Érase una vez en Shanghai. Lu Yu

lu-yuSun Xintang, profesor honorario de la Universidad de Congreso de Argentina y profesor de literatura china de la Universidad de Chile, nos presenta a su compatriota, poeta y crítico teatral Lu Yu.

 

 

 

Érase una vez en Shanghai
Lu Yu

 

Fingiendo que escribo poemas

He fingido que escribía poemas
Los primeros años fingía la entonación y la rima. 
Del antiguo océano de los textos clásicos
atrapaba un montón de peces y camarones
Para crear algunos poemas
sacudía la cabeza y simulaba entrar en éxtasis

He fingido que escribía poemas
desde el lenguaje clásico hasta el moderno
Extraía algunas traducciones anodinas
para agregar un poco de pimienta contemporánea occidental
fingiendo olvidar el origen del poema
pretendiendo perder por completo la deidad de la poesía

Sigo fingiendo que escribo poemas
Tratando de hacerme pasar por poeta
Hasta que se conozca la verdad:
Revender textos como un vendedor ambulante
Aprender las palabras como un loro
Pedir aplausos como un perro

Sigo fingiendo que escribo poemas
Pero ¿qué talento tengo?
A mitad de la noche leo en voz baja los buenos poemas de otros
Acurruco el alma ordinaria
Con lágrimas de celos
Robo silenciosamente la inspiración de otros

Sigo fingiendo que escribo poemas
contra el carácter débil
contra el corazón vulgar
contra la degradación día tras día
contra el amor que nunca llegó
contra la naturaleza pálida de la vida

 

Tocar a la puerta

La expectativa de que llamen a la Puerta
vence al miedo

La mayoría de las veces
al otro lado de la puerta
no hay nada

Golpes a la puerta
no dejan de sonar
Siempre quieres extender la mano para abrirla

Llamas por delante
hielo por detrás

Cuando abras la puerta
tú perderás

 

El tiempo

Estoy dibujando un ramo de flores de ciruelo
Los copos de nieve caen sobre mi cuerpo
y se convierten en un muñeco de nieve

Estoy pintando un muñeco de nieve
el cual mira las flores de ciruelo
pensando en no sé qué

Estoy retratando al que dibuja
está de pie en el balcón
dibujando el muñeco y las flores

Pasa una brisa fresca
se mecen las flores de ciruelo
y se desprenden unos copos de nieve

 

Érase una vez en Shanghai (19)

Decían que la anciana Wan era medio loca
a menudo los mayores nos advertían que no nos acercáramos a ella
Por extraño que pareciera, me gustaba estar en el desván
donde ella vivía, sin sol todo el año
La abuela me permitía fumar mientras la escuchaba contar
historias de su juventud y de su marido

Cuando era joven, en la gran ciudad tenía fama de coqueta
más tarde se unió al Sr. Wan, capataz del magnate Du Yuesheng(I)
No tenía estatus marital con el hombre que después se fue a Taiwán
La abuela quedó con el apelativo "la señora Wan"
y me contó historias de «las coquetas de Shanghai»
De lo que más habló fue sobre los actos de generosidad y la lucha por la justicia
También me contó relatos de su donjuán, el mafioso Wan
cómo ejecutaba a los traidores de la patria y cómo no se rendía ante los enemigos japoneses
–Ese día cuando bailábamos los dos en el Ciro’s Nightclub
de repente entraron los agentes de la Unidad 76 y se lo llevaron
Nada temía a las torturas ni a las amenazas de muerte
Un macho de hierro–, dijo la abuela Wan mientras secaba sus ojos con un pañuelo
–Ese año(II) me compró un pasaje para un crucero a Taiwán
Pero al salir de casa se me rompió el tacón y al caer se me ensució el vestido–
Cuando ella volvió a salir con el vestido limpio
ya marchaban en las calles las tropas del Ejército de Liberación Popular

 

Érase una vez en Shanghai (26)

A la Abuela Buena le gustaba usar vestidos de una sola pieza
En la Revolución Cultural, solía llevar una blusa blanca sobre el vestido
con un encaje bordado en el cuello, hecho por ella misma
Los domingos llevaba unos zapatos negros de cuero
para ir, siempre puntual, a la misa en la iglesia cristiana
sin importar si hacía frío o calor
La Abuela Buena tenía muchas amigas en la parroquia
y solía tomar café con ellas en el Commander Kai’s, de la avenida Nanjing
pero nunca las invitaba a su casa
Vivía en un desván del segundo piso que daba al norte(III)
la cocina abajo la compartían tres familias, lo que no era nada conveniente

Cuando falleció la Abuela Buena, mucha gente vino a su funeral
Un señor viejo de cabello blanco habló del pasado
Resulta que todo el callejón fue su dote al matrimonio
Y las decenas de inquilinos que arrendaban allí
después de la Liberación(IV) se convirtieron en dueños de las viviendas
La Abuela Buena era de corazón realmente generoso
pues se llevaba muy bien con los vecinos

 

Traducción de Sun Xintang

 

 

Lu Yu陆渔 (1969). Poeta y crítico teatral. Vive actualmente en Shanghai. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía El supuesto amor (2017), Fingiendo escribir poemas (2019).

 

Sun Xintang孙新堂, profesor de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, profesor honorario de la Universidad de Congreso (Argentina), profesor de literatura china de la Universidad de Chile. Ha traducido de chino a español a una veintena de escritores y poetas chinos. Es editor de las antologías de poesía china Pájaros en el bosque; Un mínimo destello en el mar del atardecer; Poesía china contemporánea, etc.

 

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I. Du Yuesheng (1888 –1951) era un jefe de la mafia china que pasó gran parte de su vida en Shanghai. Fue partidario de Chiang Kai-shek, líder de los nacionalistas (el Kuomintang), y fue una figura de cierta importancia durante la guerra china contra la invasión japonesa.

II. Se refiere al año 1949, cuando en la guerra civil los comunistas chinos vencieron a los nacionalistas, los cuales se refugiaron en la isla de Taiwán.

III. Se refiere al año 1949, cuando en la guerra civil los comunistas chinos vencieron a los nacionalistas, los cuales se refugiaron en la isla de Taiwán.

IV. Se refiere a la fundación de la República Popular China en 1949.