Mercedes de Vega narra la historia desconocida de Marie Jelen y nos comparte la entrevista que le hizo a Serge, hermano de Marie, quien fue entregada a los nazis por el gobierno colaboracionista francés.
Marie Jelen, una historia desconocida y entrevista a su hermano Serge
Mercedes de Vega
Conocí la existencia de Marie Jelen a través de sus cartas, que descubrí por casualidad investigando sobre víctimas de Auschwitz para mi novela El largo sueño de Laura Cohen.
Tropezarme con ellas fue el comienzo de una revolución interior que culminé escribiendo la biografía de Marie y de su madre Estera, y fue durante el confinamiento, en la primavera del año 2020, inmediatamente después de publicarse El largo sueño de Laura Cohen. Pero el proceso de investigación duró más de cinco años. Marie Jelen es uno de los personajes reales de esta novela, aunque Marie aparece de forma parcial.
Una Historia desconocida, Marie Jelen es una biografía elaborada con el material que pude reunir de Marie, de su familia, y de lo que le sucedió, atraída por la fuerza poderosa de esta niña, secuestrada en la redada del Velódromo de Invierno, por la gendarmería francesa del Estado colaboracionista del mariscal Philippe Pétain.
Para escribirla he reconstruido la época del París de la Ocupación, los estatutos, leyes y disposiciones contra los judíos. Es también un vagabundeo por el Paris de Patrick Modiano al que tanto le debe mi historia de Marie Jelen como él se lo debe a Dora Bruder. Dos niñas que tuvieron el mismo destino, separadas apenas por unas calles de París.
Una Historia desconocida, Marie Jelen es encontrarnos con Georges Perec y su familia, emigrantes polacos como lo eran los padres de Marie, en el mismo barrio de Combate, a unas manzanas al sureste de la rue de Meaux, en la misma área donde vivía Dora Bruder.
La vida de Marie contiene miles de vidas que no han podido ser contadas. Es la infancia devastada por la maquinaria salvaje de un régimen político de aniquilación de todo un pueblo que envió a cámaras de gas a más de un millón de niños como Marie, con un inhumano padecimiento, en el mismo corazón de nuestra Europa de ciudadanos cultivados con altos ideales democráticos y valores humanos.
Es también el relato de un padre en busca de su hija y de su mujer detenidas, mientras él trabajaba en una granja agrícola en las tierras francesas anexionadas a Alemania, explotadas por la WOL, en las Ardenas, tras serle incautada su sastrería de la rue de Meaux. Icek Jelen era sastre menudito, de ojos azules y con un pronunciado acento yiddish. Un hombre al que le arrebataron su familia en el París más tenebroso, al que emigró con su mujer buscando un futuro. Pero Icek Jelen sobrevivió a la Ocupación y murió en Lille con setenta y tres años, sin que el Estado francés le hubiera otorgado la carta de ciudadanía, cuando el mismo Estado había entregado a su familia a los alemanes para hacerla desaparecer.
El lunes, 21 de septiembre de 1942, deportaron a Marie en el convoy nº 35, el último que partió de la estación de Pithiviers a Auschwitz-Birquenau. El último de todos los que fueron. La acompañaron 163 niños que brillaban como los corazones condenados a muerte. Junto a mil personas que tuvieron un final sombrío y vacilante, aplastados por los resortes de una maquinaria salvaje.
Gracias a las cartas que Marie le envió a su padre desde el Velódromo de Invierno y el campo de transito de Pithiviers conocemos su historia. Están publicadas en el libro tal y cómo ella las escribió, traducidas y ambientadas en su contexto para mostrarnos lo que le ocurrió a ella y a su madre y a las más de 13.000 personas que fueron detenidas en París durante las redadas del 16 y 17 de julio de 1942, y que muy pocas se salvaron de los campos de exterminio. ¿En qué lugar nos deja todo esto a los europeos?, deberíamos preguntarnos.
Una de las sorpresas más emocionantes que me ha deparado el destino al escribir este libro es haber encontrado al hermano de Marie, Serge Jelen. Una recompensa inimaginable. Él ha sido mi fuente más estimable para poder rellenar los enormes vacíos con los que me he encontrado a la hora de reconstruir la vida de Marie y de sus padres. Vidas sencillas como la de la mayoría de las personas.
