El sueño de la otra
(Fragmento)
Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme,
debajo de la lluvia.
GONZALO ROJAS
I
Sé que la mitad de mí
está despierta
porque molesta el sueño
de la otra.
II
Contigo di a luz
dos hijos
que nunca nacieron.
Los vi crecer
y cuidé de ellos
hasta que tuvieron edad suficiente
para partir.
III
Creí saberlo todo
cuando me miré a los ojos
por primera vez
Detrás de mí
estaba la marioneta.
Aquella que aguantaba con sus dientes
los hilos de mis brazos.
Aquella que empujaba con su lengua
mi cabeza hacia atrás
y hacia delante.
Aquella que dirigía mis pasos
con sus manos,
empujando las caderas con un dedo.
La que pegaba su torso a mi espalda
para hacerme mover.
En fin, la igual a mí, la otra,
la que permanecía entre las sombras
mientras doblaba mis rodillas
con sus pies
hasta hincarme
IV
Me he dado cuenta
de que puedo sobrevivir
a los domingos.
Días como puentes,
con olor a vejez.
Largos,
como la cometa
que cortó su hilo
y cae a tierra.
V
Te hablo desde un océano desconocido,
justo antes de seguir la ola,
que se aleja
hasta el lugar donde la muerte
no es más que una noche
ofreciéndose
a la madrugada.
VI
Me dijeron que tendría una infancia feliz.
Existen anuncios de tiempos locos,
de cabezas al revés.
Un juego de espejos,
con imágenes que se deforman:
altas, gruesas, anchas, bajas.
Un túnel para el miedo,
con manos que te agarran
y te sueltan.
Ya viene la feria.
Una montaña rusa,
un tiro al blanco.
A la salida,
te darán un oso negro,
como premio.
VII
Me bautizaron con rostro de mujer
y ungieron mis piernas
con aceite.
Luego hicieron resbalar por ellas
el nombre
con el que aún me llaman.
No me arrepiento,
pero cada vez que mojo mi piel
con gotas de la bendita agua
confieso el sonido
de las campanas de reloj.
VIII
Por este orificio de mujer
han pasado agujas en forma de luz
que bordaron extrañas historias
donde milenarios héroes apagaron su sed.
Por este orificio de mujer
salió la estrella fugaz
que lleva el hilo
del deseo y la memoria
IX
Vuelvo a preguntarme lo mismo
No me oigo
Estoy atenta,
pero no arriesgo las palabras.
Son tan fuertes
¿Qué misterioso fuelle las empuja?
Cuando por fin están listas
se enredan con la lengua.
No sé hablar
Tampoco aprendí a besar.
X
He visto en el espejo mi felicidad
Era de un color de luna
y olía a hoja y lluvia
No tenía labios,
pero a mí me pareció bella.
Yirama Castaño Güiza nació en Socorro, Santander, Colombia. Poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Libros de poesía publicados: En los labios de la noche, poesía reunida (1990-2022), El Sueño de la Otra, Corps avant l´ oubli, Cuerpos antes del olvido, Malabar en el abismo. Antología, Memoria de aprendiz, entre otros. También parece su obra en las antologías: Pájaros de sombra, 17 poetas colombianas y Queda la Palabra Yo, Antología de Poetas Colombianas Actuales.