El escritor canadiense, Bernard Pozier ensaya sobre su compatriota, escritor quebequense, Claude Beausoleil, fallecido el 24 de julio de 2020, cuya poesía explora múltiples temas, entre otros "…la música – sobre todo el jazz y el blues, el invierno, la identidad, el Continente Americano, los románticos, los Contemporáneos, el exotismo, lo cotidiano o la escritura misma".
Elegía por la partida de un amigo
Bernard Pozier
un poème parlait
d’un temps disparu
rempli d’ombres
lumineuses
Claude Beausoleil
Conocí a Claude Beausoleil en la segunda mitad de los años setenta. Él era ya un poeta importante de la nueva generación. Pronto constaté que tenía un amplio conocimiento, no solamente de la literatura y de la poesía sino también de la pintura, arte que él mismo practicaba. Hablaba con fervor y entusiasmo de nuestra historia y nuestra cultura.
Yo formaba parte de los que algunos críticos llamaban la escuela de Trois-Rivières, en referencia a nuestro querido poeta Gatien Lapointe, profesor de poesía y de creación en la universidad de esa ciudad y fundador de la editorial Écrits des Forges. Claude, en aquel tiempo crítico de poesía en el periódico Le Devoir, tomó la defensa sobre nuestro manifiesto tratando de retrógrado al autor de un artículo muy negativo en la revista Lettres québécoises. Fue entonces que nuestro grupo comenzó a frecuentar las presentaciones de libros en Montreal.
El medio literario, sobre todo de la poesía, era en esa época muy diferente y las presentaciones reunían regularmente a la mayoría de los poetas y de otros participantes. Los intercambios comenzaron, porque existían revistas y lecturas por todo Quebec. Claude pronto vino a publicar a nuestra editorial.
Desde entonces, compartimos diversos proyectos y nos convertimos en grandes cómplices en una de las pasiones de nuestra vida: la poesía, no solo por nuestras conversaciones, sino también por nuestras acciones;participaciones en revistas, publicaciones, lecturas, ferias de libro, coloquios, conferencias, entrevistas radiofónicas, traducciones y numerosos viajes compartidos en Quebec, Francia, México, Bélgica y otros lugares.
Claude Beausoleil era una persona inmensamente generosa, abierta y alegre. Siempre me pareció, como a muchos otros, un gigante de nuestras letras, primero por su presencia física y su dinamismo desbordante, por su facilidad de recibir y compartir, y también por su enorme capacidad de trabajo y de escritura que hacen su obra abundante y diversa como la de Victor Hugo, Honoré de Balzac, Victor-Lévy Beaulieu o Michel Tremblay. Si la poesía domina, no hay que olvidar sus novelas, sus ensayos, y sobre todo su trabajo crítico y antológico: al cabo de los años él habló de todo y de todos, desde aquí o del extranjero, y se interesó en poesías diversas como la quebequense, francesa, acadiense, suiza-francófona y la mexicana.
Su poesía, personal y singular, lírica y barroca, visita también numerosos territorios, siguiendo sus viajes y estancias en diversos lugares, y explora diferentes temas como la ciudad, la poesía y los poetas del mundo, la música – sobre todo el jazz y el blues, el invierno, la identidad, el Continente Americano, los románticos, los Contemporáneos, el exotismo, lo cotidiano o la escritura misma. Una característica importante de su poética y de su rítmica particular, es que él escribía para que se pudiera leer y recitar, casi siempre con un lenguaje simple que hablaba directamente a los lectores sin palabras demasiado específicas o complicadas.
Ahora hemos perdido a Claude. Su ausencia deja un inmenso abismo en nosotros, en nuestra cultura y en la biblioteca del mundo. Pero nos queda su poesía y lo que él más deseaba; que fuera leída y compartida. Por lo tanto, los invito a todos en su nombre, a leer o volver a leer alguno de sus libros y también a ofrecerlos como regalo. Solamente así podremos honrar verdaderamente su memoria, celebrar el porqué y para qué él vivió y sobre todo recordarlo, en su voz siempre viva en el mundo y en el fondo de nuestro ser.
Poemas de Claude Beausoleil
Sobre la mesa unos libros
unos cuadernos y el pan
las acciones de ayer
inconclusas se revelan
hay un ambiente
imaginable y solitario
la voz es el silencio
tengo la certeza
de que las palabras huyen
por el umbral de la habitación.
*
Hojas de papel vitela
dispuestas en desorden
con una palabra directa
que difunde la historia
escribir es un acto
ahí vislumbro el tiempo
escribir es una palabra
que destaca lo real
de un deseo cumplido
el espacio de un instante.
*
La gloria no es un libro
ni el cuerpo una idea
a través del arte llego
a disfrutar el deseo
de relatar mi vida
en las formas efímeras
donde el presente se aproxima
balada de mi corazón
surgida en sus horas
que sueñan y me miran
Versión de Silvia Pratt
El revés del cielo, la noche
En las ciudades que amo
mi infancia se escribe
a través de poemas
hechos de vida y olvido
poetas antes que yo
dieron al cielo gris
aires de nieve suave
y frías armonías
en el país del cual vengo
las ciudades son de tinta y de alma
ellas hablan lenguajes
con giros cotidianos
fue un anochecer quien me dijo
que escribiera canciones
en una ciudad que atrapa
toda distancia abolida
el cielo está al revés
las ciudades su confunden
es la noche y reúno
Montreal y París
Versión de Marco Antonio Campos
Bernard Pozier nació en Trois-Rivières, Quebec, en 1955. Es poeta y director literario de la editorial Écrits des Forges y vicepresidente de la Casa de Poesía de Montréal. Ha colaborado desde 1989 en intercambios de poesía entre México y Quebec. En México ha publicado, entre otros volúmenes de poesía, Las pirámides del corazón, (Mantis, 2008).
Claude Beausoleil (1948-2020) fue poeta, narrador y ensayista canadiense. Autor de múltiples libros. Su obra fue galardonada con el Premio Louise-Labé y el Premio Charles Vidrac de la Societé des Gens de lettres. Fue presidente honorario de la Casa de la Poesía en Montreal, miembro de Confluencias Póeticas, de la Nouvelle Pléiade y de la Sociedad Oscar Wilde en Francia y de la Academia Mallarmé.