Fin de año chino
Roberto Acuña
Diciembre llega en tonalidades verdes, rojas y blancas, uno siente el frío del invierno o al menos se lo imagina, si se vive, por ejemplo, muy cerca de la línea del ecuador o si es se "orquídea tropical", como decía Gabriel García Márquez. Al final de cuentas, poco importa el lugar de residencia, terminamos por recurrir invariablemente a la memoria cinematográfica, a canciones como "Amarga navidad" o al "Burrito Sabanero" y al recuerdo de otros fines de año inolvidables, para bien o para mal.
Este 2021 la Ciudad de México, como la mayoría de las grandes urbes, vivió un poco menos en la memoria que el año pasado, de septiembre para acá las calles comenzaron a congregarnos. Volvieron las ferias del libro, los festivales de manera híbrida o presencial, a pesar de los repuntes en ciertos países como Rusia, Austria, Corea del Sur…
En México, los casos van (o iban) a la baja, pero no se desestiman nuevas olas en un futuro y ni hablar de la inflación. Al mal tiempo, buena cara, y no existe mejor cara que seguir insistiendo en un oficio con un mal tiempo encima desde hace siglos, el del artista o el del editor. Figuras oscuras, la segunda más que la primera, pero sin dejar su calidad de demiurgo que salva muchas veces del olvido esos textos que nos redimen un poco de lo hecho con el mundo y con los propios seres humanos.
La literatura, en especial la poesía (por lo que nos compete), hoy más que nunca está obligada a seguir cumpliendo su función social (la lleva a cabo, aunque el autor no esté pendiente de ello). En este número de cierre de año, La Otra lo celebra junto a la poesía china, la cual quizá tenga unos tres mil años de antigüedad, según el estudioso Juan Ignacio Preciado, incluso más, dicen otros.
El puente levantado entre la poesía de la nación asiática y México no tiene mucho de haberse construido, inicia a principios del siglo XX gracias a dos poetas fundamentales para el país: José Juan Tablada y Octavio Paz, en el primero es más lo imaginado sobre la poesía escrita en China y sobre oriente en general que una verdadera lectura de su literatura. China, junto a Japón serán acrisolados por medio de la inspiración poética de Tablada para escribir unos haiku muy Sui generis; y Octavio Paz, por su parte, elaboró sus traducciones a partir de otras provenientes del inglés o el francés. Ninguno de los dos, que yo sepa, conocían el idioma.
Ambos, de cierta manera, imaginaban la literatura china, ya sea por otro, el traductor, o por diversos medios donde pudieron adquirir ciertas nociones sobre la cultura de aquel país. No por ello la calidad poética de Tablada en el haiku o la fuerza lírica en las traducciones de Paz quedan en entre dicho, al contrario, nadie duda de la importancia y la belleza de ambos esfuerzos. El escritor Margarito Cuellar, en el texto que usted encontrará en este número, da un panorama más profundo sobre la relación entre la poesía china y las naciones de habla hispana, pero también elabora una reflexión sobre la poesía del gigante asiático.
En la segunda mitad del siglo XX y en las primeras décadas del XXI empiezan a surgir y a encontrarse traducciones directas del chino al español. En el siglo XXI la proliferación de portales o revistas culturales en internet permitieron encontrar muchas de estas traducciones. Recientemente La Otra se ha beneficiado de la bondad de traductores como Radina Dimitrova, Lucía Fernández, Angela Tongxin Fan, Javier Martín Ríos o Sun Xintang.
Las traducciones, por su parte, si bien no pueden darnos la musicalidad del idioma chino, la respiración y el metro de su lírica, no por ello son arrítmicas, al contrario, los traductores de este número crean un vaivén sonoro para cada poema; reinterpretan la música y con ello nos hacen partícipes de los sentimientos y estados anímicos de los poemas presentados. Ouyang Jianghe uno de los grandes poetas contemporáneos de China señala: "La respiración se alimenta así misma; en un baile, en una danza,/ y todo lo que el corazón es se convierte en lo que no es".
La lírica es una danza de respiraciones, una orgía de ritmos que nos transmiten un sentimiento intraducible, porque el ritmo no es concepto, la musicalidad está más allá del lenguaje escrito, pero ésta es el alma de la lírica; gracias a la cadencia de la frase el concepto adquiere espíritu, resuena y eriza la piel, y "todo lo que el corazón es, siguiendo a Ouyang, se convierte en lo que no es". La Otra agradece el empeño de todos los traductores que han colaborado para éste y otros números de la revista; en especial al apoyo y la guía de Angela y Sun, ellos son los verdaderos artífices de esta muestra de poesía China contemporánea que usted, lector, tiene en sus pantallas.
