María Fernanda Quiñones Ornelas, egresada de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, reseña el libro Escribir con caca de Luis Felipe Fabre. México (Sexto piso, 2017), donde el escritor reconstruye, en tres ensayos y un poema, la figura del gran Contemporáneo, Salvador Novo, quien "fue, indudablemente, el integrante del grupo que hiciera mayor gala de su homosexualidad".
A la mierda Novo
María Fernanda Quiñones Ornelas
Escribir con caca. Luis Felipe Fabre. México, Sexto piso, 2017, 84 pp.
Desde pequeña he sido muy pudorosa y evito hablar de excreciones, en algún momento caí en cuenta de que no era un rasgo aislado, pues la cultura ha vedado el lenguaje para la corporalidad y sexualidad salvo por dos excepciones: los chistes y albures, y la información médica y científica. Hace relativamente poco vi en mi aversión no sólo un tabú, sino una negación del cuerpo; me reconocí como una escultura cincelada por ese y muchos otros constructos sociales. No sólo nuestro aspecto y preferencias, sino también las palabras que utilizamos al comunicarnos —y las que no utilizamos— nos conforman ante el mundo y, más importante, conforman nuestro mundo. Repensar nuestras omisiones al hablar, entonces, puede ser nuestro mejor aliado para resistir al control político del que somos sujetos.
Aunque los discursos oficiales enarbolen la bandera de la inclusión, somos un país marcadamente machista y homófobo, si esta es una realidad patente en pleno siglo XXI, ¿qué podría esperarse del México posrevolucionario de 1920?. Un panorama cultural dotado de una moralidad conservadora fue el vivido y padecido por el grupo de Los Contemporáneos, uno de los más remarcables en cuanto a poesía mexicana respecta.
Su diferencia de pensamiento con grupos coetáneos importantes se tradujo en una disputa entre intelectuales revolucionarios y poetas afeminados. Cabe destacar que incluso los primeros, quienes pugnaban por una reestructuración del país, apelaban por mantener el orden social. Salvador Novo fue, indudablemente, el integrante del grupo que hiciera mayor gala de su homosexualidad, llevándola prácticamente al ámbito performático, lo que pudo apreciarse en su arreglo, su comportamiento y su escritura.
Son pocas las personas que se atreven a mostrarse como realmente son sin reparo alguno en los demás. En Escribir con caca, realizado gracias al apoyo del Sistema Nacional de Creadores del FONCA, Luis Felipe Fabre revela su admiración por la figura del Contemporáneo más allá de su gran talento literario, por haber sido y actuado como se le dio su rechingada gana, por desvelarlo que contadas personas se atreven a mostrar con orgullo: su lado egoísta, cínico, hiriente, aniquilador, por disfrutar con el escándalo provocado.
El diccionario de la RAE no evidencia rastro alguno de sexualidad en las acepciones que recaba para la entrada "ano", lo cual no sólo invisibiliza la sexualidad anal, sino que convierte en trasgresor a todo aquel que la practica. Esta es la premisa de la cual se vale Fabre para argumentar que "Novo transgrede el diccionario con su cuerpo y hace de esa transgresión corporal una práctica escritural. Su ano es fecundo: concibe", claro indicador de su libertad corporal y, en consecuencia, poética.
El poeta y ensayista ganador del premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares (2012) condensa la información recabada por su exhaustiva investigación sobre la vida de Novo. Reivindica la analidad de este poeta, —adjetivación peyorativa que le fue otorgada por Paz— no desde la propiedad intrínseca al mundo académico, sino desde una voz escritural que juega con diferentes registros y da un tratamiento en ocasiones formal y en otras, más relajado. Nos recuerda la enseñanza popular "nada hay verdad ni nada hay mentira, todo es según el color del cristal con que se mira", ya que él valida lo excrementicio en la poesía de Novo y apuesta por repensar nuestra concepción de poesía "La estatua de sal perfectamente podría calificarse como una Obra Maestra de la picaresca y del género autobiográfico según los criterios máscanónicos" y nuestra concepción de las grandes obras con los cuestionamientos: ¿Qué es una Gran Obra? ¿Es pertinente seguir hablando en términos de una Gran Obra? ¿Cuál es esa Gran Obra que Novo decidió sacrificar? ¿En dónde es posible percibir su ausencia, observar su sacrificio, constatar su falta?
Fabre dibuja con palabras a quien fuera una de las figuras poéticas y públicas más importantes de nuestro país. Hombre mordaz, de lengua afilada e impecable manejo del lenguaje y la tradición poética que no dudó un segundo en plasmar en crueles e injuriosos sonetosa toda persona con quien tuviera conflictos y diferencias de opiniones. Escritor de modelos poéticos "insobornablemente modernos con frecuencia, líricamente escépticos casi siempre, tendientes a la brevedad". De una poesía "tan proclive a la inmundicia y los excesos carnales que era en sí misma un desperdicio".
El libro consta de cuatro apartados: Los anales, Escribir con caca, La gran mierda y Novo en el Mictlán. Los primeros tres son ensayos y el último, un poema. Los ensayos reconstruyen a un Novo en sus diferentes facetas, casi como parpadeos centelleantes en que vemos, entre otras cosas, la descripción de su apariencia física y lo que la gente piensa de él, a propósito de la pintura El taxi de Manuel Rodríguez Lozano, el pleito con Diego Rivera que ambos supieron inscribir en el arte, el amor que guardó siempre para Federico García Lorca luego de su encuentro con el poeta, su despedida de la poesía por no considerarse digno de escribirla más, su estrecha relación con el poder y su "prostitución literaria", pues fue el mismo poeta quien reconoció haber antepuesto su comodidad económica frente a lo que quería escribir. Por otro lado, el poema con que Fabre cierra el libro es, sin lugar a dudas, un muy gracioso desenlace, pues el autor juega con todos los rasgos que caracterizan al personaje
El día que mi cuerpo se volvió horrible
me dediqué a escribir
mierda.
El día que mi cuerpo se volvió horrible
me dediqué a escribir versos espantosos y perfectos
sobre la imposibilidad de la poesía
y sobre la imposibilidad del amor
para un cuerpo tan horrible como el mío.
Me travestiré de la Coatlicue:
me haré una falda de serpientes
y un collar de corazones y manos que no me pertenecen.
Si no se puede ser hermosa, hay que ser terrible,
y si no se puede
ser terrible,
hay que ser grotesca:
la misma pasión estética pero invertida.
Por eso y más, los insto a transgredir la limitante que podría suponerles el título de este libro, casi un disfemismo, o a seguir su curiosidad por lo disruptivo que hay en él y se aventuren a leerlo. No sólo se encontrarán con información desconocida, sino que será una lectura fluida y un tiempo de disfrute que también los hará repensar si la poesía sólo guarda espacio para los poemas retóricamente grandilocuentes.
María Fernanda Quiñones Ornelas (Ciudad de México, 1995). Egresada de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, FES Acatlán. Ha colaborado en las revistas Punto en línea y De-lirio.