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Los mundos de Roberta Buffi. Jorge Boccanera

boccaneraPoeta, novelista, ensayista y traductora italiana, de autores como Gamoneda, Pizarnik Buffi, Hugo Mujica por citar algunos nombres, es entrevistada por el poeta y periodista argentino Jorge Boccanera.

 

 

 

LOS MUNDOS DE ROBERTA BUFFI

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Poeta, novelista, ensayista y traductora italiana

 

Jorge Boccanera

 

La reconocida escritora  italiana Roberta Buffi, que ha traducido a su idioma a autores ingleses como William Blake y John Ruskin, y al estadounidense Henry James, es además una activa y eficiente traductora de la poesía hispanoamericana. Volcó al italiano, entre otras, la poesía de los españoles Antonio Gamoneda y Marga Clark, y de los argentinos Alejandra Pizarnik y Hugo Mujica.

Nacida en Fermignano, en la provincia de Pesaro y Urbino, Buffi, reside desde finales de 1999 en Madrid donde se desempeña como profesora de inglés.  Estudió en universidad de Edimburgo (Escocia), Klagenfurt (Austria), y se graduó en Lenguas y Literaturas Extranjeras Modernas en la Universidad de Florencia. Posee también un Doctorado en literatura australiana de la Universidad de Australia Occidental; de allí su interés por la literatura de este país de Oceanía.

A sus trabajos se agregan traducciones del italiano al español de la poesía inédita de Pier Paolo Pasolini, un ensayo de Galileo Galilei sobre el la cántiga "El Infierno"  de Dante y una Antología de poesía italiana contemporánea.
Como autora, Buffi escribió la novela La muerte cualquiera y los libros de poesía Cosas de amor y alma, El libro de Alma, A la última persona que somos, D’après Auguste Rodin, todos publicados en italiano,y el poemario escrito en español y editado en Madrid: Cien haikus de las estaciones inquietas.
Para La Otra mantuvimos con Roberta Buffi  el diálogo que sigue.

 

-De los numerosos libros traducidos hasta hoy, narrativa, poesía y ensayo, ¿tienes preferencia por alguno de esos géneros?
-Todos me interesan; cada uno proporciona una especificidad del lenguaje que refleja y se amolda a campos literarios que me fascinan: el ensayo como terreno de investigación y pensamiento, Hay investigadores que invitan al lector a reflexionar sobre ciertas obras desde puntos de vista novedosos y creativos, con gran sutileza estilística. Cuando traduces una novela o un cuento te sumerges en el mundo imaginado por el autor o la autora e intentas recrear en tu idioma esa atmósfera y el ritmo. La poesía es el mundo de la música compuesta por las palabras, de las imágenes que cautivan por su belleza y el ritmo que tratas de reproducir evitando alterar la musicalidad original.  Traducir poesía es quizás el reto más elevado.

-En el conjunto de tu trabajo resaltan poetas tan importantes como Pizarnik y Gamoneda, con líneas muy distintas..
-Antes de traducir un libro de poemas intento escuchar la música que viene de esas palabras, entrar en ese mundo de imágenes. Las poéticas de Pizarnik y Gamoneda son diferentes, cada universo lírico posee su propio tejido, su propia voz, su propia subjetividad y un lenguaje preciso. Cuando me muevo de un libro a otro es como si me trasladara de lugar, de un paisaje interior diferente a otro; trato de dejarme ir a cada nueva aventura existencial. Acceder al mundo poético de un autor o autora es entrar en una existencia única hecha de experiencias, memorias, sentimientos, maneras de sentir y ver las cosas, el dolor y la belleza que emerge incluso de la tristeza y de las imágenes más duras y gráficas. Así traduje Canción errónea de Gamoneda y la Obra poética completa de Pizarnik.

-¿Cómo fue traducir el lenguaje concentrado de Gamoneda, una poesía, al decir de uno de sus críticos, Vicente Muleiro, «sólidamente tramada»?
-Su poesía es densa, sí; sus imágenes arrastran hacia el abismo; hay palabras y versos a veces tan duros que casi duelen, se sienten en la piel, y a nivel sintáctico tienen su complejidad a la hora de traducir. Además, en la página las palabras ocupan una disposición precisa a nivel visual y gráfico. La revisión junto a Gamoneda, que colaboró con paciencia y amabilidad, fue meticulosa, porque justamente quería que las palabras en italiano reprodujeran el mismo entramado gráfico en cada uno de los versos respetando espaciados e interlineados.

-Argentina es fértil en poetas mujeres, de Alfonsina Storni a Olga Orozco, sin embargo Pizarnik es la más conocida fuera de su fronteras, ¿es reconocida en Italia?, ¿cómo fue traducirla?
-Aunque sea tan reconocida a nivel internacional, hace seis años me sorprendió que en italiano hubiera tan pocos libros publicados suyos y le propuse al editor Michelangelo Camelliti, de LietoColle, publicar su obra poética completa. Fue un reto impresionante traducir todos los poemas; un trabajo largo y arduo. En muchos momentos me atormentaba la duda de estar haciendo justicia a esa poesía tan personal y atribulada, caracterizada por metáforas que colindan con lo onírico y con estados anímicos lacerantes.  

-La poesía de Mujica implica en cambio una línea basada más en la filosofía y los elementos deductivos; resalta en su obra la lucha de opuesto y el uso de la paradoja en versos a ratos aforísticos.
-Es una poesía  más sucinta, muy sobria, las imágenes son esenciales; aparecen en la página como relámpagos y detrás de esa superficie gráficamente estructurada y escueta se despliega un pensamiento filosófico lapidario que pide cierta reflexión y se queda con el lector más allá de las imágenes. En especial las paradojas que son uno de sus rasgos estilísticos, que hacen a su poesía bastante intrigante y requieren un cuidadoso trabajo de traducción.

