Claudia Sandoval,
Bitácora de mis entrañas,
Secretaría de Cultura del Gobierno de Hidalgo,
Pachuca, 2022
52 pp.
“Ser escritor es construir un centro grande, ruidoso, brillante del yo, desde el cual se le da voz a lo escrito, y cualquier exigencia que obligue a aniquilar este yo, mientras sigue escribiendo y dando voz a lo escrito, involucra al escritor en una serie de importantes actos de subterfugios o contradicción.” (Anne Carson, Decreación, Vaso Roto, 2014. p. 233).
Esta definición de Anne Carson refleja el ejercicio poético de Claudia Sandoval en su Bitácora de mis entrañas, con el cual obtuvo el Premio Estatal de Poesía “Efrén Rebolledo” en 2021; su primer libro.
En este libro, Claudia da voz —en primera persona— a decenas de historias que se suceden a diario respecto a las mujeres en este país, pequeñas historias que van tomando forma y peso con la escritura y la consciencia. En ese sentido es donde se transluce el concepto de Carson de la contradicción: Claudia aniquila esa construcción “grande, ruidosa, brillante del yo” para ser otra, para versar sobre las otras. Oxigena con sus palabras y su ritmo los tópicos que se han mantenido en silencio, a la sombra de generación en generación.
Este breve poemario —compuesto por 38 cuartillas— se encuentra dividido en dos partes: la primera versa sobre la desaparición de mujeres en México y la segunda, aborda la fecundación, la maternidad y la no maternidad, la decisión de decidir sobre el cuerpo.
El libro de Claudia es un acuario donde sus poemas fluyen, nosotros observamos ese microcosmo que se nos revela en su temor y se rebela con contundencia:
Cuando limpio mi casa
pienso en cuál forma de morir
ensuciaría menos.
[…]
Si me lanzo desde el balcón
y mi cuerpo revienta contra el suelo,
no podría limpiarlo después.
El poema se construye con preguntas, el poema se cimienta con tristeza, con miedo. El poema se conforma también con ausencias. El poema requiere de silencio e inflexión. El poema es un relato de relatos donde confluyen diversas mujeres para deletrear la premonición de sus destinos, muestran sus entrañas como retazos de tela distintos y dispares para confeccionar una especie de colcha patchwork. Todos estos testimonios, estos jirones desgarrados, son reunidos por la mano de Claudia, por la aguja y el hilo entre sus dedos:
[…]
Somos dos cuerpos en un cuerpo
si tú no estás
mi propia existencia se diluye
si yo no estoy
tú no tienes nombre.
Concuerdo con Eva Castañeda cuando puntualiza “cuerpo y memoria, son en Bitácora de mis entrañas, una dupla poderosa que nos lleva al permanente cuestionamiento de una realidad que históricamente ha sido hostil y compleja para las mujeres.” Esta dupla abarca lo privado, lo íntimo, con lo colectivo, convirtiéndose en político. La autenticidad se juzga por medio del lenguaje y el cuerpo y se ofrece respuesta con el propio cuerpo y el lenguaje.
Claudia Sandoval resume y concluye su Bitácora de mis entrañas con los siguientes versos:
[…]
Yo también quiero testigos
de lo que se rompió,
de lo que está muerto
de mi propio cadáver.
Nosotros, sus lectores, somos sus testigos. Su voz no se desvanecerá en el aire, la fuerza de sus versos no quedará pulverizada entre la tierra, por todas las voces que Claudia les dio voz, por todas las pequeñas grandes historias que merecen ser escuchadas como un mínimo acto de justicia y dignidad en este su primer libro de poemas.