fuego fingido,
y con el fuego vivo hacer un puente que llegue
a la palmera más alta
Olvidar el estandarte en el barco,
después dejar atrás la arena blanca, nadar hasta el barco,
las plumas de colores a un lado,
traer de nuevo el estandarte y desmembrarlo.
Hacer una vela, adornarla con plumas,
mientras se derriten,
bajo la gran hoguera durante varias noches,
el yelmo y la cota de malla
Ellos darán firmeza al soporte de la vela,
un barco nuevo lleno de peces
Brillantes como estrellas
No elegir mar ni horizonte.
Y embarcarse sin mapa hasta el fin
de la oscuridad
Drama en gente
Fingieron todos,
todos me fingieron
y por tradición me dieron
fingimiento
Es verdad que esos eran
otros tiempos,
en que ser muchos
era algo desconocido
Pero todos me fingieron
y me enseñaron
que el tren de juguete
puede ser
de juguete en serio,
no de corazón
También yo tuve,
aunque en otro mundo,
otras noches de verano
Nada les debo
y, sin embargo,
estoy en deuda con ellas
Que los siglos ahora
les den la paz
o no les den nada –
O les den al menos
el dolor del universo,
como el dolor de cabeza
infinito, silencioso,
que sufro ya por siempre
y desde
que ellos vinieron
a visitarme en sueños
Adamastor
Había en ese tiempo una especie de sol,
Y estaba en la superficie del agua,
y yo en el fondo del mar
Y yo veía ese brillo sin saber que era el sol,
sólo una línea difusa que iluminaba
lugares del nunca
Yo habitaba la más profunda hondura,
en ella resplandecía
mi oscuridad
Concebido entre limos, piedra y pesadilla,
yo era la pesadilla,
y aún no sabía que podía ser
alimento de versos y de sueños,
de nuevas lenguas
que hablan de abismos
Me inventaron ahí,
en ese tiempo,
en esa especie de sol
La caricia no alcanza para decir un cuerpo,
y el mío era de piedra
en transformación
Y me llamaron carne,
y me hice carne,
y me llamaron lodo,
y la piedra en mi cuerpo se hizo lodo,
y me dieron cabellos,
boca, mirada
Y miré desde el fondo,
desde lo más hondo del fondo en que vivía,
y grité, expuesto,
y desnudo, y fuerte,
y me escuchó
el mar
Pero lo que de él surgió, profundo,
fue la parte de mí
que no era nada
La otra, que no conozco,
pues no tiene voz,
quedó en tinieblas
aún por inventarse –
La voz
Me confunden los peldaños de esta escalera:
no sé si sean infierno o cielo,
ni por qué espero aquí,
si nada me visita ni me mira:
sólo este pañuelo bordado
de blanco
Y todo como una acuarela ha mucho olvidada,
olvidado como yo,
menos en verso –
Si pudieran oírme como hilo de luz,
si del fondo del tiempo
me trajeran,
y mis memorias,
y las de quienes conmigo miraron el horror
de haber nacido, para morir
ni siquiera enteros –
Si el regalo entero
que mi madre me dio ese día
fuera visto por las madres
como una cosa tan suya
que el dolor se adelantara al dolor
de la pérdida
Tal vez se calmaran estas voces,
que me llenan de dudas y sospechas,
y no se callan, no se callan
nunca
Y sabría yo por fin cómo estas redes
pueden destejerse
como los tiempos,
y vería adónde me llevan los escalones
Y me acostaría por fin,
y podría dormir
más allá de los versos –
Versiones de Blanca Luz Pulido
Ana Luisa Amaral. Lisboa, 1956. Escritora, profesora y traductora lisboeta. Es autora de libros de poesía, ensayo y novela infantil. Sus publicaciones académicas han recorrido la poesía inglesa y americana, la poética comparativa y los estudios feministas.
Blanca Luz Pulido. Estado de México, 1956. Poeta, ensayista y traductora. Ha publicado 14 libros de poesía. Ha traducido, entre otros, los siguientes libros de poetas portugueses: de Fiama Hasse Pais Brandão, Sumario lírico (Producciones Ácrono, 2001); de Ana Luísa Amaral, Oscuro (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2017); de Rui Cóias, Las márgenes sombrías (El Errante Editores, 2018); de Ruy Belo, Transporte en el tiempo (Trilce Ediciones, 2018); de Manuel Alegre, Todos los poemas son de amor (Trilce Ediciones, 2018), y tres de Nuno Júdice: Teoría general del sentimiento (Trilce Ediciones, 2001); El misterio de la belleza (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2010) y Meditación sobre ruinas (Textofilia, 2018).
Actualmente es profesora-investigadora en la UACM, plantel Cuautepec.