-¿Pensás que algún autor de todos los que tradujiste pudo haber influenciado de alguna manera tu escritura narrativa o poética?
-Uno de los objetivos de un escritor o escritora es el de crear una obra original y encontrar una voz propia; y quizás uno de los riesgos de trabajar con las traducciones literarias sea la de absorber, aunque sea inconscientemente, ciertas características estilísticas, o ciertas palabras que te puedan gustar en particular en tu propio idioma, de algún autor. De modo que el reto, al sentarse a escribir, es sacudirse imágenes, palabras o ideas que puedan haberte fascinado de otros autores o autoras que has traducido o sencillamente que has leído.   

Cómo fue que te volcaste a la literatura australiana?
-Mi tesis en la Universidad de Florencia, fue sobre las formas de representación del paisaje urbano en la literatura contemporánea, en las escritoras australianas contemporáneas. Exploré autores y autoras que han contribuido a la literatura en lengua inglesa desde la perspectiva de diferentes contextos culturales y sociales, y de países que todavía pertenecen al Commonwealth. Me sentí atraída por las teorías acerca de la literatura post-colonial,  el modo en que emplean, por ejemplo, el vehículo lingüístico de lo que fue el imperio británico; autores y autoras que nacieron y se educaron en los países considerados en los márgenes o en la periferia de ese imperio. Me refiero a países colonizados como la India o Canadá o Australia, donde descubrí  escritoras y escritores originales que abrían perspectivas nuevas e inesperadas a los lectores europeos. Lo mismo ocurre con las escritoras y escritores de los países de Sudamérica y las diferentes formas en las que utilizan la lengua española, que siempre depende de un contexto geográfico, social, político y cultural distinto que aporta vitalidad y diversidad al idioma. Terminados mis estudios, pedí una beca a la Universidad de Australia Occidental y acabé viviendo tres años y medio en Perth dedicada a escribir mi tesis doctoral sobre escritoras australianas.

-¿Qué autores australianos traducidos al español aconsejarías leer y por qué?
-Yo aconsejaría a Patrick White –un clásico contemporáneo, Premio Nobel de Literatura en 1973-, y a David Malouf y Peter Carey, novelistas que han reinterpretado mitos fundantes de su país con sutileza y de forma muy novedosa a nivel narrativo. Agrego a Gerald Murnane, Murray Bail y Richard Flanagan. Otras grandes escritoras como Barbara Baynton y Miles Franklin,  llevan a los lectores a la Australia de los colonos. Un caso especial es Sally Morgan, que con su autobiografía Mi lugar,  vendió más de medio millón de copias. Descendiente de aborígenes, Morgan relata cómo descubrió su verdadero pasado y habla del drama de los niños robados, que aún constituye un capítulo controvertido y oscuro en la historia del siglo XX de este país. Otra escritora que me encanta por su estilo refinado y el modo en que teje referencias literarias en las historias que cuenta, es Gail Jones, quien tiene traducida al español su bella novela La memoria de la luz. Yo traduje dos libros suyos de relatos al italiano.

-En 2017 publicaste el libro Cien haikus de las estaciones inquietas, ¿qué te llevó a un ese género?
En general no tengo gran capacidad de síntesis, sobre todo en la escritura, así que escribir haikus fue todo un reto. Escribí mi primer libro de haikus en italiano, dedicado a mi hija, El libro de Alma.  Me fascina del haiku el hecho de que en esas diecisiete sílabas, en esa geometría perfecta compuesta -tres versos de cinco, siete y cinco sílabas- hay que expresar una imagen o una idea con palabras precisas que encajen perfectamente y al mismo tiempo sean las más bellas y sugerentes con una musicalidad delicada. Por ello me atreví a escribir estos Cien haikus…,  mi primer libro de poesía en español, idioma que me encanta por su sensualidad y belleza únicas, incluso más que el italiano. No imaginaba que un día llegaría a emplear un idioma que no fuera el mío en la escritura creativa, implica algunos  riesgos. Después de este libro, escribíun nuevo poemario y dos nuevos libros de haikus en español que espero se publiquen  pronto.

 

HAIKUS DE ROBERTA BUFFI, BREVE MUESTRA

PRIMAVERA

VII
En hojas verdes
regresan envueltos
los recuerdos lentos.

VIII
El viento nuevo mueve
árboles, dunas,
miradas tristes.

XII
Tiembla el cuerpo,
entre pensamientos
de piedra y fiebre.

XX
Olor del aire
indescifrable como
mundos ausentes.

XXII
La piel suave
de las piedras lustradas
por turbias aguas.

XXIII
Atardece en
ventanas que enmarcan
vidas ocultas.

 

VERANO

VIII
El polvo seco
en los ojos, que quieren
quedar abiertos.

XIV
Sombras púrpuras
tejen los hijos de la
noche dormida.

XVI
Silentes calles
incendiadas por cantos
de ruiseñores.

 

OTOÑO

IV
El hierro negro
Encierra parques en la
Blanca escarcha.

XXI
De papel, brotes
que desprenden olor a
tiempo inmóvil.

 

INVIERNO

II
Ojos cerrados
en la oscuridad de
troncos durmientes.

VIII
Niebla: silencias
los enigmas del mundo,
lúcida niebla.