Este número contiene un artículo del poeta Shen Haobo (1976) titulado "Verso coloquial, el cuerpo y la vanguardia". En este texto, el escritor realiza una reflexión profunda de la poesía contemporánea de su país. Sus poemas, por otra parte, inician en lo cotidiano de las relaciones humanas para revelar la hondura y la tristeza del hombre.
La poesía de Zhao Si (1972), por otro lado, juega con los mitos del origen, formula preguntas cuyas respuestas parecen no ser indispensables, porque lo esencial está signado en la pregunta misma; abre para nosotros el horizonte y empieza a poblar la calle con zorros, tortugas, liebres. En su escritura existe un dejo de canción popular, de folclor escuchado en la infancia. Su poesía no es una casa, no está en una habitación, abre los brazos al aire libre, contempla el mundo como si observara su propio cuerpo.
La selección poética de Echo Chen (1943-1991) es un largo viaje hacia la nostalgia, es decir hacia lo perdido, lo irrecuperable. Se recuerda el ruido, el tacto de las piedras, el sonido del agua, pero éste de pronto es polvo, melancolía. No hay derrota en ello, porque la poeta sabe que la palabra poética convoca la distancia, acerca el recuerdo al corazón.
Escribe An Qi (1969): "En mi primavera me siento muy sola./ El fuego alza un enorme espacio en blanco./ Hay que vivir esta única vida eterna". Y entonces sentimos que el inicio del año no era lo que nos contaban, la primavera tiene connotaciones tristes y dolorosas para la poeta; pero a pesar de todo, el ser humano debe sobreponerse y continuar, debe intentar acariciar el sol y ser atravesado por sus rayos (parafraseo unos de sus versos, usted los encontrará en su selección poética).
Es la primera vez que la poesía de Xu Lizhi (1990-2014) se publica en México. Poeta con un destino trágico, cuya obra está ligada a estos tiempos posmodernos, regidos por un capitalismo feroz, donde los diversos yo líricos (que dan cuenta de las luchas espirituales del escritor) quedan subyugados a la realidad atroz del asalariado. La poesía de Xu duele porque refleja nuestra condición ante las leyes del Mercado, las cuales no se interesan por el alma humana, por el crecimiento espiritual del individuo. Su poesía es testimonio de sus tribulaciones, vejaciones y derrotas que padeció en vida.
Angela Tongxin Fan toca en su artículo el inicio de la poesía contemporánea en China, así como la importancia que tuvo el escritor y filósofo Hu Shi en esta renovación literaria. Por otro lado, nos comparte la manera en que la literatura de Latinoamérica llega a China y los puentes tejidos gracias al trabajo de los traductores y gestores culturales para dar a conocer a los escritores chinos contemporáneos.
Sun Xintang, en su ensayo "Hu Xian: la armonía de las cuerdas musicales", escribe sobre la modernidad de la poesía china, pero también de su adolescencia; como centro toma al poeta Hu Xian, el cual abreva tanto del arte Oriental como Occidental. El ensayo viene acompañado de una muestra poética del propio Hu Xian.
Un lugar muy especial en este número lo tiene el poeta Wen Yidou (1899-1946), no sólo por ser el escritor que representa en esta muestra poética a los nacidos en la primera parte del siglo XX, su propia biografía está unida a la propia Historia de su país, asesinado por agentes del Partido Nacionalista. Su poesía en el libro Aguas muertas (1928) es de una intensidad a veces contenida, a veces relampagueante, a veces visceral. La selección poética que encontrará proviene de dicho poemario.
Espero disfrute todas las colaboraciones de este número y que se forme a su vez una breve imagen de la poesía contemporánea china, pero también de China misma a través de esta multiplicidad de voces, quizá algún poeta plante un Ginko o un poema oriental en su imaginación al cual pueda colgar su invierno latinoamericano. Un abrazo y feliz fin de año, le deseo lo mejor.
Roberto Javier Acuña Gutiérrez (Ciudad de México, 1981). Es escritor, tallerista, profesor universitario en las carreras de Comunicación y Letras Hispánicas en la UNAM. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: Tarde en recordar (UANL, 2017), Los ojos negros de la noche (Surdavoz, 2019), Regusto a diablo (2020, Tintanueva), Calaverio (2020, Cómics poéticos), El infierno es con nosotros (2020, Mantra). Ha obtenido distintos reconocimientos y premios en poesía, crónica, cuento y ensayo.