Una cabeza para Samuel Beckett. Lasse Söderberg

lasse-soderbergLasse Söderberg, reconocido traductor, poeta y ensayista sueco, fue galardonado, el mes pasado, con el premio Sorescu por su «esfuerzo incansable de casi siete décadas para expandir los límites de la literatura y la cultura suecas». Ha publicado alrededor de 80 libros traducidos de diversas lenguas, especialmente del español y otras lenguas latinas. Es principal traductor al sueco de Octavio Paz, Jorge Luis Bordes, de la obra de Federico García Lorca y otros poetas de la Generación del 27. Compartimos una selección de poemas suyos pertenecientes a distintos períodos.

 

 

Una cabeza para Samuel Beckett
Lasse Söderberg

 

Un comienzo

Mi decimonoveno año empieza con una foto de labios
revelándose lentamente alrededor de las chimeneas en el
pesado aire violáceo
Cada año arde el cabello alrededor de los hombros
Cada noche la nieve refleja un compuesto entre amor y
desesperación
Ambos tienen igual cantidad de páginas blancas
Cada noche el ojo en llamas corre la desesperación
a lo largo de calles vacías como caracoles marinos
que no dan a ningún lugar
Pones tu mejilla contra el hálito de substancias químicas
y ves a lo lejos negras lámparas iluminando una costa
donde los muebles son livianos como hojas
donde los pianos de cola se extienden como plazas tapadas con nubes
y donde siempre es un después de la hora de cierre
allí palpo mi vigésimo año
con el emplumado guante de un extranjero de ojos como cardos
allí tanteas el cielo jarra de agua llena de lunas somnolientas
Cada noche el pecho se esfuerza hacia una frágil transparencia
donde veo rodar lejos mi última canica de níquel
Te arraigas en tus sueños llevas una flor de loto en tu traje de
domingo
Mi decimonoveno año empieza con un jardín donde las sombras
hacen piruetas
o una acumulación de vapores hijos del tiempo
Tanteo entre nubes golpeo con mi puño
mi cumpleaños más alegre que un mantel más triste que una vajilla
enterrada
Mi decimonoveno año empieza con un ramillete de tonos leves
Todo mi decimonoveno cumpleaños es tan desnudo como un
ramillete de superficies de agua
Empiezo mi año diecinueve con una llama entre las manos
listo para dar a luz un negro esqueleto al mundo.

 

Caminos

Tengo en la mano un pájaro
y no sé si está vivo:
levedad pasmosa, canto
trasmutado en cuerpo fraudulento.
El camino de los escolares era el ala
alzándose en la era de los vientos.
Mas mi camino desciende por el barranco
donde el pájaro cayó, inaudible.

 

Una cabeza para Samuel Beckett

Primero se abre paso la cabeza, como la fruta de un cocotero. Después, a diferencia del coco, empieza a gritar, le saltan las lágrimas, produce saliva. Es una cabeza humana. Come, balbucea y chupa. En pocas palabras, parecería que se va de la boca. Es una cabeza humana con sombrero. Y cabecea. Duele y se encanece. Pierde el pelo, pierde los dientes y la memoria. Pierde el sombrero. Y al final, como el pobre Yorick, en manos de los merodeadores de regreso a casa, se convertirá en algo con lo que siempre tuvo dificultades pero que hubiera querido ser: objeto de contemplación

 

Emblema
                   Alberto Gironella

Vi un gallo
parado en una calavera.

Todo lo demás es, al fin
y al cabo, superfluo.

 

Escena nocturna
                   Carmela dixit

Camina por un espacio cercado de columnatas. Reconocerán el lugar aunque no se diga su nombre. Hay una verja a través de la cual brilla el cielo nocturno en todo su esplendor. El hombre que la acecha lleva un periódico bajo el brazo. El resto: vacío.

Lo espera sin decir nada. Detrás de él, ve las filas de columnas, testigos impávidos de la escena que transcurre. Se apresta a recibirlo, la espalda apretada contra la verja. La noche se llena de dagas. El periódico en el suelo refiere muchos crímenes, mas no éste.

Cuando la penetra, ella mata a su madre.

 

El árbol de Oklahoma

El árbol de atrás de la casa de Oklahoma era un abedul. En el solarcito, a medias oculto por la casa, estaba como en un museo. Parecía un pobre emigrante en esta llanura o un fantasma que había llegado para testimoniar tiempos que muy pronto nadie recordaría. El abedul hablaba todos los idiomas del Báltico. Cuando Astrid o Ivar salían de la casa escuchaban particularmente atentos: lo que los árboles tenían para contar es siempre de importancia vital. A veces traían a sus huéspedes y les enseñaban orgullosos su árbol. ¿No ven que es un compatriota?, Decían, ¿un querido colega puesto ahí sólo para que desarrolle del mismo modo que nosotros sus calidades de medicina de almas? ¿No nevaba la luz a través de las ramas, como una vez lo hiciera en nuestros países tan grises como su corteza? Me arrepiento de no haber recogido al menos una de sus hojas y haberla traído conmigo, como un saludo.

 

Comprar legumbres con Yehuda

                   El pasado lanza piedras al futuro
                   y todas dan al presente.
                   Yehuda Amijái

1.

A través del corazón caótico íbamos
a comprar legumbres para su familia.
Los gritos de verduleros que llenaban el aire
todavía no se habían convertido en piedras.
Sin embargo había muchas en el suelo
entre las que andaba a grandes pasos
en medio de bajos muros oliendo a mirra.
Las legumbres eran su rescate.

2.

Abandonamos las partes orientales de la ciudad
acercándonos de nuevo a Yemin Moshe.
«Comprar legumbres para la familia
es tan sencillo como tirar piedras,
pero tirar piedras puede llevar lejos,»
decía, mientras señalaba una en el suelo:
«La que ves reposando allí
vino una vez de la honda de David».

3.

A mis ojos las piedras parecían
incapaces de multiplicarse,
inválidas para la construcción del cielo,
no mucho más que recordatorios
de la expulsión de los palestinos,
no mucho más que restos
de sus oscuras casas demolidas.
Iba entre ellos a grandes pasos
y me hablaba con palabras sencillas,
piedras también, pero de aire.

Traducción de autor con Ángela García

 

Lasse Söderberg nació en Estocolmo en 1931. Poeta, ensayista, traductor.  Ha publicado más de una veintena de libros de poemas, seis libros de ensayos y alrededor de 80 libros traducidos de diversas lenguas, especialmente del español y otras lenguas latinas. Principal traductor al sueco de Octavio Paz, Jorge Luis Bordes, de la obra de Federico García Lorca y otros poetas de la Generación del 27. Lideró el Festival Internacional de Poesía en Malmö, ciudad al sur de Suecia donde reside en la actualidad. Dirigió la editorial Aura Latinaconsagrada a la difusión de poetas de lenguas romanas.

 

Fotos: Pascual Borzelli Iglesias

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