Serge Jelen ha tenido la amabilidad de concederme la única entrevista que ha dado y que podemos leer a continuación. Un testimonio que por primera vez se publica. Desde aquí mi mayor reconocimiento.
ENTREVISTA A SERGE JELEN
Me siento en deuda con usted por su amabilidad y buena disposición a contestar mis preguntas que son las preguntas que todos nos hacemos cuando leemos la historia de Marie y sus conmovedoras cartas que han quedado para la posteridad, la memoria y el recuerdo de todas las víctimas de la Shoah, y en especial de los niños, mártires inocentes que honramos desde aquí. Le estoy inmensamente agradecida, porque Elie Wiesel nos hizo saber que el silencio estimula al verdugo y negar el Holocausto es volver a él.
1. ¿Qué sintió y pensó cuando contacté con usted por primera vez y leyó mi correo que solicitaba ayuda desesperadamente para completar las preguntas que me hacía como escritora y ser humano, incapaz de encontrar respuestas?
—Su correo me hizo muy feliz. Es increíble de que existas y que hagas lo que haces. La verdad, no sé cómo agradecértelo. Que sea mi hermana, de entre el millón y medio de niños judíos desaparecidos, niños que no han podido vivir su vida, envejecer en paz y cuántos no pudieron nacer, es emocionante.
2. Se preguntaba Elie Wiesel: "¿Cómo se llora a seis millones de muertos? ¿Cuántas velas se encienden? ¿Cuántas plegarias se oran? ¿Sabemos cómo recordar a las víctimas, su soledad, su impotencia? Se fueron sin dejar rastro, y nosotros somos ese rastro". ¿Cómo recuerda usted a su hermana?
—Elie Wiesel tiene mil razones para decir lo que dijo. Y yo en el pasado, cuando era joven, no conocía la historia a mi hermana porque simplemente mi padre nunca me lo contó. Ni mi madre la sabia, que era su segunda esposa. Ella solo conocía que mi padre era viudo, con una hija que había desaparecido. En su momento, al hablar de "desaparecidos" queríamos decir "deportados". Eso es todo. Ni mi madre ni yo conocíamos la terrible historia de ellas; mi padre no habló nunca de eso.
Tampoco la palabra Shoah se usaba entonces. En yiddish la palabra usada era Hóurban, que significa algo así como una inmensa destrucción. Shoah es una palabra hebrea usada hoy en Europa. En Rusia se habla de KATASTROPHA, en mayúsculas. En inglés y durante mucho tiempo en el mundo hemos hablado de Holocausto.
3. Entonces, su padre jamás le habló de Marie ni de Estera.
—Mi padre nunca me habló de mi hermana ni de su madre, en realidad, Rayzel, como se escribe en yiddish. Lo supe después del descubrimiento de las cartas.
4. Fue usted, Serge, quien descubrió las cartas de su hermana Marie. ¿Cómo fue ese momento?
—Mi padre estaba enfermo, volvía de su primera hospitalización, cuando tuve que buscar algo que necesitaba en el bolsillo en su chaqueta, colgada del perchero en el pequeño pasillo de nuestro minúsculo apartamento de Lille, es cuando descubrí las cartas y el retrato de Marie, que es el único que existe de ella, en un estado de bastante deterioro.
»En ese momento el mundo me dio la vuelta, el cielo cayó sobre mí y la tierra dejó de girar.
5. ¿Qué le dijo usted a su padre sobre las cartas y la fotografía de Marie?
—No se lo dije a mi padre, por supuesto, él estaba cama, muy enfermo, ya en 1977.
6. Entiendo que él no le contó nada sobre la existencia de las cartas de su hermana.
—Mi padre nunca me habló de las cartas de Marie. Cuando las descubrí me di cuenta inmediatamente del valor sentimental e histórico que tenían. Saqué copias, que son las que se han publicado.
7. Aunque fuese de forma indirecta, ¿nunca le habló su padre del París de la Ocupación, del Velódromo de Invierno, del campo de Pithiviers donde fueron internadas antes de la deportación?
—Mi padre nunca me habló del arresto de Marie y de su madre, ni del Velódromo de Invierno, ni de Pithiviers.
8. ¿Le contó su padre en qué momento salió de la granja agrícola en el norte de Francia en la que trabajaba cuando recibió las cartas de Marie para salir en su búsqueda hacia París?
—Solo me dijo que había dejado "la granja" en las Ardenas para ir a París y cuando volvió no quedaba nadie. Todos los trabajadores habían sido deportados porque eran judíos. Y allí decidió ir hacia el sur y llegó a Nontron. Así salvó la vida.
9. Entiendo que no le contó que en París trató de encontrar a Marie y a Estera, y que fue una búsqueda infructuosa porque habían desparecido de la faz de la tierra.
—No, no habló de búsquedas fallidas. Pero en 1980, unos años después de encontrar yo las cartas de Marie y conocer la historia, realicé una solicitud de defunción en el juzgado de París. No me contestaron en un año, y yo mismo me personé en la Corte de París, donde me contestaron muy escuetamente que tenía que preguntar en el ayuntamiento de Pithiviers. Llamé por teléfono y escribí y recibí un certificado de defunción de mi hermana que decía que en 1942 había fallecido en Pithiviers. Lo recibí una semana después del fallecimiento de mi padre. Según las autoridades francesas mi hermana murió en Pithiviers en 1942.
10. Debe ser muy difícil para usted hablar del pasado, rememorar tiempos tan duros e incomprensibles. E incomprensible es ese certificado de defunción que no declara la verdad. ¿Por qué decidió emigrar usted a Israel, desde Francia? ¿Y en qué momento decidió hacerlo?
—Era un deseo muy antiguo, desde el proceso de Adolf Eichmann en Israel.
11. ¿Cual fue su experiencia en Francia, su país natal? ¿Se sintió usted y su familia acosado o marginado por ser judío? Usted nació después de la Segunda Guerra mundial.
—No, no fuimos ni mi familia ni yo acosados o martirizados como judíos. La vida transcurría normalmente.
12. ¿Cómo recuerda usted a su padre?
—Mi padre era un hombre sencillo que amaba su trabajo como sastre.
»Asesinaron a su hija y a su primera esposa, a sus hermanos y hermanas.
»Tenía una paciencia infinita. Yo era el centro de su vida. Cocinaba muy bien y me encantaba su cocina. Se fue hace 40 años y pienso mucho en él. Al final de su vida estaba muy débil. La última vez que lo pesé lo tomé en mis brazos y me subí a la báscula con él: pesaba 40 kg. Estuvo postrado en cama, en su casa, durante 5 años, mi mamá lo cuidaba a tiempo completo cuando yo no estaba.
13. Primo Levi escribió en su libro Los hundidos y los salvados: "Estos son los hechos; funestos, inmundos y sustancialmente incomprensibles. ¿Por qué, cómo llegaron a producirse? ¿Se repetirán?". ¿Cree usted que se repetirá algo así en la historia futura de la humanidad?
—Hasta el día de hoy me hago la pregunta: ¿por qué los alemanes, gente inteligente, culta, delicada, la patria de Heine y Schiller? Y no encuentro respuestas que me satisfagan. Ha habido "situaciones" terribles en la historia, incluso en la prehistoria, pero una "situación" como la del Holocausto es absolutamente única. Se han exterminado a los armenios en Armenia, a los camboyanos en Camboya, a los tutsis en Ruanda, pero tan pronto salían de sus países podían estar a salvo. En cambio, los judíos fueron perseguidos en 25 países, no así en España, tengo que decir. Fue algo único y una "situación" completamente nueva en la historia de la humanidad.
14. Le gustaría añadir algo, Serge.
—Una nación puede regenerarse así misma. Pero los nazis nos cortaron de raíz. Tras la Segunda Guerra Mundial prácticamente no quedaban en la Europa ocupada niños judíos menores de 10 años.
Que Dios le bendiga, Serge Jelen. Gracias de todo corazón por concederme esta entrevista y ofrecernos su testimonio.
Mercedes de Vega, en Madrid, a 21 de febrero de 2022.