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Alejandra Atala. Angelina Muñiz-Huberman

angelina-muniz-hubermanLa reconocida escritora Muñiz-Huberman dice de este libro de Atala: "A lo largo de 65 cartas dirigidas a un caballero de tiempos antiguos, y del comentario que se inscribe después de cada una, el lector va conociendo aspectos de la vida de Skándara, una mujer de nuestra época que porta el apelativo de "Ciudad amurallada".

 

 

 

ALEJANDRA ATALA, LA LEGENDARIA CIUDAD AMURALLADA DE SKÁNDARA O LA ESPADA GOLONDRA 1
Angelina Muñiz-Huberman

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Alejandra Atala
Esta vez, Alejandra Atala incursiona en el género caballeresco por intermedio de epístolas. De este modo, la mezcla de estilos permite un juego entre tradición, innovación y suspenso dentro de un ambiente que desdibuja la realidad para centrarse en el mundo de lo onírico. Podría también llamarse un cuento de hadas extendido en el que fantasía y magia se entretejen.

A lo largo de 65 cartas dirigidas a un caballero de tiempos antiguos, y del comentario que se inscribe después de cada una, el lector va conociendo aspectos de la vida de Skándara, una mujer de nuestra época que porta el apelativo de "Ciudad amurallada". Como el epígrafe inicial del libro proviene del Cantar de los cantares podemos suponer que la ciudad amurallada es Jerusalén y así establecer la relación con el sueño: "Yo dormía, pero mi corazón velaba".  (Cantar: 5,2) A continuación se establece la simbología utilizada: por medio de letras cursivas y centrando las principales: la cruz-encrucijada y la cruz-
espada resaltan. Acto seguido, se especifica que los mundos interiores y exteriores son los mismos. Es decir, tiempo y espacio quedan abolidos. En otra sutil entrelínea misticismo y erotismo se insinúan.

A causa de que parte del epistolario ha desaparecido, junto con la arqueta que lo contenía, la primera carta que se lee es la número 41, con lo cual otro elemento más, el del suspenso, rige las páginas. Y si agregamos la entremezcla de vocabulario antiguo con lenguaje actual el panorama se va delimitando.

la-legendaria-ciudadEl mundo mágico-animal está representado por un gato, Strum, un caballo simplemente llamado Corcel, un león que intervienen en momentos cumbre. La protagonista, a quien podríamos denominar "caballera", está armada de los elementos que desarrollarán su historia: un tintero, un manguillo, la espada Golondra.  Historia que incluye el deseo de una vuelta a la infancia con la presencia de un amigo invisible que sería el caballero medieval.

A continuación, lamentando la pérdida de las cartas anteriores, Skándara no se explica cómo llegó al pueblo situado al pie de una colina y su ocupación como bibliotecaria. Pero todo cobra sentido y, esa podría ser la explicación de porqué hallarse en ese lugar, cuando descubre un antiguo rollo que contiene un  grabado. "Se trataba de una obra de arte, un grabado, para ser precisa, que la dejó toda engolfada en sus trazos e imágenes, que por más esfuerzo que hacía, no conseguía abarcarlo todo con su mirada". (p. 22) El grabado será otro de los asuntos a resolver y que marcará, poco a poco, los pasos de su camino de iniciación ritual.
La casa que habita es una casa encantada que irá mostrando sus secretos a lo largo de un tiempo medido por los sueños. En el jardín hay un columpio que remite a ese deseo de seguir guardando los tesoros de la infancia. Al mismo tiempo el vaivén se asemeja al acto de escribir y a los movimientos de la mano y del manguillo. De tal modo que todos los componentes de la escritura van encadenándose: imágenes mentales, recuerdos, asociaciones.

Las cartas perdidas son una obsesión a cuya memoria Skándara recurre para entender los misterios del mundo que la rodea. Uno de ellos es rememorar cómo obtuvo la espada Golondra en un acto que trasforma la vela de las armas y confirma su momento iniciático para convertirse en "caballera". Entonces se le revela que la noche de la confirmación la azulada luz que la iluminó provenía del reflejo de la armadura de su caballero. Y ahora sólo le falta la llegada de Corcel para completar la ceremonia.

Lo sucesos simbólicos se despliegan y un león que entra en su casa es el león que, de pronto, reconoce en una esquina del antiguo grabado. Como ficción y realismo son uno y el mismo, para el mágico león hay una cubeta con comida, a la contrastada manera de los cuentos de hadas y su borrar fronteras.

La "caballera" Skándara en su devenir histórico recorre las épocas y es capaz de saltar con naturalidad de la Edad Media a nuestros días. Puede describir su armadura como si fuera una encarnación de Juana de Arco y, de inmediato, denunciar las negatividades de la civilización contemporánea, la falta de concentración, la añoranza del silencio, el ansia de poder, el autoritarismo, las ideologías devastadoras, la naturaleza profanada, contra las que no hay armadura.

Luego del maravilloso encuentro entre Corcel y Skándara ésta se convierte en una centaura de tan unida con el caballo. Pero Corcel habrá de sorprenderla con sus relinchos, desapareciendo y apareciendo, y finalmente llevándola hacia una luz y una legendaria ciudad amurallada que reconoce como la del antiguo grabado. "Nada podía detener a Corcel, al viento libre y al libre ondear del aire en el deseo de Skándara, que surcaba sobre su caballo aquella estepa en la que, al avanzar, parecía tenderse como un mar sobre el tejido vivo de sus pensamientos". (p. 55)

Ciudad amurallada como la Jerusalén liberada de Torcuato Tasso en lo alto de la colina a la que no a todos los peregrinos les es dado ascender y donde la Sulamita busca a su amado. La Jerusalén a la que asciende Jesucristo con su inconsútil vestidura y la que provoca los "inconsútiles delirios" (p. 62) de Skándara-Atala.

El clima que va bajando de temperatura se aúna a los sucesos espirituales acentuados hasta el grado de evocar a Teresa de Jesús, Diótima de Mantinea, Hildegard von Bingen. (pp. 63-64)

La Carta 50, esencialmente mística, describe en un sueño-vivencia uno de los milagros del "hombre de cabello largo y crespo" (p. 65), con túnica blanca que revive a Corcel. No son necesarias palabras para entender de quien se trata, más la insinuante alusión a Pablo de Tarso [quien] "escribió sobre la armadura de Dios". (p. 42)

La relación con Corcel se intensifica cuando en otro sueño Skándara describe cómo la mirada del caballo y la manera en que ella lo acaricia es otra prueba más de la relación con la naturaleza: "Testuz contra frente, frente y testuz, se tocaron inexplicablemente. Esa mirada todavía permanece en mí, traspasándome". (p.70) Para en otras páginas describir el jardín de su infancia y todo el mundo viviente desde las amadas catarinas, la tierra, la vegetación, las flores, los insectos. El sagrado mundo de Skándara-Atala es total y, claro, enfrentado a la materialidad de nuestros días.

Strum no es olvidado y con la agilidad de los gatos pareciera saltar dentro del libro que se está escribiendo perpetuamente. Corcel sigue tomando la delantera de los hechos y conduce a Skándara hacia un escarpado lugar desde donde en la opuesta ribera ve, por fin, al Caballero sin la celada "y así fue como experimentó la percepción de sí misma por el hombre de la otra orilla". (p. 80) Al regreso de esa iluminativa experiencia a Skándara sólo le queda por hacer amasar y hornear un pan como el alimento más noble. Posteriormente, una botella de vino cierra una clásica escena ritual con la chimenea de fondo.

En otra cabalgata con Corcel éste la lleva a unos poblados y a un castillo al que con sólo desearlo la mujer se encuentra dentro, siente una extraña presencia y descubre un cuarto con una lujosa cama y al lado un hammam o baño turco. En sucesivas cabalgatas vuelve a vislumbrarse el castillo y aspectos del paisaje en una elevación plena de luz.

Hasta que un día, Corcel se detiene y no sigue adelante, por lo que Skándara asciende a solas hacia la revelación y queda en estado de trance.

La espada la Golondra tiene un papel protagónico en las andanzas de Skándara desarrollado, sobre todo, en las Cartas 62 y 63 desde su descripción detallada hasta la danza ritual que ejecuta con ella.

Y, por fin, gracias a Corcel, y sus mágicas cabalgatas Skándara comprende que es ella La Ciudad Amurallada y que ha llegado el momento de partir con sus tesoros acumulados y enfrentarse al regreso de la vida cotidiana cuando en la estación del tren la aguardan sus dos hijos, uno de los cuales parece entender la extraordinaria aventura de la madre y hasta vislumbra detrás de un árbol al Caballero que le ha contado historias. De este modo se pone el punto final.

En resumen, Alejandra Atala ha combinado en este nuevo libro las obsesiones que la caracterizan. Con su peculiar estilo reúne leyendas, tradición e innovación, simbolismo, inter e intratextualidad, magia y misterio, alegorías cristianas, un amplio vocabulario que fluctúa entre lo clásico barroco y lo moderno.

Un libro que guarda para cada lector muchas claves a descubrir.

 

FUL, UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO,
30 sep. 2021, Zoom

 

1. Alejandra Atala, La legendaria ciudad amurallada de Skándara o La espada Golondra, Editorial de Otro Tipo, CDMX, 